XANDRA ROMERO
SALUD

Los millennials o la generación verde

La tendencia mundial hacia el vegetarianismo ha aumentado considerablemente en los últimos años. Según informa la ONU, en el Estado español ha subido entre un 2% y un 4%. Y es que cada día más jóvenes deciden cambiar no solo sus hábitos alimenticios en torno a alimentos provenientes de animales, sino que lo hacen como la única manera de ver el mundo y protegerlo. Está claro que la información y la concienciación es mayor en este sector de la población. No obstante, la adolescencia es una etapa vital y complicada debido a los cambios bruscos que se experimentan. Si a eso le añadimos el peso adicional de un conflicto más, en este caso un cambio alimentario drástico, puede que genere malestar tanto en el propio adolescente como en su familia.

No es extraño entonces que cuando el adolescente que forma parte de una familia omnívora comunica la decisión de “hacerse” vegetariano, a menudo choca con la preocupación de sus padres, que creen que puede afectar negativamente a su desarrollo y su salud. Lo cierto es que este artículo no trata de decirles a los progenitores que se encuentren ante esta encrucijada lo que tienen que hacer, si no que sepan dónde y a quién preguntar, y sobre todo, que sepan qué deben tener en cuenta para tomar la decisión.

Lo primero es conocer las peculiaridades, a nivel de necesidades nutricionales, que requiere esta etapa vital. La adolescencia es un periodo de crecimiento acelerado con un aumento muy importante tanto de la talla como de la masa corporal; de hecho, en esta etapa se adquiere el 40-50% del peso definitivo, el 20% de la talla adulta y hasta el 50% de la masa esquelética. Así que cómo se alimenten nuestros hijos adolescentes no es moco de pavo. Pero sin llegar a concretar tanto, los objetivos nutricionales en esta etapa consisten en conseguir un crecimiento adecuado, evitar los déficits de nutrientes específicos y consolidar hábitos alimentarios correctos que permitan prevenir los problemas de salud de épocas posteriores, por lo que, sea como sea el tipo de alimentación, debemos procurar que esta alta demanda de nutrientes esté cubierta por alimentos saludables y no por ultraprocesados. En este sentido, ¿una dieta omnívora es siempre mejor? No tiene por qué. Tanto una dieta omnívora como vegetariana puede tener muchos déficits si no está bien planteada, pero no por ser de un tipo u otro.

En este sentido y según la Academia de Nutrición y Dietética de Estados Unidos (ADA), se ha demostrado que el crecimiento de los adolescentes ovo-lacto-vegetarianos y el de las personas no vegetarianas es similar. Asimismo, ratifica que los adolescentes vegetarianos consumen más fibra, hierro, ácido fólico, vitamina A y vitamina C que los no vegetarianos. Y no solo eso: También consumen más frutas y verduras, y menos dulces, comida rápida y tentempiés salados en comparación con la personas no vegetarianas.

La ADA indica que en esta etapa si se es vegetariano hay que prestar especial cuidado al calcio, zinc, hierro y vitamina B12. El calcio lo obtenemos de legumbres, tofu, semillas, frutos secos, verduras de hoja verde, brócoli y lácteos, en el caso de una dieta ovolactovegetariana. El zinc está presente en las legumbres y los cereales integrales, así como en los frutos secos. Los ovolactovegetarianos cuentan, además, con lácteos y huevos como fuente de este mineral. Respecto al hierro, cuando este es de origen vegetal hay que tomar la precaución de ingerir los alimentos ricos en hierro junto con una fuente de vitamina C que favorecerá su correcta absorción. Así se deben combinar las legumbres, los frutos secos, los higos secos, el salvado, los cereales integrales y las verduras de hoja verde con los alimentos ricos en vitamina C como el kiwi, las fresas, los pimientos, el brócoli, la coliflor y el perejil. Por último, la vitamina B12 es de obligada suplementación si se lleva una dieta vegana o con un consumo bajo de lácteos y huevos.

En definitiva, no es una decisión fácil, sobre todo para los progenitores pero, independientemente de la decisión final, ante una demanda de cambio de alimentación de este tipo, es importante acudir a profesionales como pediatras y nutricionistas que valoren el estado de salud y las necesidades nutricionales del adolescente para asegurar un adecuado estado de salud, crecimiento y desarrollo.