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NUEVA YORK-BERLÍN

Movilización masiva por la crisis climática en todo el mundo

La jornada de movilización para reclamar a los gobiernos y las empresas acciones urgentes frente a la crisis climática sacó a las calles de miles de ciudades del planeta a cientos de miles de personas, sobre todo jóvenes, que insistieron en que «no hay un planeta B». Las protestas se extendieron por todo el mundo aunque uno de los principales focos estuvo en Nueva York, donde hoy arranca una cumbre de la juventud organizada por la ONU.

Centenares de miles de jóvenes protagonizaron ayer una jornada de manifestaciones en todo el mundo, dando inicio a una semana de movilizaciones y convirtiéndola en la más importante de la historia para demandar acciones contra el crisis climática, con más de 5.000 eventos en todo el mundo.

Los llamados Viernes por el Futuro (Fridays for Future) movilizaron a jóvenes de todo planeta para que presionen a quienes toman las decisiones en el mundo y a las grandes empresas, con el fin de que adopten medidas drásticas que frenen el calentamiento global provocado por la acción humana.

La movilización lanzada por la joven activista sueca Greta Thunberg con las huelgas escolares de los viernes fue la referencia de esta jornada. Comenzando por los estudiantes de Vanuatu, en las islas Salomón, que sufren especialmente consecuencias de la emergencia climática, y donde advirtieron: «No nos estamos hundiendo, estamos luchando».

Las manifestaciones también fueron importantes en Tokio, Nueva Delhi, Bombay, Yakarta y Manila. «Mucha gente aquí ya siente los efectos del calentamiento del planeta», señalaron los manifestantes.

«Estamos aquí para mandar un mensaje a la gente en el poder y mostrarles que estamos preocupados y que esto es realmente importante para nosotros» dijo a AFP Will Connor, un joven de 16 años en Sidney.

Australia es uno de los mayores exportadores de carbón y aún autoriza enormes minas que generan empleos, pero también sufre las consecuencias del cambio climático, como sequías, incendios forestales, inundaciones y la pérdida irremediable de la Gran Barrera de Coral.

«No hay planeta B, ¡despierten!», «No podemos decir que no lo sabíamos» o «Es la ciencia, estúpido», y otros en favor de la justicia climática fueron lemas escuchados en todo el planeta.

En Europa, 15.000 personas se manifestaron en Bruselas, en marchas que pidieron «acción política». «Ese es el principal motivo por el que estamos en la calle, para mostrarle a los políticos que hay mucha gente que les pide que asuman sus responsabilidades», señalaron los jóvenes. La marcha llegó a la zona de las instituciones comunitarias, donde los representantes de la movilización se entrevistaron con el vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmerman, y la portavoz belga de la asociación Youth For Climate, Anuna De Weber, avanzó una serie de nuevas acciones junto con trabajadores, agricultores y científicos.

En Alemania, Fridays for Future calculó en unos 1,4 millones de personas los que se manifestaron. De ellos, 270.000 en Berlín y 70.000 en Hamburgo y Munich.

A la jornada se sumaron además unas 1.700 empresas, algunas de las cuales facilitaron a su personal que acudiera a las marchas, al igual que ha sucedido con los estudiantes, a los que se dispensó de ir a clase. En París, sindicatos docentes y algunas empresas se sumaron igualmente a la movilización de miles de jóvenes.

En un ambiente festivo, muchos de los mensajes iban dirigidos al presidente francés, Emmanuel Macron, por no hacer lo suficiente a pesar de reclamarse como el gran defensor del Acuerdo de París de 2015.

Está previsto que hoy se repita la movilización acompañada del movimiento sindical contra la reforma de las pensiones y de los «chalecos amarillos», lo que ha preocupado a las autoridades, que han ordenado un despliegue de 5.000 policías en la capital francesa y han vetado numerosos puntos de la ciudad.

Miles de africanos también salieron a las calles en Uganda, Kenia, Nigeria o Sudáfrica, en una región que padece de forma brutal los efectos de la crisis climática, pese a causar menos del 4% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero.

«Quemad el capitalismo, no los bosques», se leía en pancartas en Johannesburgo.

De los diez países del mundo más amenazados por la crisis climática, siete son africanos: Sierra Leona, Sudán del Sur, Nigeria, Chad, Etiopía, República Centroafricana y Eritrea, sacudidos por episodios recientes de sequía, inseguridad alimentaria, desertificación, inundaciones, tormentas y repuntes de enfermedades y conflictos asociados a esos fenómenos.

Un punto de inflexión

En América, Nueva York, sede el lunes de la cumbre climática y con la presencia de Greta Thunberg, fue la que recibió el foco de las protestas, que tuvieron su réplica en otro millar de localidades de EEUU, así como en Argentina, México, Chile y Perú.

Thunberg, presente en Nueva York, se felicitó de «las cifras increíbles» y de los «millones» movilizados en todo el mundo.

«Espero que esto marque un punto de inflexión para la sociedad, mostrando cuántas personas están invirtiendo en él, cuántas personas están presionando a los dirigentes, sobre todo antes de la cumbre de la ONU sobre el clima», señaló.

Las protestas de ayer preparan así el terreno para una semanas de movilizaciones, comenzando por una cumbre de la juventud hoy en la ONU. Naciones Unidas llevará a cabo el lunes una cumbre de emergencia en la que pretende que los líderes mundiales fortalezcan y amplíen los compromisos adoptados en 2015 en el marco del Acuerdo de París.

 

Dudas y críticas al millonario plan de inversiones de Berlín para reducir el CO2

Una vez constatado que Alemania no va a lograr la reducción comprometida del 40% de sus emisiones de Co2 para 2020, el Gobierno alemán aprovechó la jornada de movilizaciones por el clima para anunciar un plan que contempla inversiones de hasta 54.000 millones de euros en cuatro años (100.000 millones hasta 2030) en energía, transporte, construcción e innovación. El objetivo es ahora alcanzar para 2030 una reducción del 55% de las emisiones de CO2 (con respecto a 1990). «Ahora no somos sostenibles», reconoció la canciller, Angela Merkel, al presentar estas 70 medidas. La principal es establecer una tasa a las emisiones de CO2, que crecerá de forma progresiva hasta poner marcha un mercado de derechos entre empresas que producen o distribuyen combustibles. También se reducirá el IVA del billete de tren a la vez que se encarecerá el del avión y se prevén ayudas a la energía fotovoltaica e incentivos para que los municipios instalen plantas eólicas. Pero el plan choca con la reticencia del Gobierno al endeudamiento, que teme, además, un rechazo de los consumidores al estilo de los «chalecos amarillos» franceses, por los precios de los carburantes. Igualmente, el objetivo de abandonar el carbón antes de 2038 se complica con el de acabar también con la energía nuclear antes de 2022. Fridays for Future lo consideró un plan «desastroso» que ignora el objetivo del límite de 1,5ºC. «Demasiado tarde, demasiado complicado, demasiado barato», señaló el movimiento sobre la tasa del CO2, y los Verdes criticaron una estrategia «confusa».GARA