El pasado día 9 se anunciaba que ese mismo día el preso Iñaki Bilbao Goikoetxea había entrado en huelga de hambre en la cárcel de Puerto-III para reivindicar una Euskal Herria «independiente, socialista, unida y euskaldun».

Ya en 2017 Bilbao realizó una huelga de 30 días. En esta ocasión el preso ha sumado una suspensión de comunicaciones, derivada del hecho de que ha decidido no abandonar la celda durante la huelga.

«No tendrá horas de patio ni mantendrá comunicaciones, ni visitas ni comunicaciones telefónicas», explicó hace dos semanas Amnistiaren Aldeko eta Errepresioaren kontrako Mugimendua  (ATA), que ha convocado concentraciones en algunas localidades en los últimos días.

En todo caso, Bilbao no aparece en la lista de presos que ATA tiene en su web. Este movimiento cita a cinco personas en esa lista de prisioneros que están fuera del Colectivo de Presos y Presas Políticas Vascas (EPPK), pero no a Bilbao.

Bilbao fue uno de los primeros presos que abandonó EPPK a consecuencia del cambio de estrategia de la izquierda abertzale y del cese de la lucha armada por parte de ETA, organización a cuya militancia también renunció. Sus posiciones han estado muy marcadas por la defensa de la práctica armada.