Aritz INTXUSTA

LA BOTICA FRENTE AL COVID SOLO TIENE CORTICOIDES Y PROMESAS

La OMS da por finalizado Solidarity, el gran ensayo de medicamentos candidatos a ser usados frente al covid. A falta de que lleguen los datos en detalle, nada ha funcionado, salvo los corticoides. Nuevos fármacos aspiran ahora a poner remedio a la pandemia.

Nuevos farmacos aspiran a poner remedio a la pandemia.
Nuevos farmacos aspiran a poner remedio a la pandemia.

Existe malestar por el hecho de que la OMS haya presentado los resultados del gran ensayo de medicamentos contra el covid, bautizado como Solidarity, a través de un preprint, un adelanto que no recoge todos los detalles de los ensayos clínicos. Los más enfadados de todos son los dueños de la farmacéutica Gilead, la descubridora del remdesivir, un medicamento que asegura aún tener algún efecto, aunque limitado.

El preprint certifica, entre otras cosas, que no hay diferencia en el número de fallecidos entre los pacientes a los que se trató con remdesivir y los que no recibieron el fármaco. Aun así, Gilead insiste en que acorta los tiempos de hospitalización y se muestra confiada de que los detalles de Solidarity no tumbarán del todo su carísimo tratamiento.

El macroensayo de la OMS no deja títere con cabeza. Solidarity tenía cuatro brazos. Además del remdesivir, también incluía un ensayo clínico sobre la hidroxicloroquina, un tercero sobre lopinavir y un cuarto sobre interferón. El fracaso de la hidroxicloroquina fue el más sonado. Aun con todo, quizás lo más llamativo es que la OMS descarte el interferón como solución, dado que estudios posteriores han indicado que un 10% de los casos de covid grave tienen que ver con disfunciones vinculadas a esta proteína.

«El interferón tenía sus posibilidades. Había que explorarlo, pero no parece que lleguemos a buen puerto con él. Siempre hemos pensado que el interferón modularía esa respuesta inflamatoria, pero por ahora esta teoría no se confirma», comenta Luis Carlos Saiz, miembro de la Sección de Innovación y Organización de Osasunbidea.

Según Saiz, a día de hoy lo único que funciona para tratar a los enfermos son los corticoides. En particular, la dexametasona. Otros corticoides también están dando resultados en la práctica hospitalaria, como la metil-prednisolona que se utiliza en Cruces.

Plitidepsina y el cóctel de Trump

El fracaso de Solidarity, a su vez, da pie a que otras compañías defiendan que sus productos sí que tienen potencial. Las últimas semanas, ha sonado fuerte la plitidepsina, de la empresa madrileña PharmaMar, que es una de las farmacéuticas más potentes del Estado y que subió bastante en bolsa a causa de los resultados de esta molécula en un ensayo desarrollado por ellos mismos. El Aplidín (nombre comercial), nació como antitumoral, por lo que ya se conocen sus posibles efectos adversos, lo que agilizaría su empleo en caso de verdaderamente funcione. Según la compañía, reduciría notablemente la carga vírica (hasta un 70%). Queda ahora que la Agencia del Medicamento permita un ensayo clínico independiente y más amplio.

No obstante, si un tratamiento ha despertado curiosidad es el «cóctel» que tomó Donald Trump. En este caso, se emplearon anticuerpos monoclonales, otra terapia experimental. Al presidente de EEUU se le inyectaron durectamente anticuerpos similares a los que su cuerpo generaría de manera natural contra el coronavirus. Sería la versión sofisticada de trasfundir el plasma de personas que han superado el covid.

«Se seleccionan anticuerpos que se unen a ciertas partes del virus, se purifican y se clonan en un laboratorio para que haya gran cantidad. Con la opción del plasma de personas que han superado el virus ocurría que en esa sangre no hay solo anticuerpos interesantes contra el coronavirus, sino otros muchos. Esto puede generar problemas de reacciones cruzadas y, de hecho, lo que se ha visto es que infundir plasma en enfermos no ha funcionado», explica el experto.

Saiz tiene dudas de un tratamiento con anticuerpos monoclonales se generalice aun en el caso de que funcionara, dado que se necesita recurrir a cultivos celulares para fabricar las moléculas y eso hace que sea un medicamento muy caro.

De otra parte, que la OMS no se anime a otro macroensayo con la nueva hornada de aspirantes a doblegar al coronavirus hace pensar que las evidencias de que funcionen no son tan fuertes. Y pone de relieve que, hoy por hoy, en cuanto a fármacos para ayudar a los enfermos, la humanidad solo cuenta con corticoides y simples promesas.