gara, donostia

Castillos navarros en Bizkaia (VI). Untzueta, en la línea del frente

Cinco son los montes bocineros (aquellos desde los que con luz y sonido se convocaba a Juntas de Bizkaia). Conocidos son, por los montañeros de Bizkaia y de toda Euskal Herria. Seis al menos son, y veremos más, los diferentes castillos navarros en Bizkaia. Continuamos redescubriendo sus dimensiones espacio-temporales en este nuevo Ibiliz.

Sus atalayas defendieron el Reino con castillos terrestres y también navales, y su localización responde al control terrestre y marítimo. Decíamos en el primer Ibiliz que Malmasin ofrecía perspectivas visuales, por un lado hacia el Nerva o Nerua de los romanos (Nerbioi), y por otro lado hacia el principal, el Ibaizabal. En el primer caso, la vista desde Malmasin, alcanza la cima y el castillo de Untzueta. Allí nos dirigimos.

Para ascender Untzueta, elegimos las inmediaciones de Ugao y más en concreto el valle de Zeberio. Esto es, elegimos la vertiente septentrional del monte. Huimos así de su horrorosa cantera meridional. De lo que no huiremos es de sus antenas cimeras, y es que su localización geoestratégica sirve tanto para el siglo XI como para el XXI. Preparando “in situ” este Ibiliz se buscó, sin éxito, cerrar el bucle de esta excursión evitando circular 2,5km por la carretera del valle. Lo impidieron algunas vallas.

Partimos de Arezandiaga por la carretera descendente, llegamos a la desviación de Astibi, donde nos salimos de la carretera por la izda y por camino asfaltado entre caseríos, saludamos a Nerbioi ibaia durante un momento. Al poco, parte una desviación a izda ascendente, por la que continuaremos, y que mostrará en al menos tres puntos numerosos ramales. Para no perderse, la consigna es continuar el firme de la traza principal ascendente. Así llegamos a Udiarraga, señalado con cartel, donde la traza a seguir gira primero a dcha y luego a izda, mientras pasamos diferentes baserris y demás construcciones. Superadas todas ellas, la traza a continuar se adentra en la masa forestal, lo que supone dejar el camino vallado de la izda y la desviación a dcha.

Al frente a dcha, al frente a izda, y al frente a dcha en tres ocasiones más (no es el ejercito, pero las repoblaciones forestales tienen estas cosas...), nos conducirán a evidentes señales blanquiamarillas, compañeras de ascensión. Al frente a la izda, al frente a dcha, al frente y de frente... y entre tanta bifurcación pequeñas encinas cantábricas, que surgen bajo los pinares. Esta traza principal realiza suaves giros mientras presenta más ramales, donde la nueva consigna debe ser evitar la subida a la loma que veremos a la izda y las posteriores tres desviaciones a dcha, llegando así al collado hoy despoblado tras matarrasa, hacia oriente. Las preciosas vistas alcanzan hasta Anboto.

Seguimos la pista ascendente hasta que un hito nos desvía a la izda. Continuando por la traza principal, alcanzamos en un sin querer, una pequeña loma, y tras giro descendente a dcha e izda, continuamos por la dcha, con nuevas señales blanquiamarillas. Al frente a la izda, llegaremos al cordal en trayecto más despejado. Será aquí donde giraremos 90º a izda, por pastos ascendentes junto a repoblaciones de frondosas autoctonas alineadas (serán cosas del frente…). De este modo alcanzaremos la pista que llega por la diestra, situándonos así, aquí y ahora, en Asuntzako lepoa y bajo el tramo final de la despejada y directa, ascensión a Untzueta. Cien metros de desnivel nos esperan. Una vez arriba, rodeamos el recinto cimero de antenas del siglo XX por dcha y redescubrimos los restos del recinto del castillo del siglo XI, para una vez dentro, alcanzar la cúspide. Untzueta, 770m.

“Untzueta. Construido para la vigilancia de la calzada que desde la costa se dirigía hacia Araba y hacia la frontera con Castilla. En origen debió formar parte del sistema defensivo establecido por Sancho VI el Sabio de Navarra. Este origen real se vería también refrendado por su inexpugnable emplazamiento, sobre un promontorio de 770m, lejos por tanto de las villas y explotaciones agrícolas, y a la vista de otro castillo real, el de Malmasin, en las inmediaciones de Bilbao. Tras la conquista de 1200 quedó en manos de los señores de Bizkaia, que debieron hacer frente a varios ataques de los reyes de Castilla. Fue tomado en 1277, pero resistió en cambio los asedios castellanos de 1288, 1334 y 1351. Fue finalmente destruido en 1357, por orden del propio señor de Bizkaia.” Esto y más detalles, como su superficie (50x20m), su recia torre de 17x11m, o su pequeño aljibe adosado, detalla el panel.

Sus vistas dominan el valle del Nervión, desde Malmasin por el N, hasta su cabecera por el S, con otro lejano castillo en Araba. Hacia el W se divisan los primeros montes serios de la Cordillera Cantábrica (Valnera), mientras que al E, destaca Anboto.

Iniciamos el descenso hacia el cordal ESE, (“alineación característica de la marca pirenaica”), y por todo el espinazo de la sierra (con vientos fuertes lo evitaremos, pese a que no tiene ninguna dificultad), primero hasta los últimos salientes rocosos donde una nueva repoblación de pinos aguarda y después, con el mismo vector director, hasta la elevación de Goikogaina, 672m, muy discreta, pero con bellas vistas hacia Untzueta.

Volvemos en dirección a Untzueta un centenar de metros y buscamos una salida a dcha de fuerte pendiente, inicialmente sendero, que desemboca en pista por la que continuamos el descenso, con algún que otro breve ascenso. Al poco, este descenso ofrece vistas sobre buena parte de la subida destacando en el paisaje la citada tala a matarrasa.

Al contrario que la subida, la bajada es más evidente, con menos ramales salientes lo que hace que avancemos aún más rápido (izda, dcha, izda, y al frente evidentes), nos llevan a una repoblación de eucaliptos, a un depósito de aguas txuriurdin, a una nave ganadera y a una serie de caseríos, entre los que discurrimos para entre ellos avanzar y descender en la misma dirección, hasta que procedamos a girar de manera brusca, rápida, y atenta a izda (a Larrakoetxe). Al poco, tomamos la desviación a dcha descendente en dos ocasiones, y así conducirnos a la carretera. Por ella a la izda, espera el coche.