Agustín GOIKOETXEA
BILBO

Hasta la firma del convenio no habrá «normalidad» en el metal

Los sindicatos aguardan a que la Federación Vizcaína de Empresas del Metal mueva ficha en la negociación del convenio. En caso contrario, en setiembre, prepararán «concienzudamente» la semana de huelga que ya han convocado. Cinco concentraciones ante compañías referenciales del sector invitaron a la patronal a dialogar hasta alcanzar un acuerdo que «garantice unas mínimas condiciones de trabajo y de vida digna a todos los trabajadores».

Concentraciones ante las oficinas de Elecnor en Bilbo, así como las instalaciones de Petronor en Muskiz, Astilleros Murueta en Erandio, Layde Steel en Durango y Ormazabal en Igorre, emplazaron ayer a la patronal del metal de Bizkaia a desbloquear la negociación del convenio. Los sindicatos advirtieron que no va a haber «normalidad» en el sector hasta que se rubrique un convenio.

En la movilización de Bilbo hubo unos minutos de tensión después de que un agente de la Ertzaintza agarrase del brazo a un sindicalista de CCOO que poco antes, a través del megáfono que portaba, había coreado repetidamente la consigna «menos policía más negociación». No les debió gustar a los ertzainas esa alusión pues, a partir de ese instante, pusieron todo el celo posible en que el acceso al portal donde están las oficinas de Elecnor estuviese expedito.

La elección de ese lugar de concentración, explicó Mikel Etxebarria (ELA), vino motivada por que Elecnor es una de las empresas industriales más grandes, donde «la precariedad está a la orden del día» a pesar de los «beneficios multimillonarios» que obtiene. «La lucha del metal es una lucha contra la precariedad», enfatizó.

Etxebarria consideró «totalmente inadmisible» que la Federación Vizcaina de Empresas del Metal (FVEM) no haya llamado a las centrales a la mesa de negociación oficial. «No quiere aportar nada», lamentó.

Iker Gonzalo (CCOO) pidió a la patronal que se siente en la mesa «para negociar de buena fe», recordando que, en el último encuentro, «quedó en mandarnos unas fechas para proseguir con las reuniones de la mesa negociadora, han pasado más de dos semanas y seguimos sin recibir la respuesta de fechas de la siguiente reunión».

«La FVEM se está riendo de los sindicatos y de todos los trabajadores del metal y, por eso, estamos hoy aquí manifestándonos», expuso Gonzalo. Les previno de que seguirán «en la lucha hasta que FVEM dé el brazo a torcer y actualice las condiciones que están desde que decayó el convenio en 2012».

Para Iratxe Azkue (LAB), no ha dejado a los sindicatos «otra alternativa» que la movilización. «Por qué no quiere firmar un convenio en el que se garantizan los puestos de trabajo a los trabajadores de las empresas subcontratadas, en el que se está pidiendo que se den pasos efectivos y reales en la igualdad entre hombres y mujeres en el sector, en el que se ponen límites a la utilización de las ETTs y la eventualidad, y en el que se garantiza la salud y la vida de los trabajadores en el metal de Bizkaia», interpeló a FVEM, en referencia a las propuestas recogidas en la plataforma conjunta que le entregaron el 10 de mayo.

Perpetuar la precariedad

Para Azkue, el único objetivo de la organización empresarial «es seguir perpetuando la precariedad». La representante de LAB insistió en que no habrá «normalidad» en el sector hasta que «se firme un convenio que garantice unas mínimas condiciones de trabajo y de vida digna a todos los trabajadores».

A su vez, José María Rojo (UGT) criticó que haya pasado un mes desde que FVEM se comprometiese a fijar un calendario de conversaciones y no haya habido respuesta alguna. «Esto da la imagen de lo que viene siendo la negociación de este convenio: golpes de efecto por parte de la patronal haciendo planteamientos en la mesa, pero planteamientos mínimos que no llegan a lo necesario que consideramos condiciones dignas del convenio», manifestó.

«Tiene una oferta encima de la mesa, que es una oferta digna y no supone coste, ni encarecimientos ni falta de competitividad, y lo que tiene que hacer es asumirla», concluyó Rojo, advirtiendo que si no «el conflicto continuará».