Josetxo Otegi Arrugaeta
Centenario de la Guerra de Independencia de Irlanda

La rebelión que inspiró al mundo y a sus luchas de liberación nacional

Cien años han transcurrido desde la guerra que dio lugar a la independencia para buena parte de la nación irlandesa. Se trató del último (de momento) estado de Europa occidental en formarse como tal a costa de un Imperio, el británico, que no sólo fue ignorado por sus súbditos irlandeses, sino que fue además sustituido por el armazón de una República. Un proceso de emancipación que estableció moldes e inspiró durante décadas posteriores a movimientos independentistas de todo el mundo.

Euskal Herria también miró hace un siglo al espejo irlandés. Pocos procesos independentistas han tenido una influencia tan intensa y duradera en nuestro país. Quizá por su proximidad geográfica y por sus éxitos políticos, tal vez por la rebeldía y tenacidad de los patriotas irlandeses, por su ejemplar perseverancia en la lucha, lo cierto es que para el nacionalismo vasco la simpatía y solidaridad con la nación oprimida –y mayoritariamente católica– fue algo natural, un impulso que se convirtió en cultura política. Aunque todo sea dicho, también fue utilizada para la disputa interna. La dos facciones del PNV, Comunión y Aberri, se inspiraron en distintos actores del proceso irlandés.

La independencia irlandesa, declarada hace un siglo pero incompleta durante otros 30, fue un proceso tortuoso. Como ocurrió en la Revolución Americana, hubo un momento en que su lucha contra el dominio británico se convirtió en una batalla entre vecinos. De hecho, los irlandeses tomaron prestado el lenguaje de los documentos fundadores de EEUU, se inspiró en aquella revolución, se posicionó astutamente para beneficiarse de su autoridad moral, de sus recursos financieros, de la extraordinaria capacidad de organización de los irlandeses que habían emigrado allí.

Fue, en definitiva, un conflicto militar entre el Imperio británico y sus fuerzas en Irlanda frente a las guerrillas republicanas irlandesas. Se dice que la guerra se desarrolló entre 1919 y 1921, pero la violencia precedió a estas fechas y continuó después. Fue una dura confrontación política entre los nacionalistas que después de ganar las elecciones declararon la República y la Administración británica con sede en el Castillo de Dublín. Y ha sido hasta fechas recientes un conflicto que ha continuado en los seis condados del norte. Ha sido una revolución heroica, digna de ser recordada y estudiada, que con motivo de su centenario 7K quiere acercar a sus lectores.

La crisis del Home Rule. El Partido Parlamentario Irlandés (IPP) apostaba por participar en el Parlamento de Westminster y conseguir allí una suerte de autonomía (Home Rule). En 1910 el Partido Liberal tuvo que pactar con el IPP, y el precio a pagar fue el Home Rule para Irlanda. En 1912 fue aprobado el proyecto, provocando el pánico de los unionistas del Ulster que organizaron un grupo paramilitar (UVF) dispuesto a emplear la fuerza si Irlanda dejaba de ser gobernada desde Londres.

Como reacción, en 1913 los nacionalistas irlandeses crearon los Irish Volunteers (Voluntarios Irlandeses), «para garantizar los derechos y libertades del pueblo de Irlanda». Ese mismo año, el movimiento obrero dublinés protagonizó una huelga general que duró cinco meses y creó el Ejercito Ciudadano Irlandés (ICA), una milicia de autodefensa obrera.

1914 trajo el inicio de la I Guerra Mundial. La guerra supuso la paralización del Home Rule hasta después del conflicto. En el movimiento de los Voluntarios Irlandeses se produjo una escisión: Por una parte, la mayoría (National Volunteers) optó por alistarse en el ejército británico, con la esperanza de que tras la guerra se aplicaría sin reservas la ley hasta entonces paralizada. Por otra, una minoría (Irish Volunteers) decidió que las dificultades de los británicos son la oportunidad irlandesa. Comenzó a prepararse el siguiente levantamiento.

