Mikel CHAMIZO

Jóvenes maestros del sonido del cuarteto de cuerdas

El Cuarteto Gerhard llamó mucho la atención cuando fue creado hace siete años por cuatro instrumentistas de cuerda catalanes que se conocen prácticamente desde la infancia. Ganaron varios premios y cosecharon estupendas críticas, pero el verdadero reto de todo cuarteto de cuerda no es tanto nacer sino mantenerse y evolucionar a lo largo de los años. Se trata de uno de los formatos de la música de cámara más complejos, que exige un gran compromiso personal por parte de sus integrantes y que no todos los músicos son capaces de ofrecer. Pero el Gerhard, visto su nivel el pasado domingo, está llevando a cabo este proyecto con gran éxito y va en camino de convertirse en un cuerteto de primer nivel.

Destacó, ante todo, la precisión de su sonido. Las cuatro obras que interpretaron estaban repletas de técnicas extendidas, y los miembros del Gehrard no solo mostraron una gran exactitud, por ejemplo, al emitir armónicos, sino que además parecían tener los recursos para tocar un sul ponticello de doce maneras diferentes, en función del efecto sonoro que perseguían. El “Cuarteto nº 2” de Roberto Gerhard o “Erantzungor”, de Zuriñe Gerenabarrena, de gran riqueza de timbres, les permitió lucir este minucioso trabajo en torno al sonido que, intuyo, quieren que sea su sello diferenciador.

El nivel siguió siendo muy alto en la obra de estreno de Mario Ruiz, “Aus der Dämmerung”, cuyo segundo movimiento rinde pleitesía a Wagner de una forma estéticamente muy arriesgada pero francamente interesante y con un final espectacular. Si alguna pega se pudo poner a la actuación del Cuarteto Gerhard, fue que en la “Suite lírica” de Alban Berg su lirismo no fue muy pronunciado, apostando por una visión más modernista, con aristas. Fue ejecutada de forma sobresaliente y con gran musicalidad, pero faltó quizá una mayor intención expresiva a sabiendas de la fascinante historia de amor que esconde esta obra tras sus notas.