Aritz INTXUSTA
SEGUNDA EDICIÓN DE BESARKATU

Las familias que abren paso al euskara se citan en Erriberri

Erriberri acogerá el 15 de abril la segunda edición de Besarkatu, una iniciativa de Sortzen para dar apoyo a las familias que están consiguiendo que se abran nuevas líneas de euskara en pueblos que antes eran «zona no vascófona». Son ya ocho los centros que han incluido una línea con modelo D.

Para algunos lo que está sucediendo desde hace dos años en Nafarroa parecerá una especie de regreso al pasado. En centros educativos de pueblos donde antes solo existía el modelo castellano están apareciendo nuevas clases con un modelo educativo de inmersión lingüística en euskara. Se trata de clases con pocos alumnos, donde tienen que estudiar juntas varias quintas. Todo ello evoca la forma en que el euskara se abrió camino en Iruñea tres décadas atrás. Hace dos años, el modelo público en la zona no vascófona arrancó en Tafalla (donde la ikastola sigue teniendo el grueso de matriculaciones en euskara), Caparroso y Lodosa. En el presente curso el modelo funciona también en Antzin, Allo y Erriberri. Y el curso que viene, el euskara se estrena en los colegios de Barasoain y Azkoien.

Con el cambio de Gobierno, Educación pone los medios. Pero para abrir una línea hace falta que los padres y madres demanden el cambio y apuesten por asumir el esfuerzo de regalar el euskara a sus hijos. El pasado año, Sortzen inició una dinámica para arropar a esas familias que se atreven a dar el paso. La han llamado Besarkatu y ayer anunciaron que la edición de este año tendrá lugar en Erriberri. Será el 15 de abril.

A la presentación acudieron varias de esas familias que están consiguiendo que el euskara avance terreno rumbo al sur. La hija de Joana Irigarai será una de las primeras ocho niñas y niños que estudiarán euskara en Peralta. «Lo hago por su futuro. Es una ventaja», sostiene esta madre. «El año pasado había solo cuatro niños que demandaron euskara y no salió grupo. Tuvieron que irse al PAI porque no había otra cosa. Ahora vuelven y con los cuatro de este año empezaremos», explica Irigarai.

La hija mayor de Asier Ormazabal, tras estudiar un año en el modelo público en Tafalla, regresará a la escuela rural de Barasoain, la localidad donde viven. «Aquí seremos siete, dos de segundo de infantil y cinco en primero», dice Ormazabal, que asegura que la demanda en euskara en el pueblo está asegurada para varios años. En su caso, Ormazabal y su pareja son euskaldunes (ella aprendió estudiando en AEK), por lo que esta es la lengua materna de la niña.

Pili Etxeberria es una de las madres pioneras de Erriberri. Allí están con pena de no desdoblar el año próximo. Finalmente, a los ocho que arrancaron se sumarán otros seis niños y será una clase de dos edades en la que estarán 14. Etxeberria está convencida de que ha tomado la mejor decisión. Sostiene que las familias que han apostado por el modelo están muy unidas y se sienten apoyados por el Ayuntamiento. Confía, además, en que su ejemplo servirá para «quitar miedos y prejuicios».

Sergio Iribarren, coordinador de Sortzen, destacó la importancia de arropar a todas estas familias. Asimismo, afirma que hay que estar atentos a los cambios que se están dando, pues muchos ayuntamientos han pasado de la zona no vascófona a la mixta, por lo que la realidad ya nunca será la que fue. Porque, aunque recuerde al pasado, lo que garantizan estas escuelas es que el euskara tenga futuro donde antes estaba vetado.