1916: El Levantamiento de Pascua. En 1916 se produjo el Levantamiento de Pascua: Los Irish Volunteers, el IRB y el ICA se unieron bajo el nombre del Ejército Republicano Irlandés (IRA). Unos 1.100 voluntarios tomaron algunos edificios importantes del centro de Dublín, y proclamaron la República de Irlanda. Contra todo pronóstico, resistieron durante cinco días. Un fracaso militar, pero una importante victoria política.

Tropas británicas cruzando un puente volado por el IRA, condado de Cork (1920).

 

En el Levantamiento también participó el Cumann na mBan (Consejo de Mujeres Irlandesas), organización creada en 1914 y formada exclusivamente por mujeres. Tenían un entrenamiento enfocado a los primeros auxilios y labores de apoyo. Unas 77 mujeres fueron detenidas y encarceladas. Más tarde, además de su intensa movilización en las campañas electorales del Sinn Fein y en el apoyo a los presos políticos, durante la Guerra de Independencia de nuevo fueron quienes garantizaron las comunicaciones internas del IRA, sus transportes de armas, su seguridad… Por otra parte, su participación en la red de inteligencia no tuvo precio. Unas 50 mujeres estuvieron encarceladas durante la Guerra de Independencia.

El Levantamiento y la oleada de represión que siguió despertó muchas conciencias. Los fusilamientos fueron percibidos como una profunda injusticia. Las prisiones se convirtieron en un foco de movilización y de formación.

El Sinn Fein (en gaélico, “Nosotros sólos”) era un partido independentista irlandés de tendencia moderada, fundado en 1905. Durante 1917 el Sinn Fein declaró que no acudiría a ocupar sus escaños en Westminster. En la convención de octubre, el Sinn Fein agrupó a las distintas tendencias republicanas por el establecimiento de la República de Irlanda. Eamon De Valera fue elegido presidente del Sinn Fein.

El Imperio británico se vio obligado a considerar la obligatoriedad del reclutamiento en Irlanda. La oposición fue prácticamente unánime. El 23 de abril, una huelga general paralizó el país. El Gobierno tuvo que recular. En diciembre de 1918, fueron las elecciones generales al parlamento de Westminster. El Sinn Fein se presentó con un programa claro: «No ocupación de los escaños en Gran Bretaña + Construcción de la República en Irlanda». De un total de 105 escaños, Sinn Fein obtuvo 73.

1919: La estrategia política irlandesa. ¿Cómo se construye una República? Legitimados por las urnas, los cargos electos republicanos se reunieron en la Mansión House de Dublín, el 21 de enero de 1919 para formar el Dáil Eireann (Parlamento de Irlanda) y eligieron al presidente del Gobierno, que a su vez nombraría a los distintos ministros.

Fruto de la casualidad, ese mismo día el IRA mató en una emboscada a dos policías en Soloheadbeg, condado de Tipperary. El Sinn Fein criticó muy severamente la acción. Sin embargo, la emboscada de Soloheadbeg adquirió una significación política cualitativa precisamente gracias a esa coincidencia. Ya no hubo marcha atrás en la escalada militar republicana, aunque se produciría de forma escalonada.

Tras haber escuchado los Catorce Puntos del presidente de Estados Unidos Wilson, en los que hablaba del derecho de autodeterminación, el Dáil envió una delegación con su “Mensaje a las Naciones Libres del Mundo” a la Conferencia de Paz de París. Irlanda fue considerada «asunto interno británico» e ignorada.

