Iñaki Uriarte
Arquitecto
EL KIOSCO DE GUARDIA CUMPLE 135 AñOS

Una arquitectura excepcional

Con motivo del 135º aniversario de la inauguración en 1883 de este singular templete emplazado en un lugar de singular relevancia paisajística, se conmemora una de las arquitecturas de hierro más sobresalientes de nuestro país que a su vez constituye un Bien Cultural merecedor de su reconocimiento y catalogación.

Los kioscos son unas construcciones impulsadas por los ayuntamientos destinadas a la popularización de la cultura musical, que genéricamente había estado reducida a los ambientes palaciegos, los conciertos para la burguesía, las ceremonias religiosas y los desfiles militares en poblaciones de asentamiento de cuarteles. Su construcción fue posible y necesaria debido a la existencia de bandas municipales de música y que coincidió en su reconocimiento como materia de enseñanza con la creación de escuelas de música.

Entre los kioscos existentes en Euskal Herria destaca especialmente el de la villa de Guardia / Laguardia en Araba, un bellísimo templete como monumento de homenaje al gran poeta, dramaturgo y fabulista Félix María de Samaniego Zabala (Laguardia, 1745-1801) destacado personaje de la época de la Ilustración.

Un período de grandes mejoras en la urbanización de ciudades y pueblos cuando surgieron plazas, paseos y parques dotados de arbolado y jardines. Con el uso de estos espacios por la implantación de novedosos hábitos populares entre ellos, el disfrute de la naturaleza y de los recintos públicos con el gusto por el paseo y recreo de los sentidos en ambientes pintorescos y como complementos del ocio se situaron pequeños elementos llamados kioscos.

Este kiosco situado fuera de la muralla medieval en el collado en el vértice norte de la villa construida sobre un cerro, una de las más notables por su configuración urbanística, su entorno tiene un amplio y atractivo dominio visual sobre el paisaje de la Rioja arabatarra y recíprocamente el monumento es visible a cierta distancia desde la carretera de acceso a la villa procedente de la sierra de Toloño o Cantabria.

Fue proyectado por el insigne arquitecto bilbaino Severino Achúcarro (1841-1910) según el modelo tradicional octogonal. Consta de un basamento perimetral de piedra de sillería que a su vez es un banco continuo abierto por un lado donde se sitúa una ancha y elegante escalera de cinco peldaños de la misma piedra donde se inicia el antepecho o balaustrada con rica ornamentación en fino hilo de fundición que se repite en las arcadas que unen las ocho altas y esbeltas columnas cilíndricas lisas, asimismo de fundición. Configuran y sostienen un remate superior metálico a modo de marquesina de notabilísima expresividad decorativa sin la cubrición que probablemente pudo ser de cristal inicialmente, lo que permite resaltar todo su expresivo esquema estructural de hierro.

En su centro un pedestal de piedra sobre el que se encuentra el busto de Samaniego fundido en hierro dulce en Santa Ana de Bolueta en Bilbao realizado por el escultor, también bilbaino, Vicente Larrea Aldama (1852-1922). Construido por suscripción popular fue inaugurado el 24 de junio de 1883 coincidiendo con el inicio de las fiestas patronales en un acto de gran relevancia iniciado con una misa en la iglesia de San Juan continuando el séquito de autoridades por la calle Mayor hasta el collado. El municipio ya poseía desde 1881 la Agrupación Musical de Laguadia una de las más antiguas de Araba.

Es el kiosco más antiguo de los existentes en Euskal Herria. Otros clásicos y bellos que todavía permanecen son el de La Florida en Gasteiz (1890), el de Eibar (1890) desde 1933 en Beasain, Baiona (1892), Galdakao con estructura de madera (1901), Hondarribia solo de basamento en Zumardi Parkea (1901) Durango (1902) muy desfigurado, Kanbo (1903), Donostia en el Bulevar (1907) algunos de los cuales he tenido la oportunidad de conmemorar en un señalado aniversario.

El kiosco es una pequeña y delicada arquitectura singular que alcanza su esplendor por la relación con el espacio, plaza paseo o parque, donde se sitúa del que habitualmente se convierte en su principal referencia por lo que los ayuntamientos fueron muy cuidadosos en su adecuación a estos recintos de ocio y paseo exigiendo un proyecto de calidad, funcionalidad y belleza.

El de Guardia, en el habla popular para referirse a él “Don Félix”, es un elemento de extraordinaria importancia en la cultura y arquitectura del hierro del siglo XIX en todo el Estado.. Por dicho motivo en el día de ayer ante el departamento de Cultura de Eusko Jaurlaritza he solicitado al incoación de expediente para la declaración de Bien Cultural Calificado con la categoría de Monumento.

Este kiosco es una arquitectura que aún en la soledad de su silencio armoniza un lugar. Una sinfonía de romanticismo.