Patxi IRURZUN

LUCIO URTUBIA, LA LEYENDA Y EL HOMBRE COMÚN, EN CÓMIC

En «El tesoro de Lucio», publicado por Txalaparta, el dibujante iruindarra Belatz narra la vida del indomable anarquista navarro, que fue capaz de poner de rodillas a un gigante de la banca mundial, y de quien se nos muestran ahora en esta novela gráfica, editada también en euskara, catalán y gallego, detalles desconocidos de su vida cotidiana y familiar.

Se meaba en los pantalones. Lucio Urtubia, el falsificador que estuvo a punto de hundir al City Bank, uno de los primeros desertores del ejército español durante el franquismo, el hombre que propuso a Ché Guevara infectar el torrente sanguíneo del capitalismo con dólares de pega, Lucio Urtubia, el legendario anarquista navarro, se meaba en los pantalones cada vez que “expropiaba” un banco, incapaz de contener la tensión y, sobre todo, el temor a herir o matar a alguien. Nos lo cuenta, nos lo dibuja, Mikel Santos, Belatz, en las primeras viñetas de “El tesoro de Lucio”, el cómic que narra la biografía del irreductible luchador cascantino, y que acaba de publicar Txalaparta. No es la primera vez que la vida y las hazañas de Lucio han sido llevadas al papel, o al cine documental, pero el formato del cómic exigía al autor una documentación más allá de la leyenda, que descendiera hasta los aspectos más cotidianos:

«Para escribir un libro tienes mucha libertad, pero para hacer una novela gráfica la imagen dice mucho e intentar conseguir acercarme a un retrato real de la vida de Lucio durante todas las etapas de su vida me obligó a entrar más en su intimidad y en su interior. Al final casi te conviertes en uno más de su familia», nos cuenta Belatz, y añade: «Lucio estaba acostumbrado a las preguntas de siempre sobre los atracos y falsificaciones y no estaba preparado para otras que al fin y al cabo le desconcertaban pero a la vez le alegraban porque de alguna manera le parecían novedosas: cómo celebraron la muerte de Franco, cómo le dio la noticia su mujer de que estaba embarazada, si alguna vez se dejó barba, qué radio escuchaba, dónde estaba cuando se enteró de la muerte del anarquista catalán Quico Sabaté (compañero de Urtubia en aquellas primeras expropiaciones), sus comidas preferidas...».

Biógrafo oficial, de rebote

Belatz, el komikilari iruindarra, conoce tantos detalles sobre Lucio, con quien ha mantenido a lo largo de los dos intensos años que ha dedicado a dibujar su obra numerosos encuentros, viajes, comidas y conversaciones, que bromea a menudo con su editor Jon Jimenez sobre su nueva condición de biógrafo oficial. Sin embargo, “El tesoro de Lucio” llegó a sus manos de rebote. «Es el propio Lucio quien nos transmite en una feria de Durango que le gustaría ver su vida ‘en dibujicos’», señala Jon Jimenez, desde Txalaparta. «Ese año habían hecho una obra de teatro con su vida en Italia, estaba el documental... pero faltaba un cómic. Preguntamos a Martintxo Alzueta, pero estaba y está inmerso en el tercer tomo de la historia ilustrada que está haciendo junto a Joseba Asiron. Así que nos derivó a Belatz», explica.

«No lo dudé ni un momento. Belatz era el indicado», comenta el propio Alzueta. Los dos dibujantes navarros se conocen desde hace años, han compartido exposiciones y no es la primera vez que se recomiendan cuando no tienen cuatro manos para sacar adelante su trabajo.

Edición en cuatro idiomas

“El tesoro de Lucio” ha tenido una acogida espectacular. Txalaparta lo ha editado en cuatro idiomas, castellano, gallego, catalán y euskara. «En euskara (bajo el título ‘Gerezi garaia’) nos hacía especial ilusión, porque tras publicar tres libros suyos en castellano, teníamos una deuda con el país. A Lucio, creo, también le hacía especial ilusión», señala Jimenez.

La propia biografía de Urtubia, que resume en sí misma buena parte del siglo XX, ha ayudado, sin duda, al éxito del cómic, pero desde luego gran parte del mismo se debe al oficio de Belatz, que además de la excelencia en las viñetas se ha desenvuelto con soltura en el ritmo y la estructura narrativa, firmando la que sin duda es su obra más importante hasta el momento (anteriormente había publicado cómics como “90 minutos en el Reyno”, o había ilustrado el libro “Nightmare before Christmas”, de Tim Burton). Una obra que, sin duda, marcará profundamente la trayectoria del dibujante pamplonés, pues Lucio, dicen quien lo conocen, deja huella. De hecho, uno de los momentos más emotivos para Belatz fue el día que le mostró en París su trabajo: «Fue muy emocionante ver cómo en determinados pasajes de la novela Lucio derramó más de alguna lagrimilla, sobre todo en la parte que narra su infancia».

Lo imposible no existe

A Lucio, sin duda, le emocionará también saber que, precisamente, uno de los mayores logros del trabajo de Belatz es su capacidad para transmitir su legado anarquista a los más jovenes. «Es el puto amo», dijo La Chula Potra durante la presentación del cómic en Iruñea que dijo su hijo, de 12 años, tras leerlo. Y la rapera iruindarra, que ha confesado en más de una ocasión estar enamorada del anarquista navarro, señaló también que “El tesoro de Lucio” refleja perfectamente a Urtubia, su forma de hablar, sus gestos, su personalidad magnética... En el cómic está la leyenda y el albañil, el legendario anarquista y el hombre que se mea en los pantalones. Y está por supuesto su tesoro: «En el libro no solo ha quedado meridianamente clara la filosofía de Lucio sino que además deja una especie de legado, de mensaje, a modo de tesoro para que los lectores tomen conciencia de muchas cosas y sean personas más críticas a la hora de actuar en nuestro día a día. Puede parecer difícil o hasta imposible. Pero como Lucio no se cansa de repetir, lo imposible no existe», concluye Belatz; o como el propio Urtubia escribe en el epílogo que cierra el cómic: «No hay nada imposible, todo está por hacer (…) Podéis hacer bien fabricando los documentos administrativos y dándoselos a los que no los tienen, para que puedan vivir y trabajar. Podéis hacer hasta dinero, como lo hacíamos nosotros –si ellos hacen dinero ¿por qué no hacerlo nosotros?–. Eso no es ningún crimen, eso es un placer».