Magdalena TSANIS - EFE
MADRID

Jacques Audiard: «El cambio se castiga y siempre tiene un precio»

«Los hermanos Sisters» es el primer western del director parisino ganador de la Palma de Oro en Cannes en 2015. Sin conocer el género, se ha documentado para rodar una cinta atípica, sacándola de los típicos paisajes tan manidos. En cambio, ha elegido localizaciones en Rumanía y el Estado español. Tiene ingredientes de Euskal Herria, pues algunas escenas fueron rodadas en Urbasa, y además vuelve a contar con su coguionista habitual, Thomas Bidegain.

A mediados del siglo XIX, la época en que transcurre “Los hermanos Sisters”, de Jacques Audiard, en EEUU cundía la fiebre del oro, mientras en Europa Karl Marx escribía el Manifiesto Comunista. La tensión entre ambos extremos, codicia y utopía, han inspirado su nuevo filme estrenado el pasado viernes.

«Puede verse como una crítica a la codicia y al desastre ecológico, aunque para mí es ante todo una película sobre el cambio entre dos hermanos. El cambio se castiga y siempre tiene un precio», explica el cineasta.

“Los hermanos Sisters” es la primera película en inglés del director de “El profeta”, que ha rodado esta vez con estrellas de Hollywood como Joaquin Phoenix, John C. Reilly y Jake Gyllenhaal. Es también su primer western, un género poco obvio para un francés.

«Estoy lejos del western, no es mi mito, para un americano es su historia fundadora, para mí no. Me lo he planteado como una película de época, modestamente, documentándome», explica Audiard, acompañado por su coguionista habitual, el zuberotarra Thomas Bidegain.

La idea de adaptar la novela de Patrick deWitt en que se basa la película vino del actor John C.Reilly y su mujer, la productora Alison Dickey. Era la historia de dos hermanos (Phoenix y Reilly), pistoleros a sueldo, que inician un viaje por las montañas de Oregón para cumplir un último encargo.

«La novela nos encantó por el punto de vista que da del Oeste, los personajes y la ironía que desprende», resume Bidegain. «Era una novela de paisajes y conversaciones, dos hermanos que pasean y hablan, así que en la adaptación tratamos de poner un poco más de acción».

En esa búsqueda de acción le dieron más peso a la pareja que forman Riz Ahmed, en la piel de un químico propietario de una codiciada fórmula, y Gyllenhaal, el detective que lo persigue. De ahí surgió también la idea clave en la trama de contrarrestar avaricia con idealismo. «Ya no es solo una historia sobre gente que corre detrás del oro sino que también corren detrás de una idea, un ideal, un paraíso», dice Bidegain. «Un paraíso perdido», precisa Audiard, director de las aclamadas “De óxido y hueso” y “Dheepan”, con la que ganó la Palma de Oro de Cannes.

Audiard tenía claro que no quería rodar en Estados Unidos o Canadá, porque eran paisajes «mil veces filmados» y también por motivos de organización y porque querían sacar a los actores de su entorno. «Ellos estaban felices con esa idea, en la que encontraron una forma de libertad», puntualiza.

Así que acabaron por paisajes de Nafarroa, Almería y Aragón, además de Rumanía. El filme es una coproducción entre el Estado francés, Estados Unidos, Estado español y Rumanía.

«Creo que las películas acaban siendo el testimonio de las condiciones de rodaje», dice Audiard. «En este rodaje se hablaba español, italiano, ingles, francés y rumano, y curiosamente ese multilingüismo y multiculturalismo eran los de los Estados Unidos de la época, donde llegabas a un pueblo y se hablaba yiddish, ruso o inglés».

Sobre la experiencia de trabajar con estrellas de Hollywood, Audiard dice estar encantado. «Es otra manera de trabajar, llegan al rodaje con una idea muy clara del personaje y cuando dices acción, ¡uf! es realmente consistente, aunque si luego cambias algo, no hay problema, les excita. Son como músicos, tienen un sentido musical muy desarrollado, si lo piensas la poesía anglosajona también tiene esa cualidad, parece que está escrita para ser cantada».