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BILBO

Bayer se desploma en bolsa tras un nuevo fallo judicial contra Roundup

Si la decisión del tribunal administrativo de Lyon de prohibir la comercialización de un herbicida de la marca Roundup fue un varapalo para Bayer, otro tanto puede decirse de la sentencia procedente de EEUU que vincula a ese producto con el cáncer. Las acciones de la multinacional alemana se desplomaron ayer.

La cotización bursátil de Bayer cayó ayer en picado después de que el martes un nuevo fallo judicial vinculara el glifosato, componente principal del herbicida Roundup, con la formación de cáncer. La sentencia fue dictada por un tribunal federal de EEUU y a primera hora las acciones del gigante farmacéutico bajaron hasta un 13%, para acabar perdiendo más del 10%.

Tal como publicó GARA en su edición de ayer, la decisión de un tribunal administrativo de Lyon de vetar la comercialización del Roundup Pro 360 en enero puso en evidencia que la polémica sobre el glifosato continúa abierta, por más que la Comisión Europea aprobara a finales de 2017 una prórroga de cinco años en la licencia de ese producto. Ahora, esta nueva sentencia de un tribunal estadounidense supone un duro revés para Bayer, que lleva meses desarrollando un intensa campaña para tratar de defender la inocuidad del herbicida. Un esfuerzo baldío mientras vaya acumulando fallos en su contra.

Puede sentar precedente

Y es que la sentencia conocida esta semana es la segunda que vincula el glifosato con el cáncer en Estados Unidos, después de que en agosto un jurado de San Francisco considerara que Monsanto actuó de «mala fe» y que su herbicida afectó «considerablemente» a la enfermedad de Dewayne Johnson, un jardinero enfermo en fase terminal tras haber trabajado con Roundup durante varios años. En este segundo caso el demandante es Edwin Hardeman, de 70 años, que entre 1980 y 2012 utilizó de forma regular este producto en su jardín y que en la actualidad padece un linfoma no Hodgkin. El veredicto señala que el Roundup fue un «factor sustancial» para que Hardeman desarrollara su enfermedad. Ahora, el jurado tiene que decidir si Monsanto debe indemnizarle. En el caso de Johnson, la firma fue condenada a pagar 78 millones de dólares.

Este fallo, el primero a nivel federal, es particularmente importante porque puede sentar precedente ante las más de 11.000 demandas similares presentadas en EEUU. Analistas bursátiles citados por “Financial Times” señalaron que la caída del precio de las acciones significa que los mercados auguran una secuencia de fallos desfavorables para la multinacional, cuyos litigios están valorados en más de 20.000 millones de euros. Desde Bayer dijeron estar «decepcionados» con la sentencia, que recurrirán, y añadieron que siguen «creyendo firmemente que la ciencia confirma que los herbicidas a base de glifosato no causan cáncer». La batalla legal se prevé intensa.

«El veredicto refuerza lo que otro jurado falló el año pasado y lo que los científicos del Estado de California y la Organización Mundial de la Salud han concluido: el glifosato provoca cáncer a la gente», manifestó por su parte el presidente del organismo ecologista Environmental Working Group, Ken Cook. Añadió que a medida que se acumulen demandas similares «habrá más pruebas de que Roundup no es seguro y que la compañía lo ha querido ocultar».

Una batalla global y un lobby muy poderoso

El uso de herbicidas basados en el glifosato es motivo de confrontación social y política en todo el planeta, donde grupos ecologistas y colectivos de agricultores hacen frente a grandes firmas de la industria agraria. Así, en Colombia el presidente derechista Ivan Duque ha pedido recientemente la reanudación de la fumigación aérea con glifosato, que fue prohibida por el Tribunal Constitucional en 2015 por el perjuicio que puede causar a la salud. El mandatario arguye que busca hacer frente a las plantaciones de productos narcóticos, pero muchos apuntan a las multinacionales del sector. En aquel país varios líderes comunitarios que abogaban por la erradicación de ese producto químico han acabado muertos a manos de paramilitares.

En Brasil, en 2015 los tribunales solicitaron a la Agencia Nacional de Vigilancia de la Salud que evaluara «urgentemente» la toxicidad del glifosato para un posible veto, pero el poderoso lobby agrícola brasileño ha maniobrado para impedirlo. En 2013, en El Salvador el glifosato se incluyó en una lista de 53 productos prohibidos, pero esa prohibición se eliminó mientras se creaba una comisión para «evaluar los riesgos», que años después sigue sin zanjar la polémica. GARA