Dabid Lazkanoiturburu
Dabid Lazkanoiturburu
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Irán trata de contener la ira popular con detenciones por el derribo del avión

El anuncio de varios arrestos relacionados con el derribo por error del avión ucraniano y la exigencia por parte del presidente de Irán, Hassan Rohani, de que se depuren todas las responsabilidades se inscribe en el intento del Gobierno de contener las manifestaciones de protesta que si bien se inscriben sobre todo al ámbito universitario, se extienden a más ciudades.

Todavía es reciente la revuelta popular que, a finales del año pasado y con motivo del incremento del precio de la gasolina subsidiada, fue reprimida sin contemplaciones. El gobierno reconoció que hubo muertos en las protestas, que Amnesty International cifró en más de 300, y que fuentes anónimas gubernamentales elevaron a 1.500 víctimas mortales.

Teherán teme un solapamiento de esas protestas, sobre todo, pero no solo, en el Irán periférico (Kurdistán Oriental, Azerbaiyán iraní, Juzestán árabe e incluso en la olvidada Baluchistán).

Los universitarios lideran las últimas protestas desde que el sábado pasado, y con cuatro días de retraso, la Guardia Revolucionaria reconociera que abatió por error el Boeing. Y es que de los 176 ocupantes del vuelo PS752, 82 eran iraníes y 63 canadienses, pero muchos de ellos estudiantes iraníes con doble nacionalidad que volvían a las universidades donde estudian tras pasar las vacaciones de Navidad en Irán. Al punto de que el vuelo era conocido como «el avión de los estudiantes».

El Gobierno asegura que, al contrario que en noviembre pasado, ha dado órdenes a la Policía de actuar con moderación. Sin embargo, circulan por internet vídeos en los que se oyen disparos y se ven traslados de heridos ensangrentados.

El control a la prensa hace aún más difícil verificar esas informaciones, más aún cuando nos alejamos de Teherán hacia el Irán interior y periférico.

Por de pronto, el presidente Rohani ha instado a formar «un tribunal especial con un juez de alto rango y decenas de expertos» para investigar el error que provocó el derribo.

«Este no es un caso normal y el mundo entero lo seguirá en nuestro tribunal", ha advertido el presidente, para insistir en que «no se puede culparl «solo a la persona que presionó el botón y disparó el misil, sino que hay otros».
Rohani ha ha culpado en su discurso a EEUU, que «encendió el ambiente e hizo que la situación fuera anormal», pero ha advertido de que eso no quiere decir que no se deban abordar «las causas profundas del incidente».

Un claro mensaje a la Guardia Revolucionaria, responsable del fuego antiaéreo que derribó el avión, y a los sectores principalistas que representa esta fuerza paramilitar autónoma. Por parte de un presidente que llegó al poder prometiendo reformas.

Y todo ello en el contexto de unas elecciones legislativas en febrero en las que los principalistas esperaban arrasar al calor del cadáver del general Qasem Soleimani, ejecutado extrajudicialmente por EEUU. Hasta que, días después, y tras atacar sendas bases estadounidenses en Irak, la Guardia Revolucionaria derribara el avión al confundirlo con un misil estadounidense. 

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