GARA
NUEVA YORK

La cumbre de la ONU busca ser un punto de inflexión contra la crisis la climática

El fracaso de los anteriores acuerdos por el clima y la corriente de movilizaciones juveniles contra el cambio climático marcarán la cumbre de Nueva York, en la que participarán 60 países.

Alcanzar un punto de inflexión: esto es lo que se pretende con la cumbre de acción climática convocada por la ONU en Nueva York, una cita mundial salpicada por las divergencias políticas y la presión civil.

El secretario general de la ONU, António Guterres, hizo un llamamiento a todos los líderes para que acudan a la cumbre de Nueva York con planes concretos y realistas que mejoren sus contribuciones a nivel nacional para 2020, con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero un 45% en los próximos diez años y a cero para el año 2050.

Pese a las presiones internacionales, esta cumbre que comenzará mañana aspira a marcar un salto en el compromiso global contra la crisis climática teniendo en cuenta que los países deben revisar su ambición climática en 2020, tal y como se solicitó en el Acuerdo de París del año 2015.

Pero, precisamente, ejemplos como el de París evidencian que el ritmo actual de la acción internacional es insuficiente para cumplir los objetivos del acuerdo. De hecho, el informe “Brecha de Emisiones 2018” presentado el 27 de noviembre en París por el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) revelaba que las emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero sumaron en 2017 un máximo histórico de 53.5 gigatoneladas de dióxido de carbono equivalente (GtCO2e).

El aumento de las emisiones y la lentitud en la acción implican que la brecha de emisiones es ahora más grande que nunca, y el fracaso de las anteriores cumbres «verdes» de la ONU ponen en tela de juicio la credibilidad de las mismas, pues ciertamente no sirven de revulsivo para que la comunidad internacional reaccione con vigor ante el deterioro natural del planeta.

No obstante, el momento en el que se celebra la cumbre, condicionada por el clamor de la juventud movilizada en las calles de todo el mundo, quizá empuje a los países en la lucha contra la crisis climática. En este sentido, una semana de movilizaciones juveniles en paralelo ha sido convocada en más de un centenar de países y mil ciudades entre el 20 y el 27 de setiembre, en el marco de la Global Climate Strike, impulsada por el movimiento activista juvenil Fridays for Future. Antes de que mañana arranque la cumbre, Greta Thunberg, convertida en símbolo de esa presión juvenil, denunció ayer junto al secretario general de la ONU la inacción ante el cambio climático

A ello hay que sumar que el panel de expertos de crisis climática o IPCC de Naciones Unidas presentará el día 25 de setiembre un nuevo documento clave sobre impactos climáticos en los océanos y la criosfera, y cuyos resultados parece que serán sombríos e impactantes, según las filtraciones que han llegado a la prensa.

En este contexto, la Cumbre del Clima reunirá a gobiernos de 60 países, además de representantes del sector privado, la sociedad civil, autoridades locales y diferentes organizaciones internacionales.

La ONU no plantea este encuentro como un espacio de negociación entre los estados que acudirán, sino como uno centrado en identificar acciones concretas por parte de los gobiernos, y solo aquellos países que presenten compromisos para aumentar su ambición climática podrán intervenir en la cumbre de Nueva York.

De ninguna de las maneras lo harán, por tanto, los gobiernos de EEUU, Brasil y Australia, pues sus respectivos gobiernos no prevén acudir a la cumbre.