GARA
GARZWEILER

La Policía desaloja la mina de carbón ocupada por ecologistas en Alemania

La mina de carbón a cielo abierto en el este de Alemania ocupada el pasado sábado por cientos de ecologistas, que también cortaron el transporte a dos centrales eléctricas, fue desalojada por la Policía.

La policía alemana desalojó ayer a los activistas que habían ocupado el yacimiento de carbón a cielo abierto de Garzweiler (oeste del país) en el marco de unas protestas para pedir medidas eficaces para combatir la crisis climática. Los activistas, pertenecientes al grupo ecologista Ende Gelände, habían ocupado el sábado el yacimiento, donde pasaron la noche mientras otro grupo de manifestantes mantenía bloqueadas la vía férrea a través de la cual se transporta el carbón a las centrales eléctricas de Neurath y Niederaussem .

Ende Gelände denunció que hubo heridos entre los activistas como consecuencia de la acción policial, en la que se usaron gases lacrimógenos.

Antes de la toma de Garzweiler, cerca de 8.000 personas habían participado en en una manifestación contra la explotación de carbón en Keyenberg, un pueblo vecino amenazado de destrucción por los proyectos para ampliar la mina.

La gran mayoría eran estudiantes de secundaria del movimiento «Viernes por el Futuro». Tras romper el cordón policial, varios cientos, vestidos de blanco y equipados con mochilas con accesorios de camping, lograron trepar por los bordes de los pozos de extracción y se introdujeron en la mina a cielo abierto.

Su objetivo es paralizar la actividad de la mina explotada por la empresa energética RWE, que aprovisiona a varias centrales de carbón de la cuenca minera del Rin.

La protesta hizo que una de las plantas de carbón más grandes de Alemania, la de Neurath, aprovisionada por la mina de Garzweiler, desacelerara su actividad debido a una primera operación exitosa de los militantes de Ende Gelände.

Unas 500 personas se instalaron sobre los rieles, algunos incluso construyendo pequeñas cabañas, interrumpiendo así el tráfico de los trenes que les proveen combustible.

El movimiento contra el carbón fue ganando peso en Alemania desde que decidió abandonar la energía nuclear en 2011, lo cual prolongó la dependencia de este mineral.

El Gobierno decidió recientemente abandonar la energía de origen fósil en 2038, un plazo que los activistas consideran demasiado lejano y que además carece de un calendario específico para cerrar minas y centrales eléctricas.

Por ello, reclaman que se empiecen a desconectar de la red de manera inmediata algunas centrales que funcionan con carbón.

«Este día es motivo de esperanza. A pesar del fracaso sin precedentes de los políticos que enfrentan la crisis climática, miles de personas envían hoy una señal clara de justicia climática. Ya sea una protesta, una huelga escolar o un bloqueo, este movimiento está decidido a poner fin a la era de los combustibles fósiles», afirmó Kathrin Henneberger, portavoz de Ende Gelände.