EDITORIALA
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Macri, un modelo de soberbia e ineptitud

Durante mucho tiempo, Mauricio Macri ha sido presentado por el establishment mundial como un modelo, un ejemplo para reconducir y revertir las políticas llevadas a cabo por la izquierda en Latinoamérica. No solo las sostenidas por Néstor Kirchner y Cristina Fernández en Argentina, sino las desarrolladas en todo el continente por el eje formado en torno al bolivarianismo, la defensa de los derechos humanos y la memoria histórica, la lucha contra la pobreza y la soberanía de los pueblos. Más allá de esa agenda común, en ese conjunto de gobiernos progresistas podemos encontrar una gran variedad de tradiciones de lucha, perspectivas políticas y visiones, que van desde los mencionados peronistas a Hugo Chávez, pasando por Pepe Mujica. Por el contrario, en las fuerzas reaccionarias la pluralidad se reduce al acento. Tras el golpe de Brasil se puede afirmar que son el «gorilismo» del siglo XXI.

Macri es todo un símbolo de esa contrarrevolución, un proyecto al que su arrogancia inepta y criminal está conduciendo a la catástrofe. La economía argentina está en caída libre como consecuencia de sus políticas, él y su Gobierno están instalados en el negacionismo y ni siquiera el rescate de instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) puede garantizar la viabilidad del Estado a corto y a medio plazo. Evidentemente, los paganos de su necedad y soberbia son los y las ciudadanas argentinas, y entre estos los más castigados son las más pobres y desfavorecidas, las clases populares y trabajadoras. Argentina vuelve a revivir la quiebra, rememora el corralito, de nuevo de la mano de la derecha y de sus políticas suicidas.

Ayer el fiscal Jorge di Lello imputó al Ejecutivo de Macri por «abuso de autoridad y violación del deber de funcionario público», al no haber sometido a debate en el Congreso el acuerdo con el FMI. Pide también que se paralice el acuerdo. Todo ello en el frente judicial, pero es políticamente donde hay que acabar con el modelo de Macri.