Por otra parte, el Dáil decretó el boicot a la policía real irlandesa (RIC): Se buscaba presionar y deslegitimar al RIC, instrumento para el control de Irlanda. Pero no bastaba con destruir la administración británica en Irlanda, tenía que ser sustituida por la República irlandesa. El IRA destruyó los juzgados británicos y las oficinas de recaudación de impuestos británicas; se llenó entonces el vacío mediante los tribunales del Dáil, y la Policía Republicana. El movimiento republicano también publicó el “Irish Bulletin”, y se hizo llegar a periodistas internacionales. Fue el medio de referencia sobre el conflicto irlandés. Por otro lado, Estados Unidos fue el objetivo principal de los esfuerzos diplomáticos irlandeses, debido a la importante comunidad irlandesa, y el discurso del presidente Wilson acerca del derecho de autodeterminación. Sin embargo, Wilson no quería problemas con el Reino Unido, a quien la presencia de De Valera en América preocupó mucho.

1919: Comienza la guerra. La estrategia militar del IRA. El Gobierno británico el 12 de septiembre prohibió al Dáil y desencadenó una oleada de detenciones. Tras el Levantamiento de 1916, el IRA sabía que nunca vencería al Ejército Británico en campo abierto. Por ello, tendría que combatirlo empleando tácticas guerrilleras. El IRA estaba dirigido por un Estado Mayor Nacional, situado en Dublín. A nivel local (pueblo o barrio), el IRA se organizaba en compañías; varias de ellas se agrupaban en un batallón, y varios batallones en una brigada. Las brigadas disponían de gran autonomía, el Estado Mayor les daba directrices generales y procuraba asistirles a nivel organizativo y logístico. La escasez de armas y municiones fue constante.

La actividad del IRA se repartió geográficamente de manera desigual. El esfuerzo de la guerrilla rural se llevó a cabo especialmente en el Sur (Cork, Tipperary…), y la acción urbana se desarrolló sobre todo en Dublín. Las razones eran diversas. Incluso dentro de cada condado, la actividad variaba: esto estaba muy ligado al liderazgo local, a la capacidad y carisma de sus dirigentes. En ocasiones, se elegía a los jefes en función de su posición social, y no de su capacidad militar. Las enemistades locales también fueron un factor negativo. El IRA encontró menos apoyo en zonas acaudaladas y muy pobres.

En 1919-20, el IRA complementó la estrategia del boicot decretado por el Dáil contra el RIC, atacando y destruyendo los puestos de la policía por todas partes. Obligó al abandono de 492 cuarteles y a la reubicación del RIC en zonas urbanas más grandes, perdiendo así el control de amplias zonas rurales.

1920: Llegan los Black and Tans. El Gobierno británico decidió crear una nueva fuerza para reforzar al RIC en su enfrentamiento con el IRA; eran exsoldados veteranos de la I Guerra Mundial, fuertemente armados y muy agresivos. Recibieron el nombre de Black and Tans, debido a los colores de su uniforme, fruto de la mezcla de ropas de policía y del ejército. Fueron muy indisciplinados. La otra fuerza fueron los Auxiliares –estos eran todos oficiales, también veteranos de guerra–. Paralelamente se desarrolló la guerra sucia. Por ejemplo, el alcalde republicano de Cork, Thomas McCurtain, murió a tiros en su casa. Todos los miembros del Dáil recibieron amenazas de muerte.

El IRA llevó a cabo una guerra de emboscadas y sabotajes. Ante sus ataques, los Black and Tans reaccionaron tomando salvajes represalias contra la población irlandesa: por ejemplo, en noviembre de 1920 asaltaron Tralee, incendiando su ayuntamiento, forzando el cierre de comercios, mataron a dos personas. Otras víctimas de las represalias fueron Tuam, Balbriggan, Templemore, el centro de Cork… El Gobierno británico en diciembre de ese mismo año legalizó las represalias policiales.

La represión desatada aumentó la cantidad de personas que huían para evitar su captura. Inspirado en la guerra de los Boers de Sudáfrica, el IRA decidió organizar unidades de voluntarios a tiempo completo, de gran movilidad, capaces de golpear constantemente a las fuerzas británicas: Se trataba de las columnas volantes. Al mismo tiempo, obstaculizó sistemáticamente las carreteras. Una emboscada que tuvo un enorme impacto tuvo lugar en Kilmichael –el IRA mató a 17 auxiliares–.

