Maider IANTZI
ZUBIETA

La defensa de la vida llega hasta la puerta de la incineradora de Zubieta

Dentro de la iniciativa Iraultza Txikien Akanpada, que ha practicado una forma de vida más sostenible durante tres días en Zubieta, familias, jóvenes y adultos caminaron ayer hasta la planta de incineración para mostrar que «no es intocable» y que no la desean. La Ertzaintza no les dejó entrar en la zona.

El tercer y último día de la iniciativa Iraultza Txikien Akanpada tributó un cálido homenaje a los representantes políticos que detuvieron el proyecto de la incineradora en la anterior legislatura. En el estrado del frontón de Zubieta estuvieron Xabier Mikel Errekondo, que fue alcalde de Usurbil; su homóloga en Hernani, Marian Beitialarrangoitia; y Enrike Lekuona y Joxe Mari Iturbe, concejales de Oiartzun y Antzuola.

Pusieron en marcha el sistema de recogida de residuos puerta a puerta con la ayuda de miembros de la Mancomunidad de San Marcos, Rikardo Ortega e Imanol Azpiroz, concejales de Lasarte-Oria y de Usurbil.

Las ciudadanas y ciudadanos que organizaron el acto pusieron en valor «la fuerza y la valentía que mostraron para llevar a cabo lo que les habían pedido» las guipuzcoanas: detener la incineradora. La que era presidenta del Consorcio de residuos de Gipuzkoa (GHK) Ainhoa Intxaurrandieta y el exdiputado de Medioambiente Iñaki Errazkin han sido juzgados por ello y están a la espera de la sentencia.

«No olvidaremos su trabajo. Han demostrado que no todos los políticos son iguales y que es posible cumplir los compromisos, aunque las presiones sean duras». Les dedicaron un fuerte aplauso e Intxaurrandieta pidió la palabra para agradecer el apoyo y el respeto. «Está siendo duro pero seguiremos firmes hacia delante», señaló.

Contó una historia personal, la de su abuela, que era de Zubieta. Cuando vivía en Lezo traía a su hijo, el padre de Ainhoa, todos los veranos a Zubieta para que pudiera respirar aire limpio y disfrutar de la naturaleza. «Hoy Lezo sigue siendo una zona contaminada. ¿Es eso lo que quieren para Zubieta, Usurbil, Lasarte, Hernani, Urnieta...? ¿Creen que sus negocios justifican nuestras enfermedades?», les preguntó a los impulsores de la incineradora.

«La casa de mi amona, la de las amonas de todas nosotras, es la naturaleza, el respeto, la madre tierra. Un mensaje para los que nos han puesto a Iñaki [Errazkin] y a mí en esta situación, sea Denis, Asensio, Olano... Nos embargarán los sueldos, tal vez nos quitarán la casa, pero estamos orgullosas de lo que hemos hecho. Y lo volveremos a detener. ¡La casa de nuestras amonas permanecerá en pie! Gora Zubieta!». La gente estalló en un caluroso aplauso.

Marcha hasta la planta

Tras el acto, vestidos con buzos blancos, partieron en dos columnas monte arriba. El destino: la incineradora. El objetivo: «Mostrar que ni la planta ni la cárcel ni el cuartel son intocables y que no las deseamos».

Los pequeños que iban de la mano de sus madres y padres, o sobre sus hombros, preguntaban ante la enorme infraestructura: «¿Esa es la incineradora? ¿La van a hacer?». «Si no peleamos sí», les respondieron. Sobre sus cabezas, un helicóptero que vigiló durante todo el camino. En un punto les detuvieron los ertzainas, que también grabaron la marcha. Lo mismo ocurrió con la otra columna.

“Ustelak lurpera, bizitza da handiena!” y “Ez, ez, ez, erraustegirik ez!” gritó la gente. Les preguntaron a los agentes por qué no podían entrar en la zona y estos respondieron que era una manifestación y que no tenían permiso. El enfado entre los participantes era evidente.

Trataron de negociar que les permitieran acceder, pero no hubo manera. Además, en una de las columnas, la Ertzaintza terminó cargando varias veces, a pesar de que la actitud de la gente fue pacífica en todo momento. Varias personas resultaron heridas, lo que fue denunciado en las redes sociales, donde la marcha tuvo un importante seguimiento.