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Dimite en bloque el Gobierno de Líbano tras la explosión en el puerto de Beirut

El primer ministro de Líbano, Hassan Diab, ha anunciado esta tarde la dimisión en bloqueo del Gobierno tras la explosión registrada el 4 de agosto en el puerto de la capital, Beirut, que ha dejado más de 200 muertos y 7.000 heridos y ha devastado parte de la ciudad. Las protestas ciudadanas y los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad continúan.

Los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad se han repetido hoy en Beirut. (Joseph EID/AFP)
Los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad se han repetido hoy en Beirut. (Joseph EID/AFP)

En un mensaje a la nación en el que ha anunciado la renuncia en bloque de su Gobierno, el primer ministro libanés, Hassan Diab, ha sostenido que el Ejecutivo «da un paso atrás para estar junto a la población» y ha defendido que de esta forma «acata la demanda de la población por un cambio real».

Sin embargo, ha lamentado que la clase política libanesa «se resista, utilizando todos los medios sucios para evitar un cambio», antes de manifestar que «algunos no han interpretado adecuadamente la revolución del 17 de octubre», en referencia al estallido de unas protestas que llevaron a la caída del Ejecutivo de Saad Hariri.

Por otra parte, ha resaltado que la explosión de la semana pasada en el puerto de Beirut «es una consecuencia de la corrupción crónica» en el país y ha agregado que «la red de corrupción es más grande que el Estado», según ha recogido el portal libanés de noticias Naharnet.

El anuncio de Diab era esperado, dado que el ministro de Obras Públicas, Michel Najjar, ya había adelantado que el Ejecutivo iba a dimitir, después de que hasta cinco ministros abandonaran sus cargos en las últimas horas.

El incidente, atribuido a la explosión accidental de 2.750 toneladas de nitrato de amonio mal almacenado, ha reactivado las protestas en Beirut. Estas manifestaciones se han saldado con la muerte de al menos un policía y cientos de personas más heridas.

Las explosiones han tenido lugar en un momento en el que Líbano atraviesa una grave crisis económica –la peor desde la guerra civil (1975-1990)– y se teme que la destrucción ocasionada por las mismas impacte directamente en la importación de alimentos y otros productos básicos.