Maddi TXINTXURRETA
Donostia

Las finanzas éticas ganan terreno y obtienen más rentabilidad

El segundo “Informe sobre las finanzas éticas y sostenibles de Europa” presentado esta semana en Bruselas resalta que los bancos éticos y sostenibles europeos, aun siendo todavía minoritarios en el panorama financiero actual, han aguantado mejor que los tradicionales el azote de la crisis, con un crecimiento medio del 10% anual.

La segunda edición del “Informe sobre las finanzas éticas y sostenibles de Europa” se ha publicado al cumplirse una década de la caída de Lehman Brothers, símbolo de la última crisis financiera mundial. Elaborado por Fondazione Finanza Etica (Italia) y la Fundación Finanzas Éticas (Estado español) –con la participación de Fiare Banca Ética, que tiene sedes en Euskal Herria–, la presentación del informe se llevó a cabo el miércoles en la sede del Parlamento Europeo en Bruselas.

El documento analiza cómo la banca ética y sostenible, a pesar de los efectos del desastre financiero, ha podido crecer en los últimos diez años (2007-2017), cuando los bancos tradicionales se recuperaban del golpe a menor velocidad. No obstante, las finanzas tradicionales siguen siendo las que priman en el panorama financiero global.

Los datos así lo indican: respecto a los fondos de inversión socialmente responsables, el informe destaca que han subido una media del 9% anual entre 2015 y 2017, rozando, en total, los 600.000 millones de euros. De ellos, los activos a cargo de los bancos éticos son 46.220 millones; de ellos, 35.510 millones (77% de los activos totales) son préstamos concedidos y 33.310, depósitos. En el caso de los bancos tradicionales, el porcentaje de los créditos concedidos sobre los activos totales es del 40,5%.

Por otro lado, son más de 1.000 los bancos, fundaciones, universidades y demás entes los que se han negado de diversas maneras a invertir en combustibles fósiles por ser aceleradores del cambio climático. Una «desinversión» de casi 7,2 billones de dólares, equivalente al 40% del producto interior bruto europeo. Aun así, advierte el informe, todavía «existen fondos que se definen como ‘éticos’ que se obstinan en invertir en las formas más sucias y peligrosas de petróleo».

Entre 2007 y 2017, los bancos sostenibles han rendido más del triple que los tradicionales, con una rentabilidad media anual del 3,98% frente al 1,23%. «Hasta el ejercicio 2006/2007 los bancos tradicionales pudieron disfrutar de beneficios inflados por la especulación y el endeudamiento, pero después terminó la fiesta y han salido premiados quienes, como los bancos éticos, no se dejaron tentar nunca por la carrera de los bonos exóticos con promesas de ganancias extraordinarias».

En estos diez años, recuerda el informe, los estados europeos han destinado 750.000 millones a rescatar a decenas de bancos en peligro de quiebra, «comenzando por aquellos que habían invertido en los tristemente célebres créditos subprime (hipotecas basura)». Por contra, ninguno de los 23 bancos éticos europeos necesitaron salvamento institucional. «Porque estos bancos, que conceden créditos para el desarrollo de la economía real e invierten en base a criterios sociales y ambientales precisos, han demostrado ser especialmente resistentes a la crisis».

Profundas diferencias

El informe insiste en que son dos tipos de bancos «profundamente diferentes»: «los éticos estructuran sus bancos de modo clásico, reuniendo depósitos y concediendo préstamos, mientras que los tradicionales se dedican mucho más a otras actividades (inversiones en títulos, servicios financieros, etc.)». Por ello, considera que urge «aprobar normativas a nivel nacional y europeo que reconozcan y premien esta diferencia». En particular, el movimiento de las finanzas éticas pide valentía a la Comisión Europea, haciendo alusión a su plan de acción para las finanzas sostenibles, al considerar que parece centrase solo en los aspectos ambientales, «dejando en un segundo plano los criterios sociales».

Por otra parte, mientras la crisis ha parado o ralentizado los activos totales de los bancos de relevancia sistémica –«demasiado grandes para caer»–, las concesiones de activos, depósitos, préstamos y el patrimonio neto de las sucursales éticas aumentan de media un 10% anual, frente al 1% de pérdida de las tradicionales.