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El temor a depender de China reactiva la resistencia en Hong Kong

La polémica reforma de la ley de extradición que impulsa el Gobierno de Hong Kong, que permitirá tramitar solicitudes de jurisdicciones sin acuerdos previos y sin supervisión legislativa, ha reactivado la resistencia de los hongkoneses ante su temor a la dependencia respecto a China. Las fuerzas de seguridad cargaron duramente contra quienes se manifestaban para exigir la retirada del proyecto, situación que recordó a la Revolución de los Paraguas de 2014.

Las masivas protestas contra un proyecto de ley que permitiría extradiciones con territorios con los que no existe un acuerdo bilateral, incluyendo la China continental, provocaron ayer los mayores disturbios de la historia reciente de Hong Kong, con enfrentamientos entre la Policía y los manifestantes que intentaban llegar al Legislativo, y que dejaron al menos 70 heridos.

Decenas de miles de manifestantes inundaron de nuevo las calles contra la Ley de para Delincuentes Fugitivos que, según sus detractores, daría a Pekín poder para perseguir políticamente a los opositores y cuya votación se ha fijado para el 20 de junio. Los enfrentamientos estallaron cerca del Consejo Legislativo, dominado por una mayoría pro-Pekín y donde se examinará el texto en segunda lectura. El debate, previsto para ayer, quedó pospuesto. Los concentrados habían dado hasta ayer de plazo al Gobierno de Carrie Lam para que lo retirara.

Es el mayor estallido de violencia política desde la Revolución de los Paraguas de 2014, las grandes protestas prodemocráticas que llevaron a miles de personas a paralizar durante dos meses barrios enteros de esta megalópolis y a enfrentarse a la Policía, pero sin resultados.

Esta vez, ni la Policía, que empleó porras, gases lacrimógenos, balas de goma y bolsas de plomo, ni los manifestantes, que respondieron con ladrillos, barras de metal, botellas y paraguas, estaban dispuestos a ceder terreno.

La Policía justificó su actuación en aras a evitar la toma del Legislativo y calificó de «revuelta» la protesta, una calificación que puede conllevar condenas de hasta diez años de cárcel. «En términos de violencia política es la jornada más grave desde la retrocesión [cuando China retomó su tutela en 1997]», según el analista Dixon Sing, que aseguró que es la primera vez que la Policía usa ese material. «El pueblo de Hong Kong cree cada vez más que el Gobierno está formado por marionetas que obedecen a los intereses de Pekín. Para ellos esta es su última batalla», afirmó.

La excolonia británica vivió el domingo la manifestación más grande desde 1997, con un millón de participantes, según sus organizadores. Pero esa espectacular movilización no hizo variar la posición de Lam, que ayer volvió a insistir en que no se trataba de protestas pacíficas sino de «disturbios organizados» por fuerzas extranjeras.

 

¿Admitirá Pekín «un país, dos sistemas» hasta 2047?

Pekín retomó la tutela de la colonia británica en 1997 en virtud de un acuerdo de retrocesión que garantiza a Hong Kong una semi-autonomía y un régimen de derechos que no existe en la China continental y que expira en 2047. Hasta entonces, el modelo «un país, dos sistemas» blindaría a Hong Kong del control por parte de China de los medios de comunicación y de los tribunales.

A los militantes secesionistas hongkoneses, que insisten en que China no está dispuesta a esperar tanto tiempo se unen los sectores judiciales, industriales y diplomáticos, que temen que con la ley de extradición, Pekín vaya a dar un paso más en el control judicial sobre la población hongkonesa y que acabe con el atractivo de la colonia para los negocios y para la libertad de movimientos de la diplomacia occidental.

El Ejecutivo local y Pekín insisten en que la ley de extradición cubriría un vacío legal y cumple los estándares internacionales y garantías para evitar que el territorio sea refugio de criminales.Dabid LAZKANOITURBURU