Ion SALGADO
COLOQUIO EN GASTEIZ

La agroecología, una vía para el futuro del sector primario

Son pocos quienes conocen los métodos de la agroecología, una disciplina científica que tiene por objeto diseñar un sistema agroalimentario sostenible sin emplear pesticidas. Este miércoles, agricultores y ganaderos alaveses conocieron de cerca esta realidad, que puede ser un alternativa para el sector primario vasco.

La agroecología puede ser un salvavidas para el sector primario vasco, acosado por la falta de relevo generacional y por las estrictas reglas del mercado. Así lo creen Unai Pascual, miembro del Basque Centre for Cimate Change, y Pablo Tittonell, coordinador del Programa Nacional Recursos Naturales, Gestión Ambiental y Ecorregiones del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria de Argentina (INTA), que este miércoles participaron en un coloquio organizado por la Diputación de Araba, Tramahuertas y Elkarlur en el Mueso Artium de Gasteiz.

Tittonell puso en valor los beneficios de la agroecología, una disciplina científica que tiene por objetivo mejorar las prácticas de gestión y diseñar un sistema agroalimentario sostenible, reduciendo la dependencia de insumos no renovables. «Se trata de aplicar principios ecológicos para el diseño y manejo de los agroecosistemas», destacó el ponente argentino, quien advirtió de que la agroecología y la coinnovación permiten aumentar los beneficios económicos, dejando a un lado los pesticidas y empleando inoculantes.

Además, la agroecología también es un movimiento social que refuerza la viabilidad económica de las zonas rurales, como es el caso de los concejos alaveses, donde trabajan cientos de agricultores y ganaderos, cansados de aceptar las reglas de juego impuestas por un sistema que prima con ayudas públicas los cultivos tradicionales. Un ejemplo es la remolacha azucarera, cuyo futuro es incierto por el avance del azúcar de caña. En este sentido, Tittonell señaló que la agroecología ofrece una alternativa que pasa por cultivar una remolacha ecológica en Araba. «La única ventaja es hacer remolacha azucarera y procesarla aquí», señaló tras insistir en la necesidad de atraer gente joven al sector primario.

Esta idea es compartida por Unai Pascual, que insistió en que los jóvenes son una oportunidad para el agro. «Los jóvenes no son los mismos que hace treinta años, que solo conocían un tipo de agricultura. Ahora hay jóvenes neorrurales a los que les guastaría volver y que podrían aplicar nuevas técnicas. Pero para eso necesitan un apoyo, como la creación de un mercado rural que les garantice la venta de lo que generen», añadió, y reclamó la implicación de las distintas instituciones, que pueden crear un banco de tierras públicas.

Asimismo, hizo hincapié en la necesidad de que se promuevan leyes que favorezcan la agroecología, tal como ocurre en Argentina. «Hace falta que se impliquen las administraciones, que se distribuyan de manera estratégica los presupuestos en lugar de financiar viejas recetas que sabemos que están empezando a fallar. Y los agricultores están nerviosos, quieren cambiar el sistema pero no saben cómo. Necesitan a las administraciones y, sobre todo, a la administración local», manifestó.

Un futuro difícil

Además, recordó que el cambio climático va a generar una transformación en el sector primario vasco, que en unos años se va tener que adaptar a una nueva realidad. Pascual alertó de que el calentamiento global va a derivar en un incremento del trigo en Euskal Herria. Y también puede afectar a la calidad de los vinos y a los pastos de montaña. «Tenemos que trabajar e invertir en la adaptación. No podemos esperar más», señaló tras insistir en que el sistema convencional, el sistema agrícola actual, no está preparado para enfrentarse al cambio climático, que provocará más precipitaciones en invierno y escasez de agua en verano: «Hablamos de fenómenos extremos, de heladas y sequías. Eso es lo que nos debe preocupar».

La agroecología y la variedad de cultivos serán clave para hacer frente a las consecuencias del cambio global. Un problema generado por la humanidad y que ha ganado velocidad desde la revolución industrial. «A partir de esa revolución, las emisiones de efectos invernadero han elevado las concentraciones de carbono en la atmósfera, lo que ha provocado un calentamiento global acelerado. Estamos cambiando la dinámica atmosférica del planeta», lamentó.