Imanol INTZIARTE
RUGBY

En el país del oval naciente

La emergente Japón acoge desde este viernes y hasta el 2 de noviembre la novena edición de la Copa del Mundo. Nueva Zelanda aspira a sumar su tercer título consecutivo; Sudáfrica e Inglaterra aparecen como principales alternativas a la tiranía de los All Blacks.

La anfitriona Japón y Rusia abren este viernes (12.45, hora de Euskal Herria) la novena Copa del Mundo de rugby. Hasta el próximo 2 de noviembre, veinte selecciones pugnarán por alzar el trofeo Webb Ellis, si bien el número real de aspirantes es bastante más reducido. Hay muchos mundiales dentro del Mundial, el éxito o el fracaso son listones cuya altura varía.

En lo alto de esta particular pirámide están los que visten de negro e interpretan su amenazadora danza ritual antes de cada choque. Nueva Zelanda llega a la tierra del sol naciente con el traje de favorita.

El ranking de World Rugby no opina lo mismo –el número uno lo luce Irlanda– pero el termómetro más fiable es el que está construido con ese material con el que no se hacen bromas: el dinero. Se ofrecen escasos beneficios –en consonancia con el riesgo que se corre– para quienes apuesten por que los All Blacks suman su tercer título consecutivo, que haría el cuarto en total.

Tras ellos aparecen en el horizonte Sudáfrica e Inglaterra. Y un escalón más abajo Gales, Irlanda y Australia. Cualquier otro nombre supondría una gran sorpresa.

La primera fase está conformada por cuatro grupos de cinco equipos. Los dos primeros pasan a cuartos. Irlanda es candidata a liderar el grupo A. En los últimos amistosos no ha convencido, pero realmente ninguna selección lo ha hecho. Los técnicos, en buena lógica, se han dedicado a las probaturas y habrán ocultado algunas cartas.

Por increíble que parezca, los del trébol nunca han alcanzado una semifinal mundialista. Tampoco esta vez será sencillo cruzar su particular Rubicón, ya que en cuartos se toparán con Nueva Zelanda o Sudáfrica.

La tradición señala a Escocia como principal aspirante a la segunda plaza, pero ojo. Japón juega en casa, viene de ganar la Pacific Nations Cup y hace cuatro años ya dieron un sorpresón al imponerse a los Springboks. El duelo entre los del cardo y los Cherry Blossoms será el que cierre la fase de grupos.

Antes tendrán que afrontar otros tres partidos, con el desgaste físico que eso acarrea. Completan el quinteto Samoa y la cenicienta Rusia, calificada de rebote tras las sanciones a España y Rumanía.

En el grupo B el bacalao quedará cortado este mismo sábado, cuando Nueva Zelanda y Sudáfrica se vean las caras en Yokohama. Este duelo decidirá el orden en el que se clasifican para cuartos. De ahí en adelante, a ambos se les presupone un viaje plácido hasta las eliminatorias. Plácido en el marcador, porque serán 240 minutos que pueden dejar secuelas.

Empate en Wellington

La “humanización” de los de negro en el pasado Championship le ha puesto picante a una cita en la que muchos sueñan con poner fin a su tiranía. Sudáfrica dejó muy buenas sensaciones en el torneo veraniego –invernal en el hemisferio sur– y arrancó en cancha kiwi un empate con aroma a esperanza (16-16).

El tercero en discordia es Italia, en tierra de nadie entre las selecciones punteras y dos combinados más modestos como Namibia y Canadá.

No hay torneo, del deporte que sea, sin su consabido «grupo de la muerte». Ese apelativo recae en el C, con Inglaterra, Francia y Argentina. Uno de los tres se irá a casa demasiado pronto. A los de la rosa ya les sucedió hace cuatro años, siendo anfitriones. A priori, ese papel va a ser esta vez para Francia o Argentina, que se ven las caras también este sábado.

El entorno de los galos da la sensación de afrontar el campeonato con una mayor consciencia de cuáles son sus fortalezas y debilidades, sin castillos en el aire sobre glorias pasadas.

Argentina llega deprimida después de un Championship en el que se las prometían felices y terminaron frustrados. Los Pumas afrontan el torneo con la base de Jaguares –subcampeones del Super Rugby– y algunos aditamentos “europeos”, entre ellos los dos aperturas: Nicolás Sánchez y Benjamín Urdapilleta. Este último no es el único con aroma a diáspora vasca, ya que en el plantel aparecen otros como Bautista Ezcurra o Guido Petti, de segundo apellido Pagadizabal. Completan la nómina Estados Unidos y Tonga.

El grupo D será un cara a cara entra Australia y Gales. Parecía que los Wallabies se iban a comer el mundo tras doblegar a Nueva Zelanda el pasado 10 de agosto (43-26), pero una semana más tarde se llevaron un severo correctivo en Eden Park (36-0).

Gales, temible en su feudo –lo que le valió para ocupar brevemente el número uno del ranking–, pierde muchos enteros cuando se aleja de Cardiff. Warren Gatland, que se despide como técnico de los dragones después de 12 años, no podrá contar con Gareth Anscombe, lesionado de gravedad en un amistoso.

Tras estas dos selecciones aparece la divertida pero poco sólida Fiji, la rocosa Georgia –mejor combinado europeo después de los integrantes del Seis Naciones– y la modesta Uruguay, que hace unos días veía cómo el mejor jugador de su historia, Diego Ormaechea, entraba en el Salón de la Fama. La saga continúa y dos de sus hijos, Agustín y Juan Diego, vestirán la camiseta de los Teros en este Mundial.

Los ingredientes están servidos. En el rugby las jerarquías están muy definidas, pero elementos como las tarjetas o las lesiones pueden aparecer en el momento más trascendente para romper los pronósticos. Disfruten del espectáculo.