TERESA MOLERES
SORBURUA

Multiplicar tomates

E l método más fiable para obtener las semillas de tomate es la fermentación. Los frutos se seleccionan conforme a la variedad teniendo en cuenta su precocidad, tamaño, forma y color. Se escogen de un pie sano y vigoroso y es importante que estén maduros de acuerdo a su coloración y también firmeza, excepto los tomates de selecciones recientes que se reblandecen enseguida.

Los tomates escogidos de la misma variedad se cortan en dos partes para de esta manera conservar la diversidad genética. Se extrae la pulpa haciendo presión con las manos o con una cucharilla, y se deposita en un vaso para enseguida añadir un poco de agua hasta recubrirlo todo. Durante dos días hay que colocar el vaso a la sombra y al calor, a unos 20º. En unos días aparece una espuma blanca, la fermentación, los granos o semillas no viables suben a la superficie mientras que los buenos permanecen en el fondo.

Las semillas del fondo se aclaran con agua, se secan y posteriormente se guardan en un sobre de papel etiquetado donde figuren las características del tomate. Luego se guarda el sobre en un lugar seco y oscuro. Cabe recordar que los tomates híbridos F1 por razones genéticas son menos viables y sobre todo sus frutos no son iguales de los que queremos reproducir.

Las semillas se guardan hasta marzo, entonces las sembramos con medio centímetro de tierra o sustrato en un lugar soleado. Se riega cuidadosamente para no mover la tierra y mantener la humedad hasta la aparición de los primeros brotes. Cuando las plantitas o plántulas tienen cuatro hojas hay que trasladarlas al huerto o al lugar de cultivo definitivo. También se pueden llevar a la terraza en jardineras de tamaño apropiado.

Hay que tener cuidado de no dañar las plántulas al sacarlas de la tierra; luego se cubre de tierra el tallo hasta el comienzo de las primeras hojas. La tomatera plantada necesita riegos regulares y abundantes. Además, se puede aportar una capa de recortes de poda para mantener el suelo húmedo y consumir menos agua. Sin embargo, los recortes resinosos no convienen porque liberan terpenos –aceites aromáticos– que al principio bloquean el crecimiento de los tomates, aunque se pueden mezclar con recortes de hojas o hierba ya descompuestos. Después se colocan tutores, se cortan y se cuidan.