I.B.
BILBO

Repulsa frente a los abusos a menores el día en que se difunde una nueva agresión

Después de que el domingo dos mil personas llenaran la plaza de Arizgoiti de Basauri en solidaridad con los vecinos que han denunciado abusos cuando eran menores de edad por parte de un entrenador de fútbol, ayer fue la plaza Arriaga, en Bilbo, el escenario de una nutrida concentración en repulsa de este tipo de agresiones.

Precisamente, la movilización, que reunió a cientos de personas a convocatoria de la asociación Garaitza, coincidió con la difusión del testimonio de Iñigo, un durangarra que relata haber sufrido abusos desde que tenía año y medio hasta los 13, y haber padecido violencia hasta los 18, con secuelas físicas, síquicas y relacionales. Lleva en tratamiento tres años y está «mucho mejor», pero sabe que algunas secuelas no desaparecerán.

«Como sociedad podemos mirar hacia otro lado, pero no dejan de existir. Es un horror, es una vergüenza, es una lacra, es una mierda. Pero ahí están. Y ahí siguen», denuncia en el medio digital “Mugalari”.

La semana pasada se conocieron los casos del basauriarra Pepe Godoy y de la bilbaina Miriam, quien reveló que su padre había abusado de ella cuando era niña.

Son tres casos que han puesto sobre la mesa el durísimo trance que sufren los menores que son víctimas de agresiones. Es el caso de Godoy, de 46 años, que ha relatado abusos entre los 8 y los 11 años por parte de un entrenador que hasta la semana pasada ha seguido ejerciendo en la escuela de fútbol Baskonia. Otro vecino ha presentado una segunda denuncia.