XANDRA ROMERO
SALUD

Estreñimiento en vacaciones

El estreñimiento es un problema típico, tanto si salimos de vacaciones ya sea a un sitio conocido o a un destino nuevo. Es algo de lo que no se habla, ni se tiene mucho en cuenta, pero una, que es muy observadora, sabe a ciencia cierta que sucede frecuentemente. Y ¿por qué?, simplemente lo sé porque conozco bien como funciona el marketing de productos dietéticos/complementos alimenticios. Si nos fijamos bien, desde hace varios meses el bombardeo con anuncios sobre laxantes, en los que por supuesto, solo salen mujeres, es más notorio.

¿Qué hacer en estos casos? Pues exactamente lo mismo que si no nos encontramos de vacaciones: revisar la alimentación, la hidratación y la actividad física. El problema está que en el periodo de asueto todos y cada uno de estos punto críticos sufren un cambio drástico, de ahí la causa del estreñimiento en numerosas ocasiones.

En vacaciones cambia la dieta, normalmente a peor, ya que nos relajamos y aumentamos el consumo de frituras, salsas, alimentos más salados y condimentados; comemos más a menudo fuera de casa, mayoritariamente comida rápida o tapas en un chiringuito; nos “confundimos” pensando que una caña, un tinto de verano, un combinado o un refresco sirven para apaciguar el calor e hidratarnos –y nada más lejos de la realidad– y nos volvemos, en algunos casos, más sedentarios.

De modo que, si eres una de esas personas –sí, aunque los anuncios lo nieguen, también te puede pasar a ti aunque seas hombre– que sufren de estreñimiento, lamento comunicarte que no hay mucho más que hacer que cambiar un poco tu ritmo de vida pese a que estés de vacaciones.

Te recomiendo primeramente el ya manido consejo de aumentar el consumo de fibra. Pero ¡cuidado! No cualquier tipo de alimento que se catalogue como “rico” en fibra. La clave de la fibra en este contexto es su solubilidad y cuán fermentable es por nuestras bacterias. Por lo tanto, la fibra de una fruta no se comportará igual que la de un cereal integral, aunque aumentar el consumo de ambas es una buena opción dentro de una alimentación saludable.

La fibra es la encargada de aumentar el tamaño del bolo fecal así como de incrementar la velocidad del tránsito intestinal. Pero, repito, olvida las galletas, mueslis y demás productos procesados que te “vendan” lo altísimo en fibra que es ese producto.

Aumenta el consumo de frutas, verduras, hortalizas y platos de legumbres. ¿Cómo? Añade frutas o legumbres a tus ensaladas; cambia las guarniciones de patatas o similar por acompañamientos de ensalada; refréscate con cremas frías tipo salmorejo o gazpacho. Hay un sinfín de opciones.

Por otro lado, si aumentamos el consumo de fibra, es necesario, mejorar la hidratación. El agua hace que las heces estén más hidratadas. Habitualmente, una hidratación insuficiente o inadecuada puede predisponer a un estreñimiento y también a heces muy duras y dolorosas, sobre todo en personas muy sedentarias. Por esta razón también, la actividad física hace que se active la motilidad intestinal (movimientos intestinales necesarios para evacuar las heces). De ahí que el sedentarismo perjudique el buen funcionamiento gastrointestinal.

De modo que ya sabemos, estamos de vacaciones sí, pero eso no quiere decir que nos relajemos hasta el extremo de dejar de lado nuestro autocuidado en uno de los aspectos más básicos.