Iratxe FRESNEDA
Docente e investigadora audiovisual

Largo viaje

Hay películas en las que nos cuesta detenernos en el tiempo para vivir a través de ellas, “Largo viaje hacia la noche” es una de ellas. Mediante un modo de contar distinto al que están acostumbradas nuestras miradas, un nuevo visionado supera la incertidumbre del primero mientras nos pide ejercitar el pensamiento para disfrutarla.

En este segundo largometraje de Bi Gan tras “Kali Blues”, galardonado en 2015 en Locarno, la historia nos habla del regreso de un hombre a su ciudad natal para reencontrarse con la mujer a la que amó. Estrenada en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes 2018, la película surgió de la lectura de la colección de poemas de Paul Celan, “Amapola y memoria” (1952). La cinta, dividida en dos partes (“amapola” y “memoria”) fue el fruto del trabajo de escritura en tándem junto al novelista Chang Ta-Chun como consultor.

Su viaje pausado, el tratamiento de la idea del recuerdo, la maestría del uso del plano secuencia, los colores de la noche y toda la dirección artística que fundamenta este trabajo, es un deleite cinéfilo.

El poeta y cineasta chino nos regala una película repleta de lugares comunes, un modo de hacer cine ligado a la esencia de los modos de crear “In the mood for love” de Won Kar-wai.

La mirada de Bi Gan impregna de onirismo la película, llevándonos de viaje en el núcleo central del relato desde las habituales dos dimensiones hasta la tridimensionalidad. El espectador se coloca las gafas y acompaña en su búsqueda al personaje, por lo real, por los sueños, por la poesía: «En el manantial de tus ojos viven las redes de los pescadores del Mar Extravío. En el manantial de tus ojos mantiene el mar su promesa». Imprescindible.