Antonio Alvarez-Solís
Periodista
AZKEN PUNTUA

Piratas y corsarios

La visión del español es retrospectiva. Teme al futuro y, por tanto, no quiere moverse. Eso le convierte en un animal carnicero. Devora a quien le desmiente.

En un capítulo del hermoso libro de Manuel Olasagasti “Otras noticias de Dios” se describe una conversación entre dos psiquiatras, uno de ellos esquizofrénico. El médico sano trata de convencer a su colega de que sus delirios son propios de la enfermedad que sufre y que, por tanto, no debe hacerles caso. «No existen», le dice. El esquizofrénico, cansado ya, zanja el momento difícil con una afirmación concluyente: «En mi caso no son alucinaciones. Yo oigo realmente voces».

El español oye voces. No admite que esté alucinando. No quiere dejar su piratería para convertirse en elegante corsario, ese gran invento inglés para robar con bandera real. El español roba; igual que la mujer española cuando besa, besa de verdad.Escribo todo lo anterior a la vista de nuestro panorama político, repleto de piratas. Pero son piratas como los de siempre. Con bandera negra y una calavera bajo dos tibias cruzadas.

He pasado mi vida tratando de convencer a mis compatriotas de que deben modernizarse un poco. Pero ellos roban y se vuelven a su isla de las tortugas. Dicen que ellos no alucinan sino que oyen ruido. Pues como se dice en las series políticas norteamericanas ¡Que te den!