Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «Los informes sobre Sarah y Saleem»

En territorio hostil

Durante el visionado de “Los informes sobre Sarah y Saleem” asomaban inevitablemente, diferentes cuestiones formales y argumentales que ya asomaban en la magistral “Nader y Simin, una separación” (2011). Así que, tomada como una hermana pequeña de aquella propuesta iraní, lo que se nos plantea en esta producción palestina es un tema cuanto menos espinoso que en su desarrollo adquiere diversos ribetes un tanto complacientes relativos a un discurso humanista que hubiera requerido de una mayor profundidad. La pareja formada por el director Muayad Alayan y su hermano, el guionista Rami Musa Alayan, ha llevado a cabo un trabajo interesante y que se esfuerza en incidir en cuestiones afectivas escenificadas en un entorno político y bélico.

Para tal fin han filmado la crónica sentimental que comparten un humilde repartidor palestino y una mujer israelí que trabaja en un café. Esta incierta aventura extramatrimonial, lógicamente, afecta a las respectivas parejas de los personajes centrales lo cual aporta en su conjunto una radiografía social y política en el que no caben medias tintas.

Se trata de un filme sobrio, que se aleja con acierto de los tópicos que podrían relacionarla con una especie de “Romeo y Julieta” al uso y que se aplica con fuerza en elaborar un discurso tendente a recordar al espectador que no se encuentra ante una historia sobre infidelidades conyugales, sino de un drama en el que la explosión emocional acontece en cuanto lo oculto-privado sale a la luz pública y los diferentes resortes de la política y la policía entran en juego.

En mitad de esta trastienda siniestra, la ruta de la historia da un interesante giro que nos coloca ante las verdaderas protagonistas de la película, dos mujeres que deben hacer acopio de su fortaleza para hacer frente a un entorno social muy hostil.