Beñat Zarrabeitia

De Shakespeare a Andersen: Ser o no ser con el rey al desnudo

 

 

 

El Athletic sigue sin encontrar la brújula para salir de una crisis social que entronca con su versión más shakesperiana, la de ser o no ser. Un club que no sabe hacia dónde va, que proyecta unos lemas y se comporta de otra manera, en el que la propaganda más líquida, efímera y vacía han ocupado el espacio que debería pertenecer a un relato sólido. Los resultados de la asamblea de compromisarios no dejan lugar a dudas, el capitán del barco -el mismo capaz de prometer una cosa y la contraria para posteriormente lanzar una patada a seguir- sufre un revés histórico. Sin plan, discurso ni apoyo.

Un resultado negativo en lo que se refiere a cuentas y presupuestos era algo esperado, el rechazo tan abrumador no entraba en tantas quinielas. Una masa social que no puede acudir a San Mamés ha asistido con estupefacción a espectáculos dantescos como el nuevo y esperemos que último capítulo del caso Llorente, las constantes filtraciones -sí, filtraciones- sobre cuestiones tan delicadas como la continuidad del entrenador, una imagen general poco acorde a la consistencia que necesita el club, la incapacidad para hacer pedagogía con temas sensibles como en lo referido a la final de Copa, la marcha de jugadoras clave del equipo femenino por cantidades absolutamente asumibles por la entidad y, para rematar, el estrambótico tema del 30% de las cuotas de los socios. Algo que choca no únicamente con los Estatutos, también con un elemento que debe regir como eje central en el club, la igualdad entre todos los socios y socias.

La ausencia de público en San Mamés ha evitado quejas, murmullos, pitos o pañoladas, incluidas las peticiones de cabeza respecto al entrenador, el director deportivo o el presidente. Una de las últimas veces a las que asistimos a algo similar fue en un partido de octavos de final de la UEFA Europa League frente al Marsella. Ahora mismo, todos y todas las socias del Athletic firmarían disputar esa competición sobre la que se establecían debates tan lamentables como si jugar las previas en julio y agosto era un “marrón” o no. Pero, volviendo al presente, la junta no ha sabido manejar bien la asamblea y, por lo que se ve, tampoco prepararla. Han aludido al “no por el no” de algunos compromisarios y parecen haber hecho excesivo caso a aquellos que han ejercido de guardia pretoriana con tanto énfasis como escasa consistencia argumental. Es evidente que ha habido gente que ha querido un gran castigo institucional pero mal harían Elizegi y su directiva en quedarse en un análisis tan simplista y no atender al magma de fondo.

El Athletic se juega demasiado como para ofrecer una imagen de tan escasa solidez como la que ha mostrado la junta de Aitor Elizegi estos dos últimos años. Algunos esgrimirán que han contado con una crítica muy marcada desde el primer día -algo de lo que no ha escapado casi ningún presidente de la entidad e incluso ha salpicado a entrenadores como Bielsa a los que algunos querían mandar a Argentina a principios de septiembre de 2011, por no hablar de lo que ocurrió con Jabo Irureta en 1994- pero es que la propia campaña electoral ya daba notables evidencias para ver la inconsistencia y contradicciones del proyecto. Y, lo que es peor, durante este tiempo en vez de corregir la deriva, contradicciones y errores gruesos, se ha persistido en ello y se ha aludido a confabulaciones de todo tipo para tratar de estigmatizar la crítica. Craso error. El volcán tenía cada vez más lava y pasando de Shakespeare a su compatriota Andersen, era evidente que el Rey iba desnudo. La hegemonía del mensaje ha desaparecido o el desarraigo hacia los canales tradicionales ha aumentado.

 

 

Ahora, Elizegi va a tener que modular su tono, propuestas y alianzas si quiere sacar las cuentas y el presupuesto en una segunda asamblea. Para ello, lo dicho, tendrá que repensar cuestiones como la del 30% y gestionar los equilibrios de una manera mucho más eficaz. El hecho de que el CSD español haya permitido que las pérdidas económicas no caigan sobre las espaldas de las y los directivos -algo entendible desde un punto de vista humano y también económico- no exime de una mejor explicación sobre los gastos, la ausencia de ingresos o de la monetización derivada del incremento de personal, ya que de lo contrario la falta de piedad de una asamblea que es consciente de que un voto negativo no afecta patrimonialmente a la junta puede no variar. En ese sentido, agradecer el esfuerzo, la humildad y el tono del directivo Jorge Gómez a la hora de hablar de las obras de Lezama. No estaría de más ampliar el elenco y que tanto Elizegi como Fernando San José y De las Fuentes tengan un menor peso en la próxima asamblea extraordinaria.

