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Trump cesa a Tillerson y aúpa a la CIA a una espía acusada de torturas

Donald Trump aumentó la confusión sobre la política Exterior de EEUU al cesar al secretario de Estado, Rex Tillerson, que se enteró cuando volvía de una gira y a través de Twitter. Uno de sus colaboradores fue cesado también al revelar que Tillerson no conocía la decisión. Será sustituido por Mike Pompeo, hasta ahora director de la CIA, a cuyo frente Trump coloca a Gina Haspel, experimentada espía acusada de participar en torturas a detenidos.

Después de meses de rumores sobre una salida señalada mil veces como inminente, el presidente de EEUU, Donald Trump, selló con un tuit el destino de Rex Tillerson, quien al frente del Departamento de Estado ha mantenido una difícil relación con el inquilino de la Casa Blanca. «Mike Pompeo, director de la CIA, se convertirá en nuestro nuevo secretario de Estado. ¡Hará un trabajo fantástico!», tuiteó Trump. «¡Gracias Rex Tillerson por sus servicios!» agregó.

Y esta fue la forma en que el propio Tillerson se enteró de su despido, que la Casa Blanca justificó por el deseo del presidente de tener un nuevo equipo al entablar negociaciones con Corea del Norte.

Y eso que Trump había denostado públicamente a Tillerson por querer iniciar un acercamiento con Pyongyang. Fue una más de las contradicciones de los mensajes sobre política exterior, que eran torpedeados desde el Despacho Oval y desde las palabras nada diplomáticas en Twitter del presidente.

Trump también mencionó desacuerdos, entre ellos sobre Irán. «Rex y yo (...) nos llevamos bastante bien, pero discrepamos en cosas. El acuerdo con Irán pensé que era terrible, él pensó que estaba bien. Yo quería romperlo o hacer algo, él se sentía un poco diferente. Entonces, realmente no estábamos pensando lo mismo», explicó.

También cesa al subsecretario

Tillerson se despidió con un breve discurso en el que ni siquiera mencionó a Trump y reveló que, hasta que deje su puesto el 31 de marzo, delegará sus funciones en el subsecretario John Sullivan. Tillerson no había hablado con el presidente, ni sabía el motivo de su despido anunciado en Twitter, y que conoció cuando regresaba de una gira por África. «El secretario tenía toda la intención de quedarse debido al progreso tangible logrado en cuestiones críticas de seguridad nacional», reveló el subsecretario de Estado Steve Goldstein, quien tras estos comentarios también fue despedido. Goldstein había dicho a periodistas que Tillerson no esperaba ser destituido, en tanto Trump había declarado que la decisión era de mutuo acuerdo.

La declaración le supuso sumarse a la larga lista de ceses que acumula en poco más de un año de mandato Trump. Durante su gestión, Tillerson se vio muchas veces forzado a negar que se había peleado con el presidente, y prometió permanecer en el cargo.

En cuanto a Pompeo, comparte con Trump su política agresiva hacia Irán y Corea del Norte y desde la CIA ha igualado la hostilidad de sus mensajes. Al frente de la agencia de Inteligencia le sustituirá Gina Haspel, la primera mujer elegida para el puesto. Haspel es una espía experimentada, pero señalada por su participación en operaciones encubiertas y torturas a detenidos. Integra la CIA desde 1985 y fue jefe de puesto en varios lugares del mundo, principalmente en Londres.

El presidente de la comisión de Inteligencia del Senado, el republicano Richard Burr, ya anunció que apoyará su nombramiento, pero el influyente senador John McCain advirtió de que debe comprometerse a respetar la ley que prohíbe el uso de la tortura, y recordó que su carrera en el seno de la agencia «cruzó en varias ocasiones el programa de técnicas de interrogatorio agresivo». El senador demócrata Ron Wyden anunció que se opondrá a la nominación de Haspel.

Según medios estadounidenses, Haspel dirigió una prisión secreta en Tailandia donde los detenidos fueron sometidos a prácticas como la simulación de ahogamiento y otros malos tratos, en los que incluso participó en persona, pero se encargó de destruir los vídeos comprometedores.

Primera visita del presidente al bastión demócrata de California

Donald Trump comenzó ayer su primera visita a California, un viaje en el que inspeccionará los prototipos ya construidos del controvertido muro que pretende levantar en la frontera con México. El avión presidencial tomó tierra en San Diego, desde donde se desplazó a un punto entre Otay Mesa (EEUU) y Tijuana (México) en el que se encuentran los ocho diseños preliminares para el muro fronterizo. Trump tenía también previsto un discurso ante un grupo de militares y un acto de recaudación de fondos para el Partido Republicano. Esta breve visita a California es la primera desde que llegó al Despacho Oval a este bastión republicano, muy crítico con la Casa Blanca en temas como inmigración, cambio climático o sanidad. El Gobierno federal presentó la semana pasada una denuncia contra varias leyes californianas sobre los territorios «santuario», que limitan la colaboración de las policías locales con las autoridades migratorias federales. «Las políticas ‘santuario’ de California son ilegales e inconstitucionales y ponen en riesgo la seguridad de toda nuestra nación», afirmó Trump. El fiscal general, Jeff Sessions, acusó a California de obstruir deliberadamente la aplicación de leyes federales al ofrecer protección a los inmigrantes indocumentados. Las primeras protestas contra la visita de Trump, y en particular contra su política migratoria, se registraron el lunes y ayer se esperaban varias más.GARA