Dabid LAZKANOITURBURU

El bloque pro-iraní logra endosar la revuelta de Basora al gobierno saliente

El primer ministro saliente iraquí, Haider al-Abadi, se ha convertido en la primera víctima política de la revuelta de Basora, que en una semana se ha saldado con 12 víctimas mortales.

Paradójicamente, y pese a que los manifestantes gritaban el fin de semana pasado «¡Irán Fuera!» y llegó a ser incendiado el consulado de Irán en la capital del sur de Irak, el bloque pro-Teherán del Parlamento iraquí accedió a firmar un acuerdo de gobierno con el movimiento chií pero nacionalista iraquí de Moqtada al-Sadr, que decidió sacrificar su anunciada alianza con Al-Abadi después de que el gran ayatollah Ali -al-Sistani, líder espiritual de la mayoría chií de Irak, diera a entender que no quería como jefe del nuevo gobierno «a alguien que ya ha estado en el poder».

Colusión EEUU-Teherán

El bloque chií pro-iraní no ha dudado en aprovechar la crisis para responsabilizar al gobierno saliente de la revuelta en Basora y hundir a Al-Abadi, a quien acusa de ser el «candidato de EEUU y de Occidente».

No hay duda de que Irak está atrapado entre la post-ocupación de EEUU y el protectorado iraní pero el jefe de filas del bloque pro-iraní y dirigente de la milicia chií Assaib al-Haq (en árabe La Liga de los Virtuosos), Qais al-Jazali, pareció pecar de optimismo al anunciar «el golpe de gracia al plan americano en Irak».

Y es que el margen de maniobra parece escaso y, en caso de que se confirme la alianza entre sadristas y títeres de Teherán, estos últimos no podrán ir más allá de aceptar a un primer ministro tecnócrata y desconocido, como el propio Al-Abadi.

Más aún, ese eventual gobierno estará bajo la atenta mirada de los iraquíes, cada vez más renuentes a la influencia de Irán. «La crisis de Basora ha mostrado que, en la conciencia nacional iraquí, la página de la rivalidad con Irán está lejos de haber sido superada y que basta una chispa para que el resquemor prensa rápidamente», señala Karim Bitar, director de investigación del Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas (IRIS). El politólogo iraquí Essam al-Fili coincide en que «un gobierno descaradamente pro-iraní sería derrocado rápidamente por la opinión pública». EEUU acusó a Irán de reacionar a la ira popular en Basora atacando con morteros su consulado en la ciudad y su embajada estadounidense en Bagdad.