Noemí Solanas Soler y Chuse Serrano
Miembros de Bardenas Libres 2018
KOLABORAZIOA

Respondiendo a Briones, el de los aviones

Cerrábamos el año 2018 con la renovación automática del contrato entre Defensa y la Comunidad de Bardenas por otros 10 años más. Una renovación que va acompañada de un suculento aumento económico que supone la compra de voluntades entre los congozantes, que cada vez gozan más del privilegio de tener en su mano la posibilidad de acabar con la ocupación militar de esta reserva natural de la biosfera y del cielo que rodea a numerosas poblaciones navarras y aragonesas.

Cerrábamos este 2018 con numerosos actos y charlas por Navarra y Aragón para explicar la realidad que supone este agravio en nuestra tierra, también con numerosas declaraciones institucionales de diferentes ayuntamientos y del propio Gobierno foral, declaraciones políticas de rechazo al polígono de tiro de distintos ámbitos territoriales, multitud de artículos de opinión en prensa, tanto en la prensa local, como en medios de comunicación de tirada estatal. Hemos respondido en las calles ante las constantes maniobras con fuego real en Tudela, en Iruña, en Ejea, en Zaragoza, hemos participado en las caravanas Abriendo Fronteras para explicar la relación directa entre el armamento y las guerras que aquí se ensayan y los movimientos migratorios… De hecho, seguimos acudiendo a las diferentes llamadas de colectivos de otros lugares para seguir explicando y denunciando lo que ocurre aquí en Bardenas, y no dejamos de recibir el asombro y el estupor de mucha gente que toma conciencia de la barbaridad que supone que tanto los ejércitos de la OTAN como el Ejército español, se entrenen en plena reserva natural, rodeada de numerosas poblaciones…

Pero también cerrábamos este año 2018 con las declaraciones del coronel jefe del Polígono de Tiro de Bardenas, Francisco José Briones, que se esforzaba en afirmar que los contrarios a la base carecíamos de apoyo popular, y se regodeaba a la vez del gran éxito sin precedentes del acto de jura de bandera realizado en Tudela, en el que apenas participaron 240 personas. Por cierto, le lanzamos la primera reflexión a este coronel, ¿acaso no es compatible acudir a la jura de bandera y estar en contra de que bombardeen tu pueblo para ensayar la guerra?

La verdad es que no es habitual que el propio Ejército se haga eco de posturas contrarias a su presencia, sin embargo, venimos observando en los últimos años referencias a la lucha antipolígono en los discursos de los altos mandos del acuartelamiento en Bardenas.

Ya en 2015, también para la festividad de Santa Loreto, afirmaban haber sufrido un autentico acoso, noticia que desde el movimiento antipolígono recogimos con alegría, ya que entonces se estaba fraguando lo que es ahora Bardenas Libres 2018. Tres años después, hemos hecho un trabajo importante para aglutinar fuerzas, para visibilizar el problema y también hemos abierto nuevas vías de trabajo que no se habían explorado todavía.

Es posible que el Señor Briones no lea la prensa y que tampoco se le de bien contar mayorías políticas, como las que se dan en las instituciones representadas en el Parlamento foral, pero a día de hoy el movimiento antipolígono está más fuerte que nunca y con muchas más propuestas que hace tres años.

El señor Briones también decía que cumplen y hacen cumplir los protocolos, normas y procedimientos específicos para cada una de los ejercicios militares, pero por aquí muchas sabemos que la superficie del mismo polígono 2.200 hectáreas, no cumple con las dimensiones mínimas que se exigen para las maniobras que aquí se realizan (25-abril-1987, “El País”).

Además, la misma semana que el señor Briones hacía estas declaraciones, el Estado Mayor reconocía que el Ejército del Aire realiza vuelos en aviones militares, sin que las tripulaciones de las aeronaves incluyan personal suficientemente formado para responsabilizarse de la seguridad de la carga que transportan (“Público” 6-12-2018).

El señor Briones con estas declaraciones, muestra desconocimiento del medio o cierta preocupación ante la protesta popular, que se esfuerza en invisibilizar pero que sigue creando problemas e incomodidades a aquellos que pretenden mirar para otro lado, mientras cobran el suculento botín de guerra, como los monjes cristianos del Monasterio de la Oliva, que este año recibirán como el resto de congozantes 400.000 euros por permitir que se siga ensayando aquí la guerra.

Por último decirle a Briones, que estamos a la espera de que el Ministerio de Defensa responda a la pregunta que se hizo en el Congreso sobre la titularidad de la propiedad del terreno que ocupa el polígono, esa propiedad que se otorgaba a los congozantes en el último contrato, y que aparecía desde noviembre de 2011 en el inventario del Ejército del Aire.

Un robo en toda regla, mientras no se demuestre lo contrario, y una razón más para desechar el argumento de la expropiación, que usan los pocos que defienden la presencia de este polígono en nuestras tierras.

¡Nosotras seguimos!