Imanol INTZIARTE

El elefante Aldigé en una cacharrería llamada Biarritz

Es rugby, sí, pero no es solo rugby. Jean-Baptiste Aldigé preside desde hace dos años el club Biarritz Olympique, designado por el financiero Louis-Vincent Gave. Tiempo más que suficiente para haber influido en la política municipal y enemistarse con medios de comunicación, electos, técnicos y aficionados. Una grabación, a la que ha tenido acceso ‘Mediabask’, ha destapado sus maniobras

Jean-Baptiste Aldigé, presidente de Biarritz Olympique.
Jean-Baptiste Aldigé, presidente de Biarritz Olympique.

Cuánto se puede cambiar en una década. Hace poco más de diez años, Biarritz Olympique disputaba en París la final de la Champions de rugby, entonces llamada Heineken Cup. Su rival fue el Stade Toulousain. Era su segundo asalto al trono europeo, y volvió a quedarse con la miel en los labios, al igual que cuatro temporadas antes frente a los irlandeses de Munster.

Fue el penúltimo fogonazo de un equipo que venía de ganar tres títulos de liga en 2002, 2005 y 2006. Aún le daría tiempo de alzar en 2012 el trofeo de la Challenge Cup, la segunda competición continental en orden de importancia. Los ingresos por patrocinio bajaron bruscamente, el nivel de la plantilla se resintió y ello desembocó en el temido descenso al final de la temporada 2013-2014.

Se abrió un periodo de turbulencias con la muerte de su histórico mecenas Serge Kampf –fundador de la empresa Capgemini–, los tensos y estériles intentos de fusión con el Aviron Bayonnais, la abrupta marcha del mítico Serge Blanco –ahora de vuelta como técnico del equipo cadete–, un quiero y no puedo económico que generó una deuda cada vez mayor, una ruleta de presidentes de quita y pon…



Era el caldo de cultivo perfecto para la aparición de un mesías que prometiera estabilidad y maletines llenos de dinero, al estilo de los futboleros jeques árabes. En este caso el clavo ardiendo al que agarrarse aterrizó procedente del Lejano Oriente: Louis-Vincent Gave, cofundador y CEO de GaveKal Capital, firma de inversiones radicada en Hong Kong. Lo que se viene llamando un ‘tiburón’ de las finanzas. Según se publicó, fue un cheque de 4,6 millones de euros para tapar agujeros lo que le abrió de par en par las puertas de Aguilera.

Trotamundos del oval

Gave se trajo de la mano al joven Jean-Baptiste Aldigé, 34 años entonces. Natural de Agen, combinó sus infructuosos intentos de llegar a la élite como jugador de rugby con su aprendizaje en el mundo del marketing y la gestión deportiva. Emigró a Hong Kong, donde siguió jugando, y cuatro años más tarde logró ser internacional con la selección de esta ciudad con un peculiar estatus.    

Tras su toma de posesión, Gave retornó a sus quehaceres a orillas del Pacífico y dejó al mando a su hombre de confianza, quien desde el primer minuto entró en la sociedad labortana como elefante en cacharrería. No le han faltado polémicas públicas con medios de comunicación como Mediabask o Sud-Ouest, con políticos como el exalcalde de Biarritz Michel Veunac, la actual primera edil Maider Arosteguy o el lehendakari de la Mancomunidad Vasca y alcalde de la vecina Baiona Jean René Etchegaray, con técnicos como Jack Isaac, y por supuesto con sus archirrivales deportivos del Aviron. Desarrollarlo todo daría para un culebrón.

La aportación inicial de Gave sirvió para evitar el colapso, pero el problema de fondo persistía. Los ingresos –menos esponsors, menos asistencia– no cubrían los gastos de un equipo de ProD2 que aspira a volver a la élite.  

En marzo de 2019, Aldigé presentó su bálsamo de Fierabrás, su solución a todos los males, modificando al alza los planes del Ayuntamiento en el ‘plateau’ de Aguilera –la pequeña meseta en la que se ubica el estadio– con un planteamiento que iba a convertir al Olympique en autosuficiente. 



Renovación de las infraestructuras deportivas existentes, construcción de nuevas instalaciones –sala multiusos, oficinas, locales de restauración, centro comercial–, un centro de formación deportiva, hotel y cerca de 400 viviendas, la mitad de las cuales tendrían «carácter social».

Financiación privada

Para ello contaría con la financiación del Grupo Pichet, dispuesto a meter 40 millones de euros. Suele ser habitual que todo esto tenga el camino allanado cuando está de por medio la supervivencia de un club deportivo histórico, algo que toca el corazón de mucha gente que además tiene derecho a voto.

Desde el consistorio, la mayoría de los electos dieron su visto bueno, aunque variando algunas condiciones y recordando al presidente rojiblanco que la burocracia y la legalidad tienen su propio ritmo. Además, las elecciones municipales aguardaban a un año vista.

