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WASHINGTON

Trump propone para dirigir el BM a un crítico feroz con esta institución

David Malpass, economista y miembro de la Administración Trump, es el candidato de la Casa Blanca para dirigir el Banco Mundial (BM). Paradójicamente, es muy crítico con esta institución destinada a impulsar el desarrollo, a la que acusa de ineficaz y derrochadora.

El proceso de presentación de candidaturas para la designación de la persona que dirigirá el Banco Mundial durante los próximos años se abrió el pasado jueves. Según una regla no escrita, el puesto se reserva al candidato de EEUU, ya que este país es el más importante accionista de la institución. Para equilibrar la balanza surgida de la Conferencia de Bretton Woods, el Fondo Monetario Internacional (FMI) está en manos europeas; actualmente, en las de la francesa Christine Lagarde.

El subsecretario del Tesoro, Davis Malpass, de 62 años, está a cargo de los asuntos internacionales en el seno de la Administración Trump desde setiembre de 2017. La agencia France-Presse le presenta como un francotirador que nunca duda en decir abiertamente cuál es la esencia de su pensamiento.

Poco después de su nominación, ante una comisión del Congreso, este fiel aliado de Donald Trump comentó que las instituciones internacionales gastan «demasiado dinero», que «no son muy eficientes» y que «frecuentemente están corrompidas en sus prácticas crediticias», en referencia a la concesión de préstamos al desarrollo.

De estatura imponente, accesible a la vez que frágil, Malpass tiene un estilo de gestión sin rodeos que puede llegar a ofender. De ahí que se le haga difícil retener a sus colaboradores en el Departamento del Tesoro; según “The New York Times”, una veintena de ellos han dejado sus puestos recientemente.

Nacido en Michigan, diplomado en física, cursó estudios de economía en la Universidad de Georgetown, en Washington. Político conservador, ocupó varios puestos de adjunto en el Tesoro bajo las presidencias de Ronald Reagan (1981-1989) y George H.W. Bush (1989-1993).

«Candidato sin mérito»

Después pasó quince años en el banco de inversiones Bear Stearns –desaparecido con la crisis de las hipotecas subprimes–, seis de ellos como economista jefe. En 2008, tras la quiebra de Bear Stearns –donde Larry Kudlow, el consejero económico jefe de la Casa Blanca, también trabajó en los años 90–, Malpass fundó su propio gabinete de análisis, Encima Global.

Sus posiciones y proyecciones económicas han conocido diversa fortuna. En 2007, poco antes del estallido de la crisis inmobiliaria, publicó un artículo de opinión en “The Wall Street Journal” en el que aseguraba que «el mercado inmobiliario y el endeudamiento no juegan un papel tan importante en la economía estadounidense».

En 2010, en plena política monetaria acomodaticia, que se prolongó hasta 2014, escribió una carta a Ben Bernanke, el patrón de la Reserva Federal, para detener las inyecciones de liquidez apelando a los riesgos de inflación, lo que no sucedió.

Interesado en la política, intentó ser elegido senador republicano en el Estado de Nueva York en 2011. En mayo de 2016 se sumó a la campaña electoral de Donald Trump como asesor económico.

Si finalmente se confirmara, su nombramiento al frente de la institución integrada por 189 países promete suscitar controversia y reflejaría una ruptura con la línea de su antecesor, Jim Yong Kim. Este estadounidense de origen coreano, que fue designado por Barack Obama, dimitió de forma imprevista en diciembre pasado para pasar al sector privado.

Malpass es partidario de una «reforma» del Banco Mundial para favorecer una mayor financiación privada y otorgar menos préstamos a los países que deben ser «reclasificados» como China, que son, según él, economías con suficiente acceso a financiación en los mercados.

Las reacciones ante la perspectiva de su nombramiento han sido muy variadas.

«Imagínese qué supondría la designación de Malpass para la moral (...) del Banco Mundial», se preguntaba en Twitter el economista y columnista Paul Krugman, que duda de que «muchos países se alcen contra Trump es este asunto».

La ONG Center for Global Development ha lanzado la voz de alarma: «El desdén (de Malpass) hacia la misión de lucha contra la pobreza del Banco Mundial rivaliza con el respeto que John Bolton (consejero de la Casa Blanca para la Seguridad Nacional) tiene por Naciones Unidas».

«La candidatura de Malpass no tiene mérito», añadió Justin Sandefur, del Center for Global Development.

Aunque las críticas han sido numerosas, la Casa Blanca no ha dado muestras de que esté dispuesta a recular. Si el presidente Trump «selecciona» a Malpass, «esta sería una gran opción», comentó su portavoz, Sara Sanders, el pasado martes al ser cuestionada sobre el tema.

Powell insta a evitar «la jerga económica»

El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha animado a los miembros del banco central de Estados Unidos a usar un lenguaje más comprensible que el que habitualmente utilizan para así ganarse la confianza de la opinión pública.

«Tenemos que trabajar duro para comunicar de una forma que no caiga en la jerga económica y sea comprensible para cualquier persona que esté interesada en el tema. ¡Es posible!». Este fue el mensaje que el patrón de la Fed lanzó el jueves durante un encuentro con profesores de secundaria. Añadió que ese esfuerzo no solo debe hacerse para prestar una mejor atención al público en general, sino también para «los miembros del Congreso que supervisan» la labor de la Reserva Federal.

«Tenemos que buscar que el pueblo estadounidense confíe en nuestra institución», que sepa «que trabajamos en su nombre de forma apolítica para sostener la economía», indicó Powell tras asumir que existe «una tendencia en todo el mundo a perder la confianza en las grandes instituciones». GARA