Ingo NIEBEL
ELECCIONES EN EL LAND DE BAVIERA

Los nervios de campaña agitan la Gran Coalición de Merkel

Este domingo «sólo» se votará el Parlamento regional de Baviera, pero la anunciada debacle de los partidos históricos, encabezados por la CSU en el land, está poniendo a muchos al borde de un ataque de nervios. Al punto de que hay quien, como el SPD, se sacude la presión y pone en duda, sin duda tarde, la Gran Coalición de la canciller Merkel..

Parece que el ministro federal de Interior, Patria y Construcción y presidente de la bávara Unión Social Cristiana (CSU), Horst Seehofer, y el ministropresidente de Baviera Markus Söder (CSU) han sellado una suerte de pacto del silencio. Hasta entonces han acaparado la atención atacándose el uno al otro y si no, a la canciller Angela Merkel (CDU). Quizás hayan hecho caso a sus asesores de campaña para guardar silencio porque cualquier comentario salido de tono podría acelerar la caída de su partido en las encuestas. Si estas aciertan ambos harán historia porque la CSU podría quedar en el 33-35%, lejos de la mayoría absoluta de hace un lustro y muy lejos de aquel 60%, alcanzado en 2003 gracias a una bajísima participación.

Este inusual silencio de los dos pesos pesados bávaros ha sido interrumpido por la presidenta del SPD, Andrea Nahles, quien ha puesto en duda la Gran Coalición. «Si la bronca interna entre las dos Uniones –señaña en referencia a sus dos socios cristianos en una entrevista al semanario “Die Zeit”, «sigue imponiéndose a todo, llegará el momento en el que esto ya no tenga sentido».

Echar la culpa a la CSU de Seehofer y a la Unión Demócrata Cristiana (CDU) de Merkel parece ser un intento de buscar un chivo expiatorio a la debacle el propio SPD puede sufrir en lares bávaros. Las encuestas no se ponen de acuerdo en si los socialdemócratas van a perder «sólo» la mitad del 20% alcanzado en 2013 o si se quedarán con un resultado de un solo dígito.

La candidata principal del SPD, Natascha Kohnen, ha por distanciarse de Nahles pero eso no le ha dado puntos. Actualmente se bate con la xenófoba Alternativa para Alemania (AfD) y los Freie Wähler (Votante libres), una suerte de escisión burguesa de la CSU, por el tercer puesto, con en torno a el 10% de los votos.

Que el SPD sólo podía perder si entraba en otro tripartito liderado por Merkel estaba claro después de haber salido diezmado de los otros dos anteriores. «Mejor un final con horror que un horror sin final», reza un refrán alemán. La cuestión es si el comentario de Nahles sobre la Gran Coalición ha sido un acto de autodefensa para asegurarse en su puesto o un plan B para salvar al SPD de la pendiente hacia la insignificancia a que ya ha llegado su socio francés, el PS.

«Desearía que la señora Merkel tuviera más liderazgo y serenidad«, dice la jefa del SPD sobre su homóloga de la CDU y jefa de gobierno. Sin embargo, la canciller se halla en una situación favorable porque sólo puede ganar. La anunciada debacle de la CSU ha silenciado a su mayor crítico, Seehofer, y abocará a éste a una pugna con su rival interno, Söder, por la responsabilidad del desastre. Según las dimensiones de la catástrofe electoral, Merkel podría tener más margen de maniobra para quitarse a Seehofer de encima si no es la propia CSU la que le soluciona ese problema.

La única fuerza política que se beneficia actualmente de la polifacética crisis de la Gran Coalición son los Verdes. Si se confirman los sondeos, podrían convertirse en segunda fuerza política en Baviera. En Munich se baraja la posibilidad de un –hasta ahora impensable e insólito– bipartito de la CSU con los Verdes. Sus dos candidatos principales, Katharina Schulze y Ludwig Hartmann, se presentan. según el público, alegre ella, sereno y combativo él. «Queremos tener dos dígitos y ser segunda fuerza política» dicen. No se cierran a conversar con la CSU sobre un gobierno a dos.

El auge de los Verdes se repite también en otros estados federales. En Baviera se ha presentado como una fuerza proeuropeísta, democrática y liberal siendo una alternativa al derechismo de la CSU y de la AfD. Esperan que el esperado éxito en Munich tenga un efecto positivo sobre los comicios regionales de Hesse que tendrán lugar el 28 de octubre. En Wiesbaden llevan gobernando un lustro como socios minoritarios de la CDU.

La AfD espera que su comité regional bávaro continúe la senda que la consolida como alternativa ultraderechista a la CDU/CSU. Dado que podría obtener el 10% de los votos no tendrá problemas para superar el límite del 5%. Aquel porcentaje sí es un obstáculo para el Partido Liberaldemocrático (FDP) y el socialista Die Linke (La Izquierda). De la aritmética de los escaños y la coyuntura política a medio plazo dependerá si la CSU pensará en gobernar con la AfD, que a su vez tiene que lidiar con un peculiar rival regional, los Freie Wähler.

Independientemente de elecciones y encuestas, todos los partidos se enfrentan de nuevo al hecho de que a veces la ciudadanía no opta por la vía parlamentaria para lograr lo que le es importante sino también por la desobediencia civil y la justicia. En Renanía del Norte Westfalía un amplio movimiento ciudadano ha logrado que la justicia prohiba a la empresa energética RWE de talar un bosque milenario para explotar el lignito. Baviera marcará otro cambio en el paisaje político de Alemania.