Aritz INTXUSTA
IRUÑEA

La solidaridad toma Altsasu un día antes de la gran manifestación

Altsasu comenzó ayer a recibir a las personas que se manifestarán hoy a mediodía, sobre todo los que vienen de más lejos. Muchos llegaron en caravana, otros fueron acogidos encasas de vecinos y otros hicieron noche en el frontón que habilitó Altsasukoak Aske.

El ambiente era como de fiesta. Altsasu engalanó sus balcones con esteladas, mientras que por el pueblo callejeaban cientos de personas con lazos amarillos. El mural del valenciano Elías Taño atraía a numerosas familias que pisaban la localidad de Sakana por primera vez. Ponían, así, imágenes a un sitio que conocieron debido a la ferocidad de la represión del Estado.

La llegada de decenas de caravanas suponía la otra gran imagen de la jornada. Hoy por la mañana, está previsto que los coches no puedan entrar al pueblo desde las 10.30 horas (salvo los vecinos). Unos cuarenta voluntarios de Altsasukoak Aske controlarán el tráfico desde las rotondas, para guiar a los vehículos hasta los aparcamientos de los polígonos industriales.

A las ocho de la tarde, en la Plaza Iortia, junto a ese mural de Taño, trascurrió el encuentro entre la organización, los que llegaban con la intención de hacer noche y los vecinos que se habían prestado voluntarios para acogerlos en sus casas. Cuadraban así las plazas de las viviendas y los grupos de viajeros.

Pese a ello, la mayoría de los solidarios que venían de lejos –muy mayoritariamente de Catalunya– aseguraban ayer a GARA haber alquilado habitaciones en pueblos cercanos.

La calle principal y prácticamente todas la adyacentes tenían cartelitos solicitando que se dejara libre el espacio cercano al recorrido. Entre los organizadores se especulaba sobre qué cantidad de gente se atraería finalmente, pero nadie se atrevía a formular en alto una cifra.

Más de medio centenar de ayuntamientos, incluido el de Barcelona, han aprobado en los últimos días textos de apoyo a la movilización de hoy, así como mensajes resaltando la desproporción de las penas impuestas a ocho jóvenes por la pelea de octubre de 2016 con dos guardias civiles y sus parejas.