Aritz INTXUSTA

LA MAYORÍA DEJA CLARO A MAYA QUE NO PODRÁ PROTEGER LOS CAÍDOS

Joseba Asiron no terminó la tarea de poner fin al agravio que supone el Monumento a Los Caídos, pero sí que dejó el camino bien trazado. Su sucesor, Enrique Maya, no tiene mayoría suficiente como para parar una consulta sobre qué hacer con semejante horror.

Al final llegaron dos propuestas a declaración al debate de ayer en el Ayuntamiento de Iruñea. La primera era de EH Bildu y la segunda, del PSN. Eran tan similares que acabaron votándose a la vez. Pareció cosa de que el PSN no quiere se note tanto que Asiron le lleva tanta delantera en temas de memoria. El asunto era urgir a Navarra Suma a completar la segunda fase del proyecto de resignificación del Monumento a Los Caídos. O, lo que es lo mismo, dejar a la ciudadanía decidir qué hacer con él sobre la base de los siete proyectos finalistas del Concurso Internacional de Ideas.

El concejal de Navarra Suma Juan José Echeverría esgrimió distintas excusas para ralentizar el proceso. Por de pronto, el siguiente paso es exponer todos los proyectos y dijo que no hay sala disponible hasta enero. Todo apunta a que habrá un juego de gato y ratón durante estos cuatro años. «Haremos todo lo que esté de nuestra parte para que no se derribe», confesó Echeverría. Veía pegas en todas partes. Insinuó que el Arzobispado, que en su día cedió el edificio al Ayuntamiento, no tolerará tirar el mausoleo. Aun así, se rindió a la evidencia de que tendrán que seguir el plan fijado por Asiron.

La mayoría de proyectos finalistas respeta el grueso del edificio, pero resignificándolo. Dar una solución poética al asunto empleando dinamita no es lo que aconsejaron los expertos internacionales, pues decían que supondría un ejercicio de desmemoria. Todos opinaban que debe de quedar algo que recuerde que allí se levantó el mayor monumento a los alzamiento fascista dentro de un casco urbano. Eso sí, una de las siete ideas (Metamorfosis) plantea que solo queden los cimientos y, con las piedras, levantar un «espacio de memoria». Otro proyecto apuesta por actuar fundamentalmente en el interior, y erigir un haya de 35 metros en la nave central de la basílica cuyas hojas recojan los nombres de los represaliados. En líneas generales, los siete proyectos que pasaron el filtro del jurado recogen visiones muy diferentes.

Asiron estuvo firme en su intervención. No se creyó una sola de las excusas que puso el concejal de Navarra Suma. Recordó que el mantenimiento durante todas estas décadas del memorial se debió a las triquiñuelas de UPN, que se negaba a sacar de allí a los «generales fascistas» Mola y Sanjurjo, y que hasta torpedeó un cambio de nombre en la plaza, que estaba dedicada al «criminal Conde de Rodezno». Por eso, el exalcalde pidió a Echeverría dejarse de las hipocresías y le espetó que, sin el gobierno anterior, el Monumento seguiría sin tocarse.

Asiron añadió que el proceso de exhumación de los generales fue modélico y que el camino emprendido no se podrá parar. En cuanto a la cerrazón a un eventual derribo, el portavoz de EH Bildu respondió que también él es partidario de que quede algo para que no se olvide. Ahora bien, señaló que por encima de lo que él crea, tiene que decidir la gente. «Independientemente de lo que a usted [a Echeverría] le gustaría o lo que a mí me gustaría, está otro principio básico: la ciudadanía es mayor de edad y tiene derecho a decidir sobre todas las opciones».

Maite Esporrín advirtió a Navarra Suma que «esto se va a hacer, quieran o no». La cabeza de lista del PSN apuntó que «el fin del edificio no quede al albur de un gobierno, sino de una mayoría» y, además, subrayó que dar una solución a Los Caídos es un asunto «urgente». Esporrín insistió una vez y otra en que Maya gobierna sin apoyo suficiente.

Por su parte, el concejal de Geroa Bai, Patxi Leuza, imprimió corazón al debate. «Mi familia sufrió en la guerra y cuando vine a vivir del pueblo a esta ciudad, recuerdo que mi padre me prohibió ir a Los Caídos. Tengo 59 años y nunca he estado dentro, porque para él significaba lo que significaba. El edificio, hoy, representa lo que representa».