Los presos políticos irlandeses. Fueron unos 5.000 presos políticos republicanos. Desde el principio, los presos republicanos irlandeses lucharon por el estatus de prisionero político empleando la huelga de hambre. En 1917 Thomas Ashe murió a consecuencia de la brutal alimentación forzada a la que fue sometido. Otro preso, Pierce McCan, parlamentario del Sinn Fein, murió en marzo de 1919 en la prisión de Gloucester (Inglaterra) debido a la pandemia de gripe española (1918-20). Fue el primer miembro del Dáil Eireann en fallecer. Las autoridades británicas liberaron a los presos políticos irlandeses en Inglaterra, pues temían que si morían por la misma razón serían considerados mártires

En agosto de 1920, el alcalde mayor de Cork y miembro electo del parlamento de Westminster, Terence McSwiney fue detenido, acusado de ser miembro del IRA. Inmediatamente se puso en huelga de hambre pidiendo ser tratado como prisionero político. Otros diez también se declararon en huelga de hambre. Su huelga de hambre atrajo la atención de medios de comunicación internacionales. Murió tras 74 días.

 

Michael Collins (1890-1922), ministro de Finanzas del Gobierno clandestino irlandés y director de Inteligencia del IRA.

La guerra de Inteligencia de Michael Collins. Según Collins, director de Inteligencia del IRA, los espías y policías eran los ojos y oídos del Imperio británico; sin ellos, el Imperio quedaría ciego y sordo. Para lograr esto, era necesario eliminarlos; y para conseguirlo, primero tenían que conocer quiénes eran y dónde vivían. Cada compañía del IRA tenía un oficial de Inteligencia, que reclutaba a quien pudiese proporcionar información útil sobre el enemigo. Eran especialmente interesantes los que trabajaban para la policía o el ejército británico. De este modo, informaron al IRA conserjes de hotel, camareros, marineros, ferroviarios, carteros, trabajadores de teléfonos, servicio doméstico, guardianes de prisión…

Michael Collins tejió una red amplia y eficaz. Convenció a policías que trabajaban en la Real Policía Irlandesa (RIC) o en la Policía Metropolitana de Dublín (DMP): Ned Broy era mecanógrafo de la oficina central de la División G de la Policía Metropolitana de Dublín. El 6 de abril de 1919 hizo pasar a Michael Collins a los archivos de la División G, donde pasó toda la noche leyendo informes. Lily Mernin, joven mecanógrafa del mayor Stratford Burton, ayudante de guarnición de Dublín, proporcionó nombres y direcciones de agentes británicos. Josephine Marchmont, mecanógrafa en el Cuartel General de la 6ª División del ejército británico en Cork, etc.

El IRA capturó varias veces el correo dirigido al Castillo de Dublín, sede principal de la administración británica en Irlanda, pues los agentes secretos británicos utilizaban el correo para evitar el contacto directo. Para la eliminación de los espías enemigos, Collins creó un grupo especial: El Pelotón (The Squad), que estaba dividido en dos secciones: Los miembros de una sección dejaron sus trabajos y pasaron a recibir un sueldo por parte del IRA; los de la otra sección continuaron trabajando a tiempo parcial, y empleaban el resto de la jornada para realizar acciones armadas. Con el tiempo, ambas secciones se unificaron. A partir de entonces los apodaron como “Los doce apóstoles”. Como tapadera, abrieron una supuesta carpintería donde fingían trabajar.

El Domingo Sangriento del 21 de noviembre de 1920, a las 9 de la mañana, en distintas direcciones de Dublín, divididos en grupos de entre 8 y 14 voluntarios, el IRA mató a once agentes encubiertos británicos, hiriendo a otros cinco. El servicio secreto británico quedó desmantelado en Irlanda. Esa misma tarde, un grupo de policías y auxiliares aparecieron en el parque Croke, donde se jugaba un partido de fútbol gaélico entre Dublín y Tipperary: abrieron fuego sobre la multitud; catorce personas murieron, entre ellas un niño de diez años.

