xandra romero
SALUD

¿Existe un desayuno ideal?

Ya hemos hablado de desayunos, de su importancia y, sobre todo, de qué características debía reunir, en términos nutricionales, un correcto desayuno. Sin embargo, buscar la perfección nutricional en el desayuno no tiene sentido y, como en otras comidas, dependerá principalmente del resto de ingestas del día. Además, influyen también nuestros gustos y los “hábitos alimentarios” tanto del entorno general como los de nuestra propia casa. Tampoco podemos olvidar el factor cultural. Por poner un ejemplo, pensemos que en México e Inglaterra las legumbres como frijoles o beans son parte indispensable del desayuno habitual (¿os imagináis desayunando lentejas?, ¿por qué no?). Y en Perú, el desayuno típico es ceviche (pescado o marisco marinado en lima y limón y especias), que se toma tanto para desayunar como para comer o cenar.

De manera que no existe un desayuno ideal, ni dos, ni tres; existen variedad infinita de ellos y, aunque han de cumplir unas ciertas “pautas” nutricionales, si partimos de un estado de salud óptimo, pueden ser perfectamente flexibles.

No obstante, en este artículo toca hacer otro apunte esencial en relación a los desayunos, tanto para los niños, que están expuestos a la publicidad alimentaria (nada escrupulosa) dirigida a la población infantil, como a adultos que piensan que desayunan “sano” solo porque toman productos publicitados como tal.

Me refiero a esos productos (casi no puedo llamarlos alimentos) publicitados como parte del desayuno de nuestros hijos o de los nuestros inclusive. Por ejemplo, y sin mencionar marcas, algunas galletas en su embalaje dicen que un desayuno “ideal” para los más txikis está compuesto por nueve galletas, un vaso de leche con cacao en polvo (15 gr dice) y una manzana. Parece algo bastante equilibrado, ¿no? Pero si contamos los gramos de azúcar añadida (esa que no está presente de forma natural en los alimentos), suma la friolera de 23 gr de azúcares añadidos. Este desayuno aporta más cantidad de azúcar de la recomendada para un niño en un día. Y no lo digo solo yo, que también, sino que es la OMS la que recomienda a los adultos reducir el consumo de azúcar (azúcar total, presente de forma natural y añadida) al 5% de la ingesta calórica diaria, lo que equivale a unos 25 gr de azúcar al día. Es decir, que para un niño sería menor. Dependiendo de la edad y del peso, aproximadamente llegaría a los 20 gr/día.

Ejemplos similares son los cereales de desayuno para los niños, en los que cada cucharada (unos 10 gr) tiene la misma cantidad de azúcar que una nube (esponjita) de golosina (los cereales de desayuno para adultos tienen aproximadamente la mitad de azúcar, aunque también tienen excesivo azúcar añadido).

De modo que si te preocupa tu desayuno o el de los txikis de la casa, te recomiendo:

• Organiza tus ingestas, no improvises. Una buena regulación del hambre consiste en no dejar pasar demasiado tiempo entre que te levantas y la primera ingesta del día.

• Realiza tus elecciones alimentarias entre una variedad saludable de alimentos.

• No creas todo lo que diga la publicidad y no tomes u ofrezcas chucherías para desayunar (cereales de desayuno).