Pero Aldigé no tenía tiempo que perder, así que comenzó con sus maniobras, advirtiendo de que el club podía desaparecer en cualquier momento. Y a ver qué alcalde o concejal quiere pasar a la historia como aquel que ‘dejó caer’ al icono de su ciudad.



Michel Veunac se hizo a un lado y salió elegida alcaldesa Maider Arosteguy. No eran malas noticias para Aldigé, o al menos no las peores. Otros candidatos ya habían adelantado su intención de mandarle con la música a otra parte. Pero hete aquí que Arosteguy, aún siendo favorable al proyecto, tampoco baila al son que pretende el hombre de Gave, quien tampoco duda en apelar al agravio comparativo respecto a los vecinos de Baiona y al nuevo Jean Dauger.

Grabaciones reveladoras

Hace unas semanas, el 15 de setiembre, el presidente se explayó, sin pelos en la lengua y durante unas cuatro horas y media, ante tres seguidores del club, sin saber que estaba siendo grabado. Todo lo dicho se ha filtrado a diferentes medios de comunicación, entre ellos Mediabask y también ‘Sud-Ouest’, lo que ha causado un terremoto en la villa balnearia.

El diario digital del grupo al que también pertenece NAIZ se ha puesto en contacto con las personas a las que Aldigé hace referencia, ha contrastado sus palabras, y ha elaborado una larga serie de reportajes.

Preso de su incontinencia verbal, no deja títere con cabeza. Por ejemplo, arremete contra antiguos integrantes del staff técnico, entre ellos el ex entrenador Gonzalo Quesada, al que acusa de cobrar dos millones por temporada y estar más preocupado por su imagen ante la prensa que por el equipo. El argentino, que cobraba unos 16.000 euros mensuales, apunta a Mediabask que «realmente hay que desconocer el rugby para pensar que alguien va al Biarritz Olympique –en segunda división– a buscar notoriedad y dinero. Es triste decir esas cosas».

Tampoco se libran sus propios jugadores y directivos de otros clubes, como es el caso de Mourad Boudjellal, expresidente de Toulon. «Vendí a Théo Dachary, que es nulo, a Mourad Boudjellal, por 120 000 euros. Me follé a Mourad por todos los agujeros, 120.000 euros. Saqué a Dachary, ya sé que es vasco –en realidad es de Mont de Marsan, en Landas–, sé todo eso, pero no es bueno», dice Aldigé.

En la grabación también se explaya sobre su turbulenta relación con los medios de comunicación locales, llegando a proferir amenazas contra determinados periodistas. 

Presiones al Ayuntamiento

Aldigé no oculta sus urgencias. Asegura que la supervivencia del Biarritz Olympique depende del proyecto de Aguilera, y considera que el Ayuntamiento ha perdido mucho tiempo con la reunión del G7 y las elecciones municipales. «El proyecto Aguilera ha avanzado a mi ritmo, es decir, cumpliendo con los procedimientos administrativos y el interés público, y no el deseado por el señor Aldigé, que una vez más fanfarronea y fabula. Nunca cedí a las presiones del señor Aldigé, y sus amenazas me dejaron indiferente», asegura el exalcalde Veunac.

En cuanto a la relación con Maider Arosteguy, Aldigé sostiene que se reunieron durante la campaña, y que la entonces candidata le prometió hacer lo que estuviera en su mano para que las empresas con contratos con el Ayuntamiento se convirtieran en patrocinadoras del club. Ya que cobraban del erario público, que también aportaran a las arcas rojiblancas.

Arosteguy admite que se produjo dicha reunión, al igual que otras con personalidades relevantes de la ciudad, pero niega dicho pacto. Por lo pronto, a pesar de las subvenciones municipales, la alcaldesa no fue invitada al encuentro inaugural de la temporada frente a Perpignan y acudió al estadio pagándose su entrada. 

El agravio a la primera edil, y por extensión al Ayuntamiento, ha traído consigo la dimisión del histórico exjugador Paxkal Ondarts como presidente de la agrupación Les Socios. «No entiende nada, reacciona demasiado rápido a la emoción (…) tenía miedo porque tiene un restaurante y Arosteguy va todos los días», opina Aldigé. No obstante, no pierde la ocasión para denostar a un colectivo que a su juicio «no sirve para nada, no aportan dinero».

Socios, medios, políticos, jugadores, técnicos… nada escapa a los dardos de Aldigé, quien además habla de dejar caer al club si no se hacen las cosas como él y su patrón quieren. Un perfil de personaje que el deporte vasco ya ha conocido anteriormente, ¿quién no recuerda la época de Piterman en el Alavés?. Los de Gasteiz se salvaron por los pelos, veremos qué sucede con el BO.