XANDRA ROMERO
SALUD

¿Cuánto preocupa la obesidad infantil?

Este artículo pretende ser una crítica a todos esos organismos públicos “empeñados” en erradicar la obesidad y, sobre todo, la obesidad infantil, ya reconocida por la OMS como epidemia del siglo XXI. Me resulta curioso tanto empeño, tanta campaña televisiva y tantas voces que se alzan para promover una “lucha” contra esta enfermedad y, sin embargo, me pregunto por qué no hay programas sanitarios específicos, públicos o privados, ni profesionales en Sanidad cuyas competencias profesionales estén dirigidas al tratamiento de esta enfermedad. Sin duda, curioso.

Creo que el problema de la obesidad, y sobre todo la que afecta a este sector de la población, no está en el exceso de peso; es decir, me parece que no ha calado en la población la realidad de esta patología. No hablamos de un problema físico o estético, y sin embargo, son múltiples las clínicas sanitarias privadas que realizan cirugías bariátricas y similares sin incidir demasiado en el origen del problema.

La realidad de esta patología (cuando no está causada por otra enfermedad) no es el peso, sino el exceso de grasa. Y ¿por qué?, ¿porque la persona que lo padece “quiere” comer mal?, ¿“quiere” comer más?, ¿no tiene “fuerza de voluntad” o porque no le importa su salud? Pues no, la respuesta está en esa parte o aspecto de nuestra salud de la que nunca nos acordamos, que nunca tenemos en cuenta, ni siquiera en los sistemas sanitarios: lo emocional.

Hay que tener en cuenta que las edades en las que existe más riesgo de que un niño inicie una obesidad son al año de vida y entre los 4 y 5 años. A los 4-5 años es el momento en el que las células grasas se crean y reproducen. Si en ese momento se come en exceso, esas células aumentan en número y se produce una reserva mayor de células grasas. Si, por el contrario, se empieza a ser obeso a los 10 años, lo que ocurrirá es que estas células aumentarán de tamaño, pero no en número. Por este motivo, si la obesidad se ha iniciado hacia los 4 años, perder peso será más difícil.

Sin embargo, ¿qué hacemos ante esto?, ¿dieta? Rotundamente, no. No se puede poner una dieta restrictiva a un menor, ya que estaríamos influyendo en su desarrollo. Sin embargo, esto se hace.

Lo primero que se hace es llevar al niño al médico a que le ponga a dieta, sin tener en cuenta por qué ese niño come así. ¿Es problema de él?, ¿come como lo hacen en casa?, ¿tiene responsabilidades que no le corresponden por edad y esto lo tiene frustrado? Existen unos rasgos comunes en los niños con sobrepeso u obesidad: tienen más rasgos depresivos y ansiedad de lo habitual. Les avergüenza que les vean comer y son cinco veces más insultados que cualquier otro. Entonces es cuando la comida se convierte en apoyo emocional. Se sienten mal con su cuerpo e interiorizan los insultos que les dicen. Se refugian en la comida y su estómago, como músculo, se acostumbra a distenderse.

Por eso es necesario el abordaje terapéutico de lo emocional. Trabajando con las emociones se busca que el niño se sienta mejor con él mismo y sea capaz de hacerse responsable de su propio cuerpo, de su cuidado.