Conny Beyreuther

Barba non facit philosophum.

Las fotos que traemos hoy al Iruditan son parte de “LiberaTuPiel”, una campaña de publicidad para cuchillos de afeitar en Nueva Zelanda del fotógrafo Troy Goodall en colaboración con el fotógrafo de animales Stephen Stewart y la magia de photoshop. Falta les hace, por lo visto, la publicidad, porque cayeron las ventas en productos de afeitar, en parte también por culpa del lumbersexual, el leñador urbano sexy. Es el nuevo metrosexual o, mejor dicho, su opuesto. Una versión «sucia» del hipster, con camisa de cuadros, suponemos que con conocimientos básicos de bricolaje y barba de siete meses. ¡Qué difícil la vida del hombre moderno!

Son verdaderos animales peludos... no, no ellos, sino lo que llevan en la cara. Hurones.

El matemático neurocientífico del College de France Jonathan Touboul explica en un ensayo por qué las personas que quieren ir en contra de la moda se acaban pareciendo y terminan haciendo lo mismo. El hipster observa y espera, y durante la tardanza se ha formado, al parecer en muchos lugares del mundo de forma casi simultánea, la misma contra-idea, probablemente la más obvia. Se crea así una tendencia inconformista cuyos protagonistas se comportan de forma sincrónica. Es la uniformidad de querer ser distinto.

Ahora es el turno del lumbersexual barbado. Hombre, luego están los que siempre han tenido barba o los que tuvieron la idea primero y que ahora no van a cambiar por la tribu. Lo curioso es que nadie es hipster, siempre son los otros.