El noruego firmó una cesión por dos años con el club donostiarra, y no se ha cansado de repetir que su intención era cumplir con lo suscrito. Pero donde hay patrón no manda marinero, y Florentino Pérez ya ha transmitido a la Real sus intenciones. NAIZ ha podido confirmar que el tema no está aún definitivamente cerrado pero que en este caso no conviene hacerse ilusiones. Dicen que un pesimista es un realista bien informado.

La marcha de Odegaard sería un duro revés para la parroquia blanquiazul. Con solo 21 años, en una única temporada ha demostrado calidad, humildad y profesionalidad dignas de elogio.

Lo primero resulta evidente para cualquiera que haya visto un par de sus partidos. Sobre todo durante la primera mitad de la temporada, antes de que su rodilla derecha le empezara a dar guerra. El contraataque de Son Moix, una asistencia mágica a Oyarzabal ante el Alavés, el golazo de falta en El Sadar… A su juego con el balón cabe sumar su trabajo sin él.

Odegaard se aleja además del tan común prototipo de millonario prematuro. Bien asesorado, sin extravagancias, con declaraciones siempre cabales… alguien que se viste por los pies, que tiene claro a dónde quiere llegar y cómo recorrer ese camino.

Y en la recta final se ha ganado no solo la admiración de su público, sino también su corazón, al no borrarse cuando la Real se jugaba un billete europeo, a pesar de sus fuertes dolores en la mencionada rodilla, que llevaron a Imanol Alguacil a dosificar sus minutos.

En Zubieta no permanecen quietos, y se habla del interés donostiarra por el punta mexicano José Juan Macías, jugador del Chivas de 20 años. Además, en los debates en clave txuri urdin siempre aparece la opción de que Oyarzabal juegue por dentro en la posición de Odegaard, ya que en las bandas tiene buenos mimbres con Januzaj, Barrenetxea, Portu y ahora Merquelanz.