XANDRA ROMERO
SALUD

Comedores saludables

No sé si habrá sido una decisión tomada a la vista de todo lo sucedido con la mala (malísima) gestión de los comedores escolares en la Comunidad de Madrid pero, sea como fuere, esta semana podemos dar una muy buena noticia nutricional que nos incumbe a nosotros, porque (redoble de tambores) en la CAV se van destinar 192,2 millones de euros para el servicio de comedores en centros educativos públicos.

¡Pero no! lo importante no es que se destine tal cantidad de dinero para la contratación del servicio de elaboración de comidas, entrega de materias primas, transporte de dichas materias primas y prestaciones complementarias, sino que presentan numerosas e importantes novedades, todas ellas relativas a cuestiones nutricionales y medioambientales.

Así, por un lado, se comprometen a una alimentación saludable que incluya más fruta (pasando de tres a cuatro días a la semana), incremento de verduras y legumbres, así como de guarniciones vegetales, eliminación de derivados cárnicos pasteurizados, aporte extra de fibra a partir de pan integral, mínimo una vez por semana, y reducción de un 20% de la sal en los próximos dos años.

Además, estos menús pretenden ser más sostenibles y respetuosos con el entorno y, para ello, elegirán alimentos de sostenibilidad local, que minimizan el impacto medioambiental y el coste de ciclo de vida, alimentos de producción ecológica con certificación según reglamento de la CE y alimentos de bienestar animal/pesca sostenible.

Estos cambios son especialmente interesantes puesto que, actualmente, en Araba, Bizkaia y Gipuzkoa hay 515 comedores de gestión directa del Departamento de Educación del Gobierno de Lakua, en los que diariamente se sirven cerca de 94.000 menús, entre el alumnado de Educación Infantil, Primaria y ESO.

¿Y por qué son tan importantes estos cambios? Pues, como ya hemos comentado en otras ocasiones, porque sus efectos sobre la salud (y sobre el medioambiente) presentan un grado de evidencia científica de moderado a fuerte, o lo que es lo mismo, un alto grado de evidencia.

La comunidad científica respalda que una alimentación centrada principalmente en alimentos de origen vegetal poco procesados, que evita el consumo habitual de productos de origen animal (especialmente los procesados), es una opción más saludable.

Los riesgos demostrados de un elevado consumo de carne roja, o derivados cárnicos en general son: obesidad, cáncer de colon y enfermedad cardiovascular.

Importantes estudios sugieren un efecto protector significativo de una dieta vegetariana frente a la incidencia y/o mortalidad por cardiopatía isquémica y la incidencia de cáncer total.

Tanto las dietas vegetarianas como las dietas prudentes que permiten pequeñas cantidades de carne roja, pescado y productos lácteos se asocian con un menor riesgo de enfermedades, particularmente enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2, así como mejoras significativas en el estado de salud.

Y, por último, y no menos importante dada la situación que vivimos actualmente, ya en 2010 la ONU publicó un informe sobre la urgencia de promover una dieta libre de carne y lácteos por el impacto medioambiental que supone el sistema actual de producción ganadera que era y es insostenible. Las razones son que el cultivo de cereales para alimentar al ganado es una de las principales causas de la deforestación del Amazonas, entre otras, y que el ganado usa enormes cantidades de agua potable, un bien cada vez más escaso.

De modo que, desde todos los puntos de vista que nos deberían importar respecto a la salud y el medioambiente y el inevitable nexo existente entre ambos, esta iniciativa de ajustar el consumo y velar por una mejora en ambas partes es, sin duda, un gran paso.