EDITORIALA
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«Antxo», un testimonio para reflexionar y actuar

La entrevista que GARA publica hoy con los familiares de Xabi Rey aborda un tema muy duro (la muerte lo es, el suicidio todavía más), pero no deja mal sabor. Su tremenda trayectoria carcelaria justificaría que hablaran desde la rabia, pero prefieren hacerlo desde el cariño. Leyéndola se evidencia que a Paco Rey, Yolanda Urmeneta y Patxi Rey, padres y hermano de «Antxo», no les mueve la venganza, ni siquiera la exigencia de responsabilidades, sino más bien el recuerdo y en todo caso el deseo de que nadie vuelva a pasar por ello. En consecuencia, esta entrevista no es para nada un arma arrojadiza, sino una aportación a la reflexión general.

Del detalle de lo ocurrido hace un año se concluye que Xabi Rey no fue víctima de un incidente puntual, sino de un contexto hostil y de toda una década anterior de torturas, alejamiento y aislamiento. El 6 de marzo de 2018 hubo una gota que colmó un vaso llenado hasta el límite de crueldad y además de sinrazón. Una de las cosas más descorazonadoras es comprobar que ni siquiera había un motivo conocido para tal ensañamiento. Siguiendo el perverso argumentario que usa el actual Gobierno para acercar a presos vascos, Rey ni tenía «delitos de sangre», pero le tocaron todas las bolas en esa lotería macabra: primero la tortura, después una condena de 26 años que no se corresponde con los hechos achacados, más tarde el alejamiento más extremo y casi siempre el aislamiento en galerías infrahumanas. Y todo ello perpetuado en un contexto (2008 a 2018) en que ETA primero dejó la lucha armada, más tarde se desarmó, y hace un año estaba a punto de disolverse.

Esa muerte, como todas las demás provocadas por el conflicto, ya resulta irreparable. Pero nunca es tarde para reflexionar y actuar, evitando casos similares. Y lo tremendo es constatar que hoy día todavía existen oficinas gubernamentales más preocupadas en que se recuerde a Xabi Rey que en que no haya ningún nuevo «Antxo». Podrían comenzar por escuchar a sus familiares.