El Gobierno británico creó el Raid Bureau, oficina que sistematizó los registros para capturar armas y documentos. Sólo en Dublín hubo 6.111 registros. Las fuerzas de seguridad británicas regularmente acordonaban bloques de la ciudad, registrando los edificios dentro de esa zona. Por otra parte, ante los frecuentes ataques que se producían en Dublín contra camiones militares, los británicos transportaron a presos republicanos (miembros del Dáil, entre otros) esposados en los camiones.

El presidente De Valera criticó al IRA, por la mala publicidad que generaban sus acciones en América, y propuso acciones de mayor envergadura. Se acordó la destrucción de la Custom House (Casa de Aduanas), corazón de la maquinaria de la administración civil británica en Dublín. El incendio de la Custom House fue un éxito propagandístico, pero fue un desastre militar para el IRA de Dublín.

Grupo de presos políticos republicanos irlandeses en la planta E de la prisión de Stafford, Inglaterra (1916). El preso marcado con una cruz es Michael Collins.

 

1921: Tregua y Acuerdo. El Gobierno británico no veía salida. Tras haber introducido en agosto de 1920 la Ley de Restauración del Orden en Irlanda (daba amplios poderes para gobernar por mandato, sustituir los juzgados ordinarios con cortes marciales…), y después de la creación de parlamentos separados en el Norte y en el Sur de Irlanda mediante la Ley de Gobierno de Irlanda, se celebraron nuevas elecciones: el Sinn Fein obtuvo 128 escaños en los 26 condados del Sur. La situación militar estaba estancada, y la incapacidad de la administración británica era manifiesta. En agosto, el periódico liberal británico “The Nation” llegaba a afirmar que: «El hecho principal de la presente situación en Irlanda es que la República Irlandesa existe».

Por fin, se acordó una tregua, que llegó el 11 de julio de 1921. El Dáil Eireann envió a cinco delegados para negociar un Tratado. Éste se firmó el 6 de diciembre entre Gran Bretaña e Irlanda, en el que los 26 condados del sur de Irlanda recibieron un Estatus de Dominio y sería conocido como Estado Libre de Irlanda, con su propio parlamento, poder judicial y fuerza de defensa. Sus parlamentarios y autoridades tendrían que jurar lealtad a la Corona. Los seis condados del Ulster continuarían siendo parte del Reino Unido. De no aceptar el Tratado, Lloyd George amenazó con una guerra inmediata.

Fue un tratado que no satisfizo a nadie. El Dáil Eireann lo aprobó con 64 votos sobre 57. Se produjo una profunda división en el movimiento republicano. Cualquier sensación de victoria se perdió pronto en la terrible guerra civil (1922-23). El número total de bajas durante la Guerra de Independencia ascendió a unos 2.000 (714 eran miembros de los servicios de seguridad británicos, unos 550 eran voluntarios del IRA y 750 civiles).

En 1949 el Estado Libre de Irlanda se convirtió en República, y fue dominada por una élite ultra-católica que aparentemente rendía honores a la Proclamación de la República de 1916, pero que no desarrolló los ideales recogidos en ella. Cincuenta años después, el Acuerdo de Viernes Santo de 1998, momento trascendental del proceso de paz norirlandés, hizo que se modificara la Constitución de la República de Irlanda, empleando estas palabras: «Una Irlanda unida tendrá que llegar únicamente mediante medios pacíficos con el consentimiento de una mayoría del pueblo, democráticamente expresada, en ambas jurisdicciones de la isla».

Tal vez la perseverancia republicana irlandesa haga posible el sueño de Irlanda unida en este siglo XXI. Sería hermoso verlo.