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Israel envía al jefe de la Fuerza Aérea a Moscú a aclarar el derribo del caza

Israel envió ayer a Moscú a su jefe de la Fuerza Aérea a dar explicaciones sobre el derribo, por fuego sirio que respondía a un ataque israelí, de un caza ruso con 15 militares, un suceso que puso a prueba la coordinación entre rusos e israelíes en Siria y que podría conllevar una pérdida de margen de actuación de Israel.

El comandante de la Fuerza Aérea israelí, teniente general Amikam Norkin, se desplazó ayer a Moscú para intentar atemperar la crisis abierta entre Israel y Rusia tras el derribo el lunes en Siria de un caza ruso.

El Ejército sionista destacó «el debate profesional, abierto y transparente» mantenido y señaló que «ambas partes enfatizaron la importancia de los intereses de los estados y la aplicación continua del sistema para evitar los conflictos».

Amikam acudió a dar explicaciones y llevar la información de que dispone Israel, que considera exculpatoria. Sin embargo, el Ministerio de Exteriores ruso recalcó que «serán necesarias investigaciones y aclaraciones adicionales» y calificó de «poco profesional, como mínimo» la actuación de los pilotos.

Aunque Vladimir Putin rebajó la crisis tras hablar con Benjamin Netanyahu el martes, ayer la Embajada rusa en Moscú volvió a emplear un lenguaje duro al tildar de «irresponsables y no amistosas las acciones de la Fuerza Aérea» israelí y advirtió de que Rusia «tomará todas las medidas necesarias» para preservar la vida de sus militares.

Netanyahu reiteró ayer que no cambiará su comportamiento en Siria y seguirá bombardeando para evitar que Irán y Hizbulah se establezcan en ese país e instalen misiles de alta precisión que podrían ser usados para atacar su territorio –de lo que la delegación israelí llevó supuestas pruebas–, aunque Israel también está interesado en continuar la coordinación en materia de seguridad con Moscú y necesita que esta crisis sea superada para que no se vea restringida la libertad de actuación de la que Israel y sus aviones de combate han disfrutado hasta ahora en el frente norte.

En un cruce de amenazas, Netanyahu advirtió al líder de Hizbulah, Hassan Nasrallah, de que Israel responderá con «un golpe decisivo que no puede imaginar» ante un eventual ataque, a lo que este respondió que la amenaza llega tarde y que ya cuenta con «misiles de alta precisión», y aseguró que si el Gobierno israelí ataca Líbano tendrá que hacer frente a un «destino inesperado».

Los analistas, que consideran este suceso un duro golpe a la confianza del Ministerio ruso de Defensa sobre el israelí, advierten de que Moscú podría exigir una mayor antelación y más especificación en la comunicación sobre un ataque y podría obligar a Israel a excluir de su ámbito de actuación la región de Latakia, donde ocurrió el derribo y que acoge bases militares rusas.

El analista Alex Fishman cree que las consecuencias de la crisis ya han empezado con el repentino anuncio de Rusia a Grecia de que iniciaría ayer manio- bras aéreas en el área entre Nicosia y Latakia, lo que supone el cierre de ese espacio aéreo.