La situación no es sencilla ya que la crisis fundamentalmente está relacionada con la credibilidad y darle la vuelta a una cuestión reputacional no es fácil, menos cuando tras los resultados de hoy no se vislumbra un futuro inmediato sencillo ni mucho menos una expectativa a largo plazo. Los resultados deportivos pueden aliviar empezando por el derbi ante la Real o el partido ante el Fútbol Club Barcelona, dos oportunidades de enjundia para que el club se reponga emocionalmente y pueda encarar el 2021 con otro aire.

La negativa a los dos primeros puntos parecían cantados aunque el Waterloo institucional ha superado todas las previsiones. Sin embargo, el tercer apartado se antojaba una buena oportunidad para mirar al futuro, con o sin Elizegi en el mismo, ya que se trataba de un elemento que puede marcar el retorno al campo una vez que por fin podamos vivir en una situación pospandémica. Desde un punto de vista estratégico, el club necesita una grada de animación similar a las que se pueden ver en Alemania o el norte de Europa, un espacio al que se pueda acudir al campo en unas condiciones económicas más favorables y que permita vivir el fútbol de pie. No debería ser la única zona, ya que el club debería también habilitar localidades de asiento para familias o personas con menor disposición económica puedan acudir al campo para ver al Athletic en directo. El club va a necesitar fidelizar a todos los sectores para un futuro en el que todo lo que hasta ahora ha sido esencial en nuestras vidas quizá lo sea menos.

Por ello, la apuesta no tiene que ir al cajón del olvido. Al contrario, Elizegi debería cumplir su palabra y proponer una asamblea extraordinaria que tenga como único punto orden del día la reorganización de la animación y los espacios populares en San Mamés. Y es que el actual presidente, al igual que sus predecesores, dejará su cargo algún día pero el club seguirá teniendo retos de gran magnitud. Lo ideal sería profundizar en la apuesta, mejorándola, estableciendo una serie de puntos de acuerdo, reglando las condiciones y no tirando una demanda que cuenta con muchos apoyos a la basura.

Es evidente que hoy se ha dado un paso atrás en ese sentido, pero con una mejora comunicativa por parte de la junta -esta u otra-, empatía, alto nivel de exigencia a las promesas que salen de Ibaigane, respeto a los derechos o compensaciones y una visión general del club se puede apostar por una grada popular estandarizable a las mejores de Alemania, el Estado francés, Centroeuropa o Escandinavia.

Para otro día queda la propuesta de reforma estatutaria, un elemento muy necesario y que debería haber sido explicado con bastante mayor pedagogía. Hoy y también en el pasado ya que hablamos de un tema que genera muchas reticencias en la propia asamblea. Y ahí radica uno de los retos del club para la próxima generación: El establecer un nuevo modelo de gobernanza basado en una democracia participativa mucho más activa. No va a ser fácil ya que la asamblea cumple una función desde tiempos inmemoriales, aunque por ejemplo Beti Duñabeitia logró romper con lo establecido, pero necesita una evidente actualización. Los procesos deben ampliarse y modernizarse. Sin embargo, eso será para otro día, ahora manda lo urgente mientras tanto… habrá que cuidar el definir qué y cómo queremos que sea el Athletic.

Lo de hoy es algo más que un toque de atención, en el ecuador de la legislatura los tiempos de Elizegi se acortan, con él también se agotan muchos modelos de entender el club pero más allá de la negativa a gestiones tan malas como estridentes la clave pasa por construir nuevas apuestas integrales, transversales, ganadoras y reconocibles en lo que a la identidad, estilo y gobernanza se refiere. De lo contrario el club no saldrá de la ruedita del hámster y entrará en un marco involutivo de difícil salida. Ser o no ser.

 

Beñat Zarrabeitia

 

Fotos: Athletic Club