Mikel CHAMIZO
DONOSTIA
Interview
ÁNGEL ILLARRAMENDI
COMPOSITOR

«Mi nueva obra es redonda, circular, como el viaje y la vida de Elcano»

El zarauztarra Ángel Illarramendi es bien conocido por sus bandas sonoras para películas dirigidas por Gracia Querejeta, Pedro Olea, Juan José Campanella, Manuel Gutiérrez Aragón o Ray Loriga. No obstante, y a diferencia de otros compositores de cine, ha sabido encontrar un espacio en su repertorio para la música de concierto. Esta tarde, la Orquesta de Euskadi estrenará en Getaria su obra más reciente.

Aunque el grueso de la Orquesta Sinfónica de Euskadi está estos días en el foso de la ópera “Madama Butterfly” de la Quincena Musical, un grupo de músicos de la orquesta actuará esta noche, a las 22.00, en la iglesia de San Salvador de Getaria, con un programa que incluye obras de Bach, Mozart y Suk y en el que destaca el estreno absoluto de una nueva composición de Ángel Illarramendi dedicada a Juan Sebastián Elkano.

Este tarde, la Orquesta de Euskadi volverá a interpretar su música. En los últimos años han tocado y grabado sus sinfonías, le brindaron también un homenaje en Zarautz... parece que hay una gran conexión entre la orquesta y usted.

Es cierto que últimamente ha sido así, pero hace años mi relación con la orquesta era más complicada. Eran otros tiempos, la orquesta tenía mis partituras pero, por alguna razón, no las interpretaban. Últimamente eso ha cambiado, han entrado en una dinámica de tocar obras mías y yo estoy muy contento. Al fin y al cabo, para eso tenemos una orquesta, para que se toque la música actual. Eso debería ser siempre así, aunque en la música clásica no esté ocurriendo. En el cine o en la la literatura, verás que lo que más se promociona son las películas y libros que se hacen hoy en día, no “Lo que el viento se llevó” o películas de Hitchcock. Pero con las orquestas ocurre justo al revés: los clásicos nos hacen una competencia brutal a los compositores actuales. En parte es por interés económico, porque tocar clásicos le sale gratis a las orquestas.

¿Ha ayudado a que se toque más su música el que ciertas vanguardias hayan perdido influencia y que la música contemporánea de corte melódico se interprete hoy cada vez más?

Sí, sin duda. Yo me defino como un compositor cantor, que canta hasta los golpes de la percusión antes de ponerlos en una partitura. Creo que la melodía es el primer impulso humano cuando piensa en música y yo nunca he querido renunciar a ella. Pero eso, hace treinta años, era un gran problema, porque había todo un frente estalinista en contra de la música contemporánea melódica. Yo alucinaba, porque hacer música atonal ni siquiera era algo novedoso, ya que es una práctica que se remonta a la Primera Gerra Mundial. Además, una vanguardia bendecida por los críticos y los conservatorios... me resultaba sospechoso. Afortundamente, hoy vivimos tiempos más desprejuiciados y mi música se toca a menudo, pero antes era terrible, me ninguneaban. Ahí radica, quizá, el motivo de que la Orquesta de Euskadi no estrenase mí música.

Ante esa situación, encontró cobijo en el cine.

Sí, y fue muy bueno para mí, porque el cine es un rodaje fantástico para un compositor. Te da la oportunidad de aprender mucho porque, lo que compones, se toca y lo puedes escuchar. Eso es muy importante, porque para que un compositor pueda mejorar su arte, es imprescindible escuchar lo que ha escrito, que su música no se quede en un cajón.

 

¿Qué ha creado para este encargo en torno a Elkano?

La obra se llama, simplemente, “Juan Sabastian Elcano”, en la forma en que él escribía su nombre, y es una obra para orquesta de cuerdas de diez minutos de duración. La idea era que se estrenase en Getaria, en la Iglesia de San Salvador, donde muy probablemente bautizaron a Elcano en 1476, ya que se trata de una iglesia del siglo XIV. Me planteé hacer de Elcano el completo protagonista de la obra, observando su viaje alrededor del mundo pero también su travesía vital. Así, al principio de la obra me centro en lo que podría haber sido su infancia en Getaria, evoco al niño mirando al mar e imaginando grandes aventuras. Se trata de una parte intimista que se expande cuando Elcano se hace adulto y empieza a navegar, y que llega al clímax con el inicio de su viaje alrededor del mundo, en el que las velas de la orquesta están completamente abiertas. Las cuerdas se dividen luego al llegar al laberíntico estrecho de Magallanes, o sufren en calma en el Pacífico.... Al final del viaje, la música regresa al carácter intimista del principio, con un final entrañable en el momento de la muerte de Elcano. Se trata de una obra redonda, circular, como el viaje y la vida de su protagonista.

 

La aventura que vivió Elkano podría considerarse muy cinematográfica. ¿Asoma algo de su música para el cine en esta nueva partitura?

Honestamente, no sabría decírtelo, porque yo nunca he sabido diferenciar entre los dos mundos. Pongo el alma y las pelotas en todo lo que hago, sea música para cine o para la sala de conciertos. Esta nueva obra podría definirse como un poema sinfónico y mientras la escribía me recreé o inspiré en diferentes imágenes de la aventura. Por ejemplo, en lo que tiene que ser estar tirado en medio del mar Pacífico durante tres meses, o, por el contrario, tener el viento a tu favor... Al final, lo que he querido hacer es una obra muy contrastada y dinámica. Más que cinematográfica, yo la definiría como temperamental.  

¿Le hace ilusión que se vaya a estrenar en Getaria, en casa del propio Elkano? Y al lado de su propia casa, por cierto, porque usted es de Zarautz.

Los de Getaria y los de Zarauz nos conocemos y coincidimos desde pequeños, y Getaria es un pueblo al que he ido muchísimo desde niño. Los pueblos vecinos comparten también muchas historias y, en el caso de Getaria y Zarautz, hay muchas anécdotas de ballenas. Por otra parte, los que vivimos junto al mar conocemos esa mirada al horizonte, esa redondez del mar que se encuentra con el cielo... El mar es un personaje propio en nuestras vidas y no podemos alejarnos demasiado tiempo de él. Así que: sí, me hace ilusión escribir sobre Elcano, porque es una figura que siento cercana y porque no es muy conocida a nivel internacional. Desde luego no a la altura de Magallanes. Elcano debería ser más apreciado y me alegro de poder poner mi granito de arena en ese cometido.