Agustín GOIKOETXEA
BILBO

Dimite la directora de Agricultura de Bizkaia por discrepancias internas

Hoy se hará efectiva la dimisión de Lucía Isla Llona, directora de Agricultura de la Diputación de Bizkaia, que destapa a meses de que concluya la legislatura una crisis en el departamento. Fuentes forales apuntan a «motivos personales»; otras, a «un conflicto interno».

La profunda crisis que se ha ido larvando a lo largo de la legislatura en el seno del Departamento de Sostenibilidad y Medio Natural de Bizkaia se materializó ayer en la presentación por parte de la directora general de Agricultura, Lucía Isla Llona, de su dimisión. Fuentes forales lo confirmaron, precisando que la renuncia será efectiva hoy y que el cargo lo ocupará Maite Peñacoba, que hasta ahora ha sido asesora de la diputada Elena Unzueta.

Desde el Gobierno que preside Unai Rementeria se aducen «motivos estrictamente personales» para el abandono de Isla Llona pero detrás hay una profunda crisis en el departamento, con sectores enfrentados en el seno del PNV acerca de cuáles deben ser las políticas dirigidas al sector primario tanto a nivel de Bizkaia como de la CAV. La explicación «más oficial» habla de «remodelación» para tratar de responder a los retos a los que se enfrenta la administración en diferentes ámbitos, desde la crisis por la plaga de hongos que afecta al pino insignis hasta el fortalecimiento de las explotaciones o la industria y comercialización de productos agroganaderos.

Otras fuentes apuntan al enfrentamiento entre la directora dimisionaria y quien le sustituirá sobre el modo de gestionar las políticas relacionadas con el sector primario dentro de un departamento más amplio, el que dirige Elena Unzueta, que abarca también desde el tratamiento de los residuos hasta las playas, con el añadido de que la diputada es a su vez la portavoz de la Diputación. Dada la dimensión del ámbito de actuación de Sostenibilidad y Medio Natural, sobre los directores de Agricultura y Medio Ambiente recae una gran responsabilidad.

Los roces entre Isla y Peñacoba son conocidos en el sector, que mencionan a «encontronazos» entre ambos cargos de confianza de Unzueta. Al parecer, la directora que abandona era muy crítica con el esquema clientelar en el que se sostiene buena parte del sector primario y al que están habituados muchos baserritarras. Su criterio, desvelan, era que había que dar un giro radical a esas políticas, que se sustentan en las ayudas que se otorgan desde la Administración foral a las diferentes asociaciones de productores que se han ido constituyendo durante tres décadas en Bizkaia.

Los propios productores llevan tiempo quejándose de que muchas de las solicitudes de ayudas que formalizaban no estaban siendo atendidas por la escasez de recursos económicos. Así, en 2017, algunos de los expedientes relacionados con primeras explotaciones, no pudieron ser atendidos mientras actividades en marcha seguían beneficiándose de ellas. Se critica que no se haya llevado una «correcta monitorización» sobre algunas de las explotaciones, orientando a sus responsables para evitar su cierre.

«Sector influyente del PNV»

Esa posición, añaden, le habría enemistado con un «sector influyente del PNV», que aboga por pequeñas modificaciones en el modo en que se otorgan las subvenciones desde la Diputación pero no acabar con el sistema. También se indica que las relaciones entre diputada y directora no serían muy cordiales.

Lo que confirman es que Isla, que fue asesora de la Diputación vizcaina desde 2003 a 2015 en diferentes entidades, disponía de conocimientos sobre el sector primario más sólidos que algunas de sus antecesoras.

Otra «patata caliente» para la directora foral de Agricultura saliente ha sido las consecuencias económicas de una sentencia contra la cooperativa Lorra, que presta servicios técnicos y económicos al sector, que le ha obligado a readmitir a un trabajador e indemnizar a otros cuatro con alrededor de 600.000 euros. La cooperativa, que aglutina a más de 4.000 productores vizcainos, recibe el 80% de sus ingresos, destacan, de las arcas forales a través de distintos programas.

«En los últimos 30 años, el PNV ha construido una telaraña clientelar de la que ahora es difícil salir. Muchos daban por hecho que la Diputación iba a afrontar esos 600.000 euros que tiene que abonar Lorra, y eso no está tan claro», señalan.