Ariane KAMIO
DONOSTIA
Interview
MIKEL SANTIAGO
ESCRITOR

«Me gusta jugar con la ambigüedad, es lo que más me divierte»

El escritor portugalujo Mikel Santiago comenzó a escribir relatos y a publicarlos en internet. Dice que era la forma más fácil para compartir lo que escribía con sus amigos y lectores, hasta que un día uno de ellos tuvo un éxito viral. Ahora se dedica exclusivamente a la literatura y «La isla de las últimas voces» es su cuarta novela, publicada por Ediciones B.

¿Qué se encontrará el lector en «La isla de las últimas voces»?

Esta es mi cuarta novela. Las tres anteriores también se desarrollaban en lugares extranjeros: Norte de Irlanda, sur del Estado francés, Italia… En esta ocasión viajo hasta una isla de Escocia, que en realidad está tan alejada de Escocia que casi está más cerca de Islandia, St. Kilda, que se podría decir que es una isla de ensueño. Es una pequeña isla del Mar del Norte, un trozo de roca que está perdido en esos fríos mares. Es una isla que opera con un ferry para conectar con tierra, tiene comunicaciones muy malas, no tiene internet, casi-casi un paraíso hoy en día [risas].

Es Navidad, y los 50 isleños que viven allí se disponen a pasar las fiestas agazapados, bien abrigaditos, porque viene una tormenta que promete ser legendaria, como otras que han ocurrido allí. Pero esa primera madrugada, además de esa tormenta que empieza a dar sus primeros latigazos, aparece una caja frente a la costa de la isla. Una especie de contenedor metálico de los que suelen surcar los mares en los buques mercantes, de color negro, muy extraño. Los pescadores cuando lo sacan se dan cuenta de que no es normal, porque tiene una cerradura invisible, no se sabe cómo se abre, tiene una serie de símbolos y de luces acoplados a su superficie y desde el primer momento todo el mundo se da cuenta de que es bastante insólito. Algunos piensan que es un objeto muy valioso, otros creen que se trata de un objeto peligroso. Ahí surge la primera discusión en el malecón sobre qué hacer con esa caja.

A partir de ese momento la caja queda en la isla mientras pase la tormenta. Pero durante esas noches empiezan a ocurrir cosas. Ocurren visitas de casa en casa, llamadas a la puerta intempestivas por la noche , sueños, pesadillas, pequeñas alucinaciones que empiezan a interferir en la vida de estas personas… A raíz de esto, la gente, concretamente la protagonista, Carmen, empieza a darse cuenta de que ahí existe una amenaza más grande sobre ellos. Algo está ocurriendo, que puede llegar a ser terrible, una amenaza contra la vida, y no te cuento más….

Eso es, no haga labores de spoiler…

Tengo bastante bien estudiado el resumen para no jorobar al lector [risas].

Habla de una amenaza para la vida. No sé si entra en terrenos paranormales en su relato.

En los libros que he escrito siempre me gusta jugar al juego de la ambigüedad. Presentar lo paranormal como algo que pudiera tener otra explicación, aunque está en manos del lector decidir. En este caso todos esos sueños, visiones, visitas de la gente del pasado de los personajes que ocurren, podríamos achalarlos a que estamos en una isla muy oscura, con mucho frío y rodeados de una tormenta y que se conforma una especie de situación emocional colectiva proclive a flipar o puedes decir que la caja comienza a interferir, o que sencillamente la presencia de ese objeto genera una especie de fantasía colectiva. Es lo que más me divierte. En esta novela he profundizado mucho en lo onírico, en el desarrollo de pesadillas, sueños hiperreales, que en mi primera novela, “Tremore Beach” era uno de los pivotes. Lo paranormal pero tratado de una manera en la que nos importe más la reacción sicológica de las personas.

Es un recurso literario habitual en usted…

Presentar lo paranormal como una posible alteración sicológica. Lo que le pasa a Carmen es que empieza a tener sueños cada vez más fuertes. En el pueblo hay gente que experimenta letargos, sueña con cosas. Ahí está la gran pregunta. ¿Es la caja lo que lo está produciendo? ¿O es la situación del pueblo que ha pasado una situación de crisis muy grave?

Ha mencionado que sus anteriores novelas se han localizado en países extranjeros. ¿Por qué ese afán por viajar a distintos lugares?

No sabría decirte si es un afán, una debilidad o una carencia [risas]. Dejo que mi imaginación me guíe. Reconozco que hay un gran peso de las letras anglosajonas en mi literatura. Me ha sido más fácil en estas primeras novelas desarrollar situaciones que ocurren en el extranjero. También he vivido diez años fuera, he vivido entre Irlanda y Holanda, que fueron los años además en los que empecé a escribir, y quizás eso en conjunto me ha hecho tener un gusto por los paisajes extranjeros, que tienen virtudes también para un escritor. Te permiten crear una ambientación muy minimalista.

Puede que la pregunta que siga a esta, y me voy a hacer un poco el listo, sea que por qué no en Euskadi.

¿Y por qué no?

No ha surgido hasta ahora. Estoy empezando un nuevo thriller que lo estoy ambientando en Euskadi. Estoy construyéndome un pueblo imaginario, porque tengo muchas dificultades en imaginarme cosas en las mismas calles, en los mismos pueblos que yo visito aquí. Así que me estoy creando mi pueblo de fantasía, como realmente St. Kilda lo es, porque aunque existe en el mapa, es una reserva natural donde no hay ningún pueblo. Siempre he construido pueblos fantásticos y creo que en Euskadi también voy a terminar construyéndolo.

Me gustaría que me hablara de su recorrido como escritor. Empezó a publicar sus trabajos en plataformas de internet y ahora es un éxito de ventas, con obras que han sido traducidas a veinte idiomas.

Exactamente. Empecé en internet, escribiendo relatos cuando vivía en el extranjero. Y la manera de compartirlos con mis lectores, con mis amigos, era a través de un blog. Después empecé con un poco más de ambición, y los puse juntos en una recopilación de relatos en internet y esto produjo que uno de ellos, “Historia de un crimen perfecto”, se convirtiera en un relato viral. Consiguió un montón de descargas en EEUU y eso ya produjo que el mundo editorial se fijase en mí y de ahí el proyecto de escribir mi primera novela.

Hasta aquí, yo viviendo fuera, trabajando en otras cosas, pero la primera novela salió muy bien y este ya fue el punto en el que me profesionalicé. Nunca he dejado de ser freelance como programador de ordenadores, pero ya con muy pocas horas e intentando centrame en la literatura. Se ha convertido en mi profesión desde hace cuatro años.