Alberto Pradilla
Alberto Pradilla

El problema de Cantó no son los datos sino el patriarcado

Toni Cantó, antiguo actor y actual diputado de UPyD, edificó ayer un repugnante monumento al patriarcado con su serie de tuits acerca de la violencia machista.

Aquí, algunas de las perlas:

 

  • La mayor parte de las denuncias por violencia de género son falsas. Y los fiscales no las persiguen. Las estadísticas son sesgadas.
  • Sabías que un tercio de las muertes por violencia doméstica en España son hombres?
  • Sabían q UE paga 3.200 euros por cada denuncia por malos tratos?Desde 2004 nos han entrado así 2.080.000.000 eu.Qué gobierno renuncia a eso?

 

Lógicamente, muchos tuiteros le preguntaron por el origen de semejantes necedades. Así que tuvo que explicarse. Dos veces.

 

  • Ah...datos sacados del INE. Instituto Nacional de Estadística
  • Los datos que acabo de tuitear han sido proporcionados por FEDER.GEN (Federación de afectados por las leyes de género)

 

En medio de sentencia y rectificación, el cabreo generado por el mameluco ya se había extendido. Y la mejor idea que tuvo Cantó fue responder al ataque, como si fuese él la persona ofendida.

 

  • Hablas de denuncias falsas y te dicen que no te importan las muertes de mujeres o te llaman maltratador. Ese es el nivel en nuestro país

 

Finalmente, cuatro horas después de su primera arenga, el exprotagonista de “Siete vidas” reculaba.

 

  • Pido disculpas. Me he equivocado al dar por contrastados unos datos de Feder.Gen sobre un tema tan grave como es la violencia de género

 

La contricción le duró poco al representante de Amanecer Magenta. En realidad, nunca la tuvo. Primero, deslizando la responsabilidad hacia unos datos mal calibrados. Después, argumentando que "no se puede construir la igualdad contra los hombres" en un programa de televisión. Básicamente, "sostenella y no enmendalla". Porque el verdadero problema de Cantó no está en haber errado unos datos. No. Está en ser un machista, actuar como tal y luego, como buen machista, hacerse la víctima y culpar a la mujer, porque todos sabemos que son ellas las que "van provocando".

No se puede reducir la arenga del diputado a un error estadístico sino que hay que ubicarla en la convicción ideológica. No fue engañado. Buscó esos números y la reunión con una asociación afín (Feder.gen, cuyas abominaciones pueden leerse aquí) porque se corresponden con su modo de entender el mundo. Lo dijo de otro modo, claro, pero lo que se desprende de su discurso es una idea terriblemente extendida. La que proclama que, en pleno siglo XXI, eso de denunciar el machismo es cosa de "histéricas feminazis", de "locas que intentan llamar la atención" o que intentan aferrarse al victimismo en una sociedad libre de todo pecado patriarcal.

Tampoco hace falta recurrir a una figura histriónica como el diputado ultra para encontrarse con la negación y la ridiculización como un arma contra la mujer. Para encontrar actitudes que, tras la agresión, culpabilizan a la víctima. Poner en duda las denuncias por maltrato es un perverso eslabón elevado de una dinámica que, en mi opinión, ha extendido en los últimos años, y que se basa negar el peso de siglos de patriarcado como si este se difuminase con cuatro sesiones de maquillaje. Desde sutiles humillaciones hasta graciosísimos (modo ironía ON) comentarios en un bar, pasando por watsaps fiscalizadores o violentos chantajes emocionales. En la pareja o en el grupo de amigos. Todo esto existe, hoy y ahora, incluso en ambientes progresistas. Todos podemos comprobarlas y, negándolas o reduciendo su importancia, solo incidimos en su perpetuación. Cantó no tiene arreglo. Pero su discurso debería de servir como toque de atención para quienes aspiramos a una sociedad libre de patriarcado. No vaya a ser que, realizando un ejercicio de honestidad con nosotros mismos, nos encontremos repitiendo los mismos roles que el diputado. Eso sí, barnizados de morado.

 

 

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