Mikel ZUBIMENDI
DONOSTIA
Interview
ALBERTO CASTRO
DIRECTOR DEL DEPARTAMENTO DE ENTOMOLOGÍA DE ARANZADI

«A todos los entomólogos nos pasa en general, cada vez vemos menos bichos»

Biólogo donostiarra especializado en la ecología de las arañas, director de proyectos e investigador de estudios sobre la entomofauna de Aranzadi, Castro reflexiona desde la prudencia, pero preocupado, sobre el declive de la biomasa de insectos.

Nos recibe en la sede que la Sociedad de Ciencias Aranzadi tiene en el alto de Zorroaga en Donostia y nos invita a su despacho. Alberto Castro allí cuida y alimenta con saltamontes a una gran araña que un inquilino desahuciado dejó en un piso y se la hicieron llegar. Atiende gustoso a GARA para comentar el estudio que ha certificado el gran declive de la masa de insectos voladores.

Tras haberlo leído, Castro comenta que «es un estudio sólido, muy bueno, han metido muchos años y muchos medios, pero nunca puedes controlar todas las variables. Han estudiado las que se piensa que son las causas que más influyen: la fragmentación del hábitat, cómo ha cambiado el paisaje alrededor, el cambio climático. Se constata un gran declive, pero ninguna de las variables controladas revelan las causas. En el futuro habrá que controlar otras variables».

Preguntado sobre si es extrapolable a Euskal Herria y si a los entomólogos les ha cogido por sorpresa o intuían algo así, responde claro: «La palabra es esa, intuir. Intuimos que aquí está pasando lo mismo. Y digo intuir porque prácticamente no hay estudios sobre la biomasa. Alguna especie se ve más, pero son de las que favorecemos nosotros o que son plagas en las cultivos. En general, en lo silvestre, los tiros van por ahí. Es una impresión, pero no tenemos datos».

Y desde la prudencia, indica que «algo parecido debería estar ocurriendo aquí, por la similitud. Es un paisaje parecido, allá tienen más llanuras y aquí más montes, pero ambos son paisajes mosaicos, en un entorno muy humanizado, con densidad de población. Ahora, no tenemos los datos. Ese estudio recalca la pérdida de una gran biomasa de insectos. No habla de diversidad. Tenemos la biomasa total pero no la comparación de las especies que se encontraron antes y ahora. Hay que ver si la caída en diversidad ha sido tan brutal como la de la biomasa, o no. El estudio habla de 53 kilos de insectos voladores y ya te digo yo que identificar especies entre tantos millones de ejemplares llevará muchos años. Pero sí, creo que hay un gran declive; cuando salimos al campo siempre nos da la impresión de que cada vez hay menos bichos, que antes se veían más, de más especies».

Los insectos son pieza fundamental del mecanismo ecológico, pero tienen mala fama. «Sí, casi todo el mundo los relaciona con plagas o con animales que molestan, no se dan cuenta que la gran mayoría, se calcula que más de un 99%, o no nos hacen daño o nos benefician. Falta de información o igual los que nos dedicamos a esto no somos capaces de divulgarlo. Es muy difícil explicar algo que no se percibe».

«Otra cosa que se ve con ciertas poblaciones es lo siguiente: no es que haya un declive paulatino sino que de repente decaen de golpe. Por ejemplo, ocurre con algunas libélulas o la mariposa Apolo. La Asociación Zerynthia, que colabora con Aranzadi, ha constatado que esta mariposa a la que le gusta el clima frío y que después de las glaciaciones quedó acantonada en las cimas de las montañas, en un par de décadas ha ido desapareciendo de muchas cimas, quedan algunas en Aratz pero en las sierras de Araba han desaparecido, quizá por el cambio climático».

Subraya también el «problema» de quedarse con listas de especies concretas y no hacer estudios ecológicos. «Cuando hablamos de abejas hablamos de las abejas de miel de los apicultores, pero estas son muy pocas especies polinizadoras; luego hay un montón de especies de abejas y avispas muy diferentes que hacen un papel polinizador clave y no sabemos qué está pasando con ellas».

Sobre las implicaciones de este pronunciado declive, remarca la pérdida de servicios ecológicos que nos proporcionan. «Menor biomasa significa menos comida para otras especies, por ejemplo, los vertebrados, como las aves que dependen de la proteína del insecto. Muchos insectos intervienen en la polinización, y no solo de especies silvestres, también de especies de valor económico para los humanos, de las que nos alimentamos. Como los coleópteros, muchos dípteros, muchas moscas, contribuyen a que se fragmenten los excrementos y los cadáveres, no podemos dejar que se acumulen, producirían una serie de degradaciones peligrosas. También hay muchos insectos depredadores, moscas y avispas cazadoras que van a por plagas, son controladores. Sin duda nos hacen muchos servicios ecológicos».

Castro, por último, llama a reflexionar sobre «si en Europa estamos haciendo bien las cosas a nivel de conservación. Se crea una Red Natura 2000 para proteger la diversidad, y este estudio sugiere que puede no estar siendo útil y efectivo. Además en Alemania tienen la Red europea más otra propia. Quizá no se trata de responsabilizar solo a los pesticidas, ni tampoco de crear reservas pequeñitas sin que estén conectadas. No hay que perder de vista la reducción, fragmentación y alteración de los hábitats por un posible manejo no sostenible del territorio que puede afectar gravemente a la